-treinta y tres-
Llanto. Sollozos y palabras casi audibles. Mi madre hablaba con Liam, quién se iba a encargar de buscar a Robbie.
Richard estaba sentado en un sofá, cabizbajo, tenía una taza de café humeante entre sus manos y la vista perdida, como si no estuviese presente.
Quiero saber qué pasó con ellos, en donde estaban y si les hicieron daño.
— Se lo llevaron— contaba mi madre. —, nos vendaron los ojos y lo alejaron de nosotros— su voz se quebró al final. —, no nos dimos cuenta en ese momento. Después nos movieron, nos hicieron caminar y nos quitaron las vendas de los ojos... Él ya no estaba.
Mordí mi labio con fuerza, reteniendo las lágrimas. La sensación de ir y abrazarla me invadió, pero me mantuve al margen. No quería entorpecer sus recuerdos.
Liam le había preguntado qué estaban haciendo cuando los secuestraron, y si habían visto quién era o cómo eran. Richard fue el primero en decir que todos eran hombres, que eran altos y de hombros anchos. Que llevaban capucha y guantes, y que uno de ellos dijo algo en un idioma que no pudo identificar. Mamá añadió que uno de ellos accidentalmente dejó a la vista un tatuaje en el brazo, que era una botella etiquetada con una "X" y debajo tenía una cinta con unos números romanos, quizá alguna fecha importante. Por más que trataba, decía que no podía recordar los números con exactitud.
Los labios me temblaban, y mi cabeza daba vueltas, el dolor en el cuello regresó y Niall me mandó a descansar. A pesar de que me negué rotundamente, usando como excusa a mis padres, terminó por vencerme y subí a la habitación. Le pedí que no le dijera a mi madre de lo que estábamos pasando, ni de mi salud física. Dijo que tendríamos que esconderlos en otro sitio, un lugar seguro. Como yo no tengo la menor idea de donde es un lugar seguro, dijo que debíamos esperar a que Harry dijera en dónde. De todas formas, para mí, ya ningún lugar es seguro.
Me permití dormir unas cuantas horas, el dolor estaba acabando conmigo, y no había modo de hacer que dejase de doler. Cuando desperté Niall vino a mi habitación. Dijo que Harry había despertado, que le había contado todo lo que había pasado y él le pidió que lo mantuviera al tanto. También dijo que quería verme, así que me levanté de la cama para ir con Harry. Con un collarín de nuevo en mi cuello, el cuál Niall dijo que si me veía sin él, iba a pegármelo con algún pegamento potente para que dejara de quitármelo.
— ¿Estás bien? — digo en cuanto entro a la habitación.
— Se supone que yo deba hacerte esa pregunta. — dice con una sonrisa triste. Hago una mueca y me encojo de hombros. No estoy bien. — Ven aquí, Niall me dijo todo.
Me pregunto si le dijo también que quiero hablar con TRES.
Me acerco a la cama y me siento a su lado, soltando un pesado suspiro de cansancio. Niall no me ha dicho donde tienen a mis padres, tampoco si ha habido avances de la búsqueda de Robbie. Espero que mis plegarias sean escuchadas, y él se encuentre realmente bien. Sé que he hecho el mal, pero Robbie no merece pagar por mis obras malas.
— Tiene a mi hermano. Va a hacer lo mismo que le hicimos a él, va a quitarme a mi hermano...— sollocé.
— Lo encontraremos antes de que algo le pase. — me anima.
Sujeta mi mano entre la suya y la aprieta. Cierro los ojos y una lágrima cae, yendo directamente a mi mano.
— ¿Y si ya lo mató? — niego mientras hablo. Quiero no creer, quiero ser positiva, quiero pensar que Robbie está bien.
— No es tan idiota, él quiere que pagues, estoy seguro que ni siquiera lo ha tocado.
Sé que debo decirle. Tengo que hablar con TRES. Se pondrá como loco, necesitaría a Niall, con una jeringa y anestesia en esta, solo por si Harry enloquece, lo cuál es su costumbre.
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The Devil has an Angel / H.S. (TDIB2)
Hayran KurguTodo ángel necesita un demonio que le invite un café... -Anónimo. -Yo mato por ti. - dice él. - Yo me mataría por ti. - dice ella. La vida de Jen cambió cuando en aquel callejón conoció al demonio. Cuyo demonio devoró su bondad, convirtién...