FUEGO.

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-CUATRO-

 El día había comenzado relativamente bien. Despertar de nuevo con Harry a mi lado fue... Supongo que me acostumbré a despertar sola. 

Durante la mañana no nos hablamos, y él apenas y me miró. No me importó, simplemente lo ignoré. 

Ha estado extraño desde las ultimas cuatro horas. Lo atrapo mirándome cada tanto tiempo y cuando lo miro yo él se voltea, como si ni recordara que estoy aquí. 

Estamos sentados justo donde ayer dejó salir al hombre humano que lleva dentro. El silencio es sepulcral, pero no es incomodo, al menos no en mi opinión. Solo me siento aburrida. 

Un timbre me desconcierta, perturbando el silencio que hasta ahora había en el lugar. Harry frunce el ceño y luce confundido. Está claro que no espera una llamada. 

Con habilidad y rapidez se estira para alcanzar el teléfono de la mesita redonda situada justo a su lado. Sin ver quién es, contesta.

 — ¿Sí?— habla de modo seco. Sus cejas se fruncen aun más y puedo ver la vena que se hincha en su frente. Su mandíbula se aprieta con tanta fuerza haciendo notar cada musculo de su rostro, su respiración se intensifica y aprieta los puños tensando sus músculos. — ¿Cómo conseguiste mi número?— pregunta pausadamente, con los dientes apretados. 

Me pregunto que está pasando. 

— ¿¡Estás amenazándome!? — pregunta bruscamente y se levanta de un salto. — Escúchame cabrón, me importa una mierda quien seas, voy a hacerte desear no haber nacido si te acercas ¿Oíste? Voy a matar a tu familia, después a tus amigos, a toda tu gente, y al final, después de que veas morir a todos aquellos que te rodean, vas a desear que ponga una bala en tu cabeza, ¿pero sabes que? No será así de fácil, porque voy a torturarte, voy a cortar cada parte de tu cuerpo, con mucha lentitud, te mantendré despierto hasta que la ultima gota de sangre sea drenada de tu cuerpo. 

Sus palabras me dejaron helada. Lo he escuchado amenazar antes, pero ahora lo hace extremadamente diferente, su voz suena tan profunda, sus dientes se aprietan e incluso me hace imaginar el dolor de la tortura a la cual hace referencia en su descripción de lo que hará.

Está claro que éste Harry, es mucho más peligroso, más maduro, y más audaz. Debo callar y observar antes de hacer cualquier cosa. Debo acostumbrarme a su cambio, usarlo a mi favor. 

Jugar con fuego no quema, no cuando aprendes a dominarle. 

Una risa burlona y sarcástica lo abandona antes de hablar con voz profunda y ronca.

— Inténtalo. 

Suena a una prueba. Está provocando, retando a la persona del otro lado de la bocina, sea quien sea. Dedica una mirada a mi persona, siento como perfora mi cuerpo con una acción tan simple como mirarme. A pesar de sentir como mi cuerpo arde bajo su penetrante mirada, no aparto mis ojos de los suyos. Encajo mis uñas en el cuero del sillón en el que me encuentro. 

No voy a apartar la mirada, no voy... La apartó, él apartó la mirada antes que yo. Lo hizo. 

Con una maldición, deja caer el teléfono sobre el pequeño sofá sobre el cual estaba sentado hace un momento. Se rasca la cabeza y alborota su cabello mientras gruñe palabras entre dientes. Vuelve a observarme y suspira. Relame sus labios y golpea su pie rítmicamente contra el suelo. Está nervioso. 

— Esto... Debo irme.— dice lentamente. 

Asiento sin entender realmente que le preocupa tanto. 

— Puedes ver lo que resta de la mansión. No lo sé. Hay unas cuantas personas nuevas, a los demás... Ya los conoces. Yo tardaré un poco.— dice de forma apresurada y se da vuelta, marchándose del lugar.  

The Devil has an Angel / H.S. (TDIB2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora