Capitulo 29

423 32 15
                                    

Hace rato que Catnoir dejó a Marinette en un lugar seguro.

Comprobó que la chica estuviera bien y por supuesto la dejó en una calle donde pudiera atajar para llegar a su casa mientras él ayudaba a Angelica que seguía medio adormilada por la canción de Volpina.

Marinette se fue a casa andando con el pequeño Chatnoir consigo. Catnoir insistió en llevarse a la gatita azulada con él para llevarsela a alguien que la cuidara bien. Por supuesto se lo iba a quedar él ya que se había encariñado mucho con la pequeña gatita pero eso Marinette no lo sabía.

- Marinette. ¿Estás mejor? - le preguntó Tikki.

- Sí, me siento muy bien a pesar de quedarme casi congelada bajo la nieve. - rió lijeramente.

- ¿Sigues preocupada por lo de Catnoir y Adrian? - le preguntó curiosa.

Marinette sonrió. ¿Sonrió?

- Ya no. - dijo con simpleza sin borrar su sonrisa.

- ¿Que? ¿Y eso por qué? Dime. - le preguntó sin comprender.

Marinette le iba a contesrar pero entonces su móvil sonó y comprobó que Alya le estaba llamando.

- Un momento Tikki. - se disculpó y descolgó el teléfono. - Hola Alya.

- Hola Marinette. Ya veo que nos has podido volver a la fiesta.

- Pues no, al final no me dio tiempo.

- ¡Oye! ¿Que tal el gato? - preguntó su amiga emocionada.

- No te lo vas a creer. Veras...

Pero Marinette no pudo empezar la historia, porque ahí, delante suyo, se encontraba Adrian, su primer amor.

- Esto... Alya te lo cuento luego. Adiós.

Sin esperar una respuesta de su mejor amiga, Marinette colgó el móvil e intentó meterlo en el bolso de nuevo pero éste se le cayó al suelo.

Marinette se agachó a cogerlo pero entonces Adrian también bajó a ayudarla y sus manos se juntaron sintiendo el cálido y suave tacto de ambos. Automaticamente, sus ojos volvieron a encontrarse esta vez con más calma al no haber gente alrededor. Se quedaron paralizados mirándose el uno al otro. A Marinette le dolía la pierna y la espalda por el ataque anterior de Volpina y Cazadora pero no le importó. Sólo podía mirar esos ojos que la derretían por dentro y la hacía sentir mariquitas en el cuerpo. Hipnotizada en su mirada, no podía sentir dolor.

Se quedaron asi un rato hasta que Adrian le sonrió.

- Perdón Marinette. - le dijo algo sonrojado.

- No lo sientas, soy yo quien lo siente por cogerte la mano. ¡Digo el mavil, la mamo, digo el mamóvil, es decir el móvil, mi móvil, sí! Yo... lo... lo siento... - dijo super nerviosa.

- No. Tranquila Marinette, no lo sientas. - se sonrojó más al susurrar las siguientes palabras. - Me ha... gustado.

- ¡¿Que?! - no llegó a oirle pero se pasó con la impresión. - Ay, perdón lo dije muy alto. - se disculpó.

- Tranquila, no me molestó. - se rió un poco.

Marinette guardó su móvil y su primera intención era lecantarse del suelo cubierto de nieve pero el dolor de su pierna se volvió intensó y volvió a incar la rodilla reprimiendo una mueca de dolor.

- Marinette. ¿Te encuentras bien? ¿Te pasa algo? - le preguntó sin poder evitar preocuparse por el bienestar de su amiga aunque supiera que le ocurría. Le daba rabia tener que fingir. Y el sentimiento era mutuo. Él lo sabía.

Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora