Capitulo 38

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Un susurro. No. Apenas fue un susurro. Y aun así las palabras que utilizó rompieron el corazón de Ladybug pero ésta fue incapaz de derramar una sola lágrima. Se encontraba en estado de shock. Su mente estaba en blanco y sus ojos abiertos por la impresión.

  - Adrian... - gateó lentamente hacia él. - Soy yo...

El chico la miró pero en él no hubo confianza ni recuerdos de ella. ¿Que le pasaba? Se preguntaba Marinette una y otra vez.

  - ¡Adrian, por favor!

  - ¡Vete! ¡No es real! ¡No eres real!

¿A que se refería con que no era real? ¿Será que Volpina le hizo algo?

Sin embargo, no era nada de eso. Recordó el día en el que estuvo a punto de caer en la trampa de Volpina en la Torre Eifell. Marinette fue duramente atacada por los rayos de Volpina y ésta, apenas con fuerzas, alargó su mano hacia él antes de que desapareciera. Tal vez Adrian creyera que estaba muerta ya que no fue a buscarle nada más despertar. Pero... ¿Que habría tenido que hacer? Por mucho que la molestase no podía ir a salvarlo con esas heridas.

Ahora la situación era peor; Adrian cree que ella no es real y sus antiguas y otras recientes heridas la dejaban indefensa además de toda la energía que tuvo que realizar con la transformación.

La transformación... ¡Eso es! Si se volvía a transformarse en Marinette tal vez le reconoceria. Claro, siendo Ladybug no la reconoció así que con una evolución de la misma, mucho menos.

  - Soy yo Adrian... - su voz temblaba pero hizo su mayor esfuerzo por hablar. Su transformación se desvaneció. - ¿Lo ves?

Pero Adrian seguía mirándola con odio. Marinette estaba desesperada. Su labio temblaba y tenía unas ganas tremendas de llorar como nunca antes lo habría hecho, pero tenía que aguantar... de alguna forma.

  - No eres real... - contestó el chico con menos fuerza. - No eres ella.

  - Sí que lo soy... - decía intentando que no le temblara más la voz.

  - No... Marinette esta muerta.

Fue entonces cuando los primeros sollozos se escucharon en el cuarto pero no por Marinette, sino por Adrian.

La chica, a punto de venirse abajo, recordó algo que sólo ellos saben. No tenía fuerzas ni para apoyar sus brazos en el suelo, pero ella, con una pequeña luz de esperanza, se arrastró poco a poco hasta Adrian. El rubio cuando la vio se exaltó pero no se movió de su sitio ni cambió su rostro. La azabache hizo un último intento para apoyar su cabeza en el regazo de su amado, y cogerle la mano. El suave y delicado tacto llenó de calidez a ambos haciendo que sus rostros enrojecieran.

  - ¿Que... que haces?

La chica no contestó. Solo llevó la palma de Adrian hacia su pecho y lo dejo ahí unos segundos. A cada segundo que pasaba el rostro del chico cambiaba. Finalmente, asombrado e incredulo, Adrian miró atentamente a Marinette. Era el momento. El momento de hacerle esa pregunta.

  - Lo notas. ¿Verdad? Lo sientes.

Los ojos de Adrian se llenaron de lágrimas y los labios de Marinette formaron una gran sonrisa.

  - Marinette... mi Marinette... - alargó su mano libre y acarició la mejilla de Marinette.

  - Adrian... - pero la chica ya no pudo decir más porque sus fuerzas llegaron al límite.

  - ¿Mari? ¿Que te pasa Marinette? - Adrian subió ligeramente su rostro.

  - Tranquilo... chico... - el kwami negro el cuál estaba tirado en el suelo completaente exahusto. - Solo está cansada.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2017 ⏰

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Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora