Un nuevo día comenzaba en Paris, la ciudad del amor, donde dos jovenes adolescentes soñaban con las personas que tocaron su corazón y quedaron marcadas en lo más profundo de sus almas.
Marinette era una de las personas que suspiraba por aquella a la que considera el amor de su vida, su media naranja, su verdadero amor.
Era sábado y nuestra enamorada aprovechó para quedarse más tiempo en la cama, sin embargo, no duró mucho ya que se acordó de que hoy tenía que ayudar a su padre en la panadería porque su madre tenía que llevar una tarta a uno de sus clientes más habituales.
Se levantó de la cama como un rayo, se vistió, se peinó, bajó las escaleras a toda velocidad hasta dirigirse a la cocina y ponerse un delantal. Saludó a su padre y se puso a trabajar. Hizo la masa de galletas de jengibre que solían hacer en navidad y una masa para los cupcakes, mientras su padre se encargaba de atender a los clientes y preparaba la buttercream para los cupcakes que estaba haciendo Marinette.
Cuando puso las masa en el horno, se dedicó a limpiar la cocina y al poco tiempo su padre la llamó.
- ¿Qué pasa papá? - preguntó la joven de pelo azul marino cogido en dos coletas bajas.
- Tengo que comprar unos ingredientes para preparar los macarons para mañana. ¿Podrías encargarte de la tienda por un rato? - explicó su padre, un hombre corpulento y buenazo como un osito de peluche gigante. Tenía el pelo castaño y un bigote del mismo color.
- Claro papá, no hay problema. - asintió alegremente.
- No tardaré mucho. ¿Seguro que estarás bien?
- Sí tranquilo. No te preocupes. Podré.
Abrazó a su padre y se despidió con un gesto en la mano.
Marinette atendió a tres clientes diferentes a la perfección y aprovechó para sacar la masa de galletas y cupcakes que ahora eran deliciosos postres preparados para reposar a temperatura ambiente. Cuando volvió a la encimera para atender a los clientes se encontró con la persona que menos esperaba encontrarse en la tienda.
Era Adrian, el chico que tanto apreciaba y amaba. Se quedó hipnotizada ante ese voluminoso y sedoso pelo dorado como el sol y su mente quedó en las nubes cuando sus ojos azules se encontraron con los suyos color verde puro.
- Marinette. Marinette.
Marinette volvió a la realidad cuando Adrian movió un poco la mano delante de su mirada.
- Ah... ah... oh, hola Adrian. ¿Qué tal estas? ¿Que haces aquí? ¿Te apetece algo? Quiero decir... bie... bienvenido.
Marinette se sonrojó por lo nerviosa que se puso y el ridiculo que había hecho delante de Adrian, pero éste sólo sonrió divertido ante la impresión de la compañera de su clase.
- ¿Cómo estas Marinette? - preguntó amablemente Adrian.
- Ah... estoy... estoy muy bien, genial, estupendo, digo... gracias... ay perdona.
Esta vez se tapó la cara con ambas manos de la vergüenza que estaba pasando pero Adrian rompió el hielo.
- ¿Mucho calor entre los fogones verdad? - sonrió cómo solía hacerlo.
Marinette se destapó la cara y le sonrió agradecida y asintió.
Adrian pidió una baguet y Marinette sacó la más blanca que encontró. Sabía que a Adrian le gustaba la baguet de esa forma. Adrian le dió el dinero justo por la barra y se despidieron con una sonrisa.
- Nos veremos en clase. - se despidió el chico.
- Hasta el lunes. - se despidió con un gesto en la mano y una sonrisa risueña y fantaseosa.
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Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor Diferente
FanfictionDescubrí esta serie aquí en Wattpad pero no quería leer ninguna historia porque quería que lo estrenaran en mi idioma y cuando lo anunciaron me alegre un montón, y eso que ni sabía que me iba a gustar tanto. Por cada capitulo que pasa más me enamora...