Capitulo 8

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Catnoir llevaba a una Ladybug que dormía plácidamente en sus brazos a un lugar seguro donde nadie la pudiera ver tranformarse.

Llegó a la estación donde fue a los servicios... de chicas. Aunque Cat pensó que no era una desgracia tampoco, pero apareció una chica que iba a salir del baño y su primera reacción fue darle un tortazo a Catnoir en la cara, ahí el chico se dio cuenta de que era más una desgracia que una fortuna.

Sin embargo no pensó en los defectos ahora. En este momento Catnoir tenía la prioridad de cuidar a su lady.

Entró en uno de los baños y acostó a Ladybug en el suelo.

Estaba a punto de transformarse pero no quería irse sin despedirse de ella aunque no la oyera.

Cerró la puerta del baño y puso el pestillo. A Ladybug le faltaban dos puntos para transformarse. Aún tenía tiempo.

- Ladybug. - hizo una pausa y suspiró. - Me gustaría que me oyeras decir esto pero... eso no va a ser posible. - la miró y sonrió. - Me gustaría... estar a tu lado y... amarte como me gustaría hacerlo. - faltaba un punto para que se transformara.
Tenía que decirselo. Era ahora o nunca.

- Pero no me rendiré, Ladybug. Esperaré el momento en el que estés lista. Pero... hasta entonces...

Catnoir se acercó al rostro de Ladybug y le plantó un dulce beso lentamente en su mejilla.

Se separó de ella y se despidió con una sonrisa.

Los pendientes de Ladybug sonaron por última vez y se transformó en Marinette. Tikki salió de ellos y se acercó a Marinette para despertarla.

- Marinette. Marinette, despierta. - le dio unos toquezitos en el moflete y consiguió despertarla.

Marinette abrió los ojos lentamente y observó el lugar, sin embargo, no lo reconoció.

- ¿Do... donde estamos, Tikki? - preguntó Marinette algo somnolienta.

- Al parecer Catnoir nos trajo aquí para que nadie viera tu transformación. - le explicó Tikki.

- Y él tampoco. Parece ser que... ha cumplido su promesa. - Tikki no supo diferenciar si lo decía de forma triste o de forma alegre. - En fin, Tikki, volvamos a casa. - concluyó Marinette.

La adolescente estaba bastante ida, no sólo por lo de la flor, sino por lo que pasó anoche con Catnoir y lo que pasó con Adrian. No tenía claro lo que sentía por ellos. Y nadie podía ayudarla con eso. Bueno, nadie excepto Catnoir tal vez. O quizas incluso con Alya. Lo que sí tenía claro es que no tenía nada claro.

Volvió a su casa y empezó a hacer los deberes que Alya le dijo que tenían. Y no tenía que olvidarse del examen de literatura del viernes. Lo malo ex que no se le daba muy bien. Pensó en pedirle ayuda a Alya pero tampoco era muy buena, aun así saca buenas notas igual que ella. Pero el tema que les habían mandado era muy difícil y tendría que dejarse medio cerebro si quería sacar una buena nota.

- Buenas noches, princesita. - saludo sonrientemente Catnoir.

¿Ya era de noche? Increible. Se habría pasando toda la noche estudiando si no le avisaran.

- ¿Qué haces aquí? Podrían verte.

- Lo sé pero sólo quería darte las gracias por lo de ayer.

- ¿Ya estás mejor? - dijo Marinette contenta.

- Sí, todo gracias a tí mi lady. - parecía decirlo en serio. Realmente estaba agradecido.

- Como... me alegro... - Marimette no pudo evitar ponerse a llorar por lo ocurrido. Estuvo a punto de perder a su compañero, a su amigo, por algo que hizo ella. Por algo que no quería hacer por propia voluntad.

- ¡O... oye, oye...! ¿Por qué lloras? ¿He... dicho... algo malo? - dijo Catnoir preocupado por hacer llorar a Marinette.

- N... no... es que... es... es que... - le dolía tanto recordar aquello. - Es qué... te encontrabas mal... por... por lo que hice... y... y... escuché... qué te pasó... y... yo... sino me hubiera dejado... sino me hubiera afectado... tanto... no... no habrias...

- Espera. Cálmate.

- ¡¿Cómo quieres que me calme si por poco mueres por mi culpa!? ¡Soy una tonta! ¿Por qué me tuvo que afectar tanto lo de Adrian? ¡¿Por qué!? - gritó Marinette entre sollozos.

Catnoir entró en su habitación y sin importarle que le descubrieran allí, atrajó a Marinette a su cuerpo y la arropó entre sus brazos.

Catnoir podía sentir en su hombro las lágrimas de la peliazul provocando que se le encogiera el corazón. Sentía una enorme tristeza por ella.

Sus manos apretaron ligeramente la espalda de Marinette y ella finamente correspondió al abrazo con fuerza. Sus fuertes musculos la hacían sentir segura.

Las lágrimas de la adolescente seguían cayendo pero el héroe enmascarado tuvo que poner fin a ese cálido abrazo para poder mirarla a los ojos.

- Marinette. - le miró seriamente y su voz sonaba grave. - No quiero que vuelvas a llamarte débil. - dijo lentamente sin apartar la mirada en sus ojos. - Siempre has aguantado los golpes más duros, siempre has sonreido ante las penas y siempre has luchado contra las injusticias que se encontraban en tu camino y en las de otros, pero eres una persona, eres humana y es de lo más normal que llores y sufras, que caigas y te levantes de nuevo. - el chico sonrió. - Y creéme, si lo de ese Adrian te ha hecho tanto daño es por qué le amas y eso también es humano. No dejes que eso te cambie, Marinette. Si realmente le quieres, habla con él.

Marinette se quedó muda ante las palabras del gato negro. Estaba segura de que él la quería o que podría llegar a quererla algún día, pero él, realmente estaba dispuesto a sacrificar su corazón con tal de hacer feliz a esa persona a la que apreciaba.

En algo tenía razón; Ella siempre estuvo enamorada de Adrian. Incluso después de lo que pasó con Chloe y Sabrina.

- Pero... Cat...

Catnoir sonrió.

- No te preocupes, Marinette. - le secó una lágrima de su ojo con el pulgar muy suavemente. - Pase lo que pase, siempre querré ver esa sonrisa.

Y así, finalmente, Marinette sonrió de oreja a oreja haciendo que apenas se notara que había llorado.

Catnoir se despidió con su típica sonrisa pícara y sus hipnotizantes ojos de gato e igualmente, Marinette se despidió con esa sonrisa que solo ella podía poner.

Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora