Todo ángel necesita un demonio que le invite un café... -Anónimo.
-Yo mato por ti. - dice él.
- Yo me mataría por ti. - dice ella.
La vida de Jen cambió cuando en aquel callejón conoció al demonio. Cuyo demonio devoró su bondad, convirtién...
Su sonrisa se amplia mientras ve mi rostro de duda.
— ¿Qué es este lugar?— pregunto sin poder evitarlo.
Mi vista está puesta en el paisaje fuera del auto. Los arboles verdes hacen del camino algo majestuoso. Puedo ver a lo lejos, la calle se parte en "Y", por un lado, grandes paredes de concreto se logran ver, por el otro lado, la calle continua.
El auto se acerca lentamente a las paredes de concreto que para mi son un misterio.
— Eres tan impaciente.— dice simplemente, con una sonrisa.
Las paredes de concreto están sucias, y agrietadas, pareciera que se caerán en cualquier momento. Algo de verde las cubre hasta la mitad. El auto se detiene a un costado y Harry me mira para que bajemos. Me deshago del cinturón de seguridad y abro la puerta del auto. Harry me espera de pie cerca del las paredes, su pecho se infla y se que le gusta el aroma de este lugar, quizá le recuerde algo.
Camino hasta él y me brinda una sonrisa confiada. Me atrae a él y pasa su brazo por mis hombros. Caminamos con pasos tranquilos y lentos, hace algo de viento, el clima es bastante agradable. Rodeamos el lugar, que es más pequeño de lo que creí.
— ¿Ya vas a decirme qué es este lugar?— pregunto con una sonrisa. Ríe un poco haciendo su cabeza hacia atrás.
— Bien, solo porque insistes mucho. Es una vieja bodega que nadie usa. — explica.
— Y si nadie la usa ¿Qué hacemos aquí?— frunzo el ceño.
No me responde, simplemente se pone de cuclillas y abre un candado, lo quita y levanta con él la puerta de aluminio que mantiene el lugar cerrado. (No sé cómo se llama este tipo de puerta, lo siento. Les dejo una imagen)
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Sacude sus manos y me invita a entrar con él. Está oscuro y huele a tierra, retengo las ganas de querer estornudar.
Enciende el interruptor y las luces parpadean un poco antes de mantenernos el lugar alumbrado. Hay algunas cosas apiladas, cubiertas con mantas, cajas con polvo y puedo ver tres siluetas de motos cubiertas con mantas blancas.
— Hace tanto que no las uso.— dice pero me parece mas a un pensamiento que se le escapó.
— No sabía que andabas en moto.— confieso.
Puedo verlo sonreírme y camina directo a las motos descubriendo dos. Ambas son negras con algunos detalles plateados que me reflejan la luz del foco. El polvo cubre el ambiente y esta vez no puedo evitar estornudar. Escucho a Harry reírse seguido de un "lo siento".
Me acerco a donde está y rápidamente envuelve sus brazos en mi cintura pegándome a él.
— Me sentí culpable de lo que pasó, quiero recompensartelo, que tu mente se mantenga en otra cosa que no sean los problemas. — acaricia gentilmente su nariz con la mía. — Y apuesto a que será divertido verte andar en moto. — sonríe y alza una ceja.
