NO ME CONTROLAS.

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-Diecisiete

(( Inicio del Maratón)) 

Nuestras piernas enredadas entre las sábanas. Nuestros cuerpos cubiertos por una capa de sudor. El placer recorriendonos, llenando cada poro. Es ésta la manera en la cual solucionamos nuestros problemas. Encamandonos. 

Con mi liberación muy cerca, rasguño su espalda, desesperada por obtener lo que tanto deseo. Sus manos se hacen puños, arrugando la sábana a un lado de mi cuerpo, su cuerpo vibra cuando un gruñido se le escapa y mi cuerpo se arquea hacia él en respuesta, siento un calor invadirme, sofocándome. Entre abro mis labios ante la ola de calor, mi corazón acelera su ritmo dentro de mi pecho y gimo el nombre de Harry. 

Su rostro se esconde en mi cuello y siento su respiración acelerada golpeando contra mi piel. Maldice mientras aumenta la velocidad. Ya no puedo más. 

Retengo un jadeo cuando Harry llega antes que yo, besa mi cuello y se aleja un poco. Entonces se detiene. 

Desconcertada y con la respiración jadeante, le miro. Parece recuperarse, y luego simplemente se aleja lo suficiente de mi. 

¿Qué carajos pretende?

Se levanta buscando su ropa. ¿Esto es en serio? Indignada, y aún un poco agitada, me enderezo, tomando las sábanas para cubrirme el cuerpo. Está de espaldas a mi. Estoy incrédula, ¿Qué demonios fue eso? 

— ¿Qué se supone que estás haciendo?— pregunto, mi tono es bastante serio y lo agradezco.

— ¿Qué parece que hago?— responde con otra pregunta. 

Eso me frustra lo suficiente. 

— Irte ¿A dónde mierda vas?— me pongo de rodillas en la cama, obteniendo una mejor visión de él.  

— No te importa.— dice, y se levanta cuando ya se ha puesto el pantalón.

Algo arde en mi pecho, siento la ira subiendo por mi cuerpo. 

— ¿Acabas...? ¿¡Acabas de usarme!?— elevo un poco la voz. 

La indignación está impresa en mi forma de hablar. Casi se me quiebra la voz. Casi. 

— ¿Qué importa? — responde, restandole importancia al echo de que me hizo sentir como cualquier puta que se consigue en las calles. 

Abotona su camisa, sin mirarme. Una ola de pesadez me invade.

— ¿Crees que es correcto?— le grito. 

Esto no es posible, me siento tan usada, tan ofendida. No puedo explicar las ganas de rabiar que siento.

Me levanto de la cama rápidamente, llevándome la sábana conmigo. 

Se gira quedando frente a mi, dándome una expresión molesta.

— ¡Me importa una mierda! — exclama 

— ¿Tienes idea de cómo me siento? ¡Claro que no! ¡Me utilizaste! — lo enfrento.

— ¿¡Acaso no lo disfrutaste!? ¡No te vi quejándote mientras ponías los ojos en blanco! 

— ¿¡Acaso no lo disfrutaste!? ¡No te vi quejándote mientras ponías los ojos en blanco! 

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The Devil has an Angel / H.S. (TDIB2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora