Capitulo 24

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Catnoir empezaba a pasar frio asi que comenzó a correr por los tejados hasta que escuchó algo que lo inquietó y por una vez no eran los gritos de las personas que huían por un demonizado.

Se detuvo en uno de los tejados y movió sus orejas en varias direcciones para poder escuchar ese sonido.

Una vez que lo detectó bajó a la calle llena de nieve y entró en un callejón. Volvió a escuchar ese sonido y pudo descifrarlo. Era un maullido. Vio una caja mojada en el suelo y se agachó para ver que había dentro de ella.

Era una gatita de color gris azulado y ojos azules. Azul cielo como... rió por lo bajo al recordar a Marinette. No podía evitar acordarse de ella.

Sonrió y acercó lentamente su mano.

- ¿Qué haces aquí bonita? ¿Te encuentras mal?

La gatita maulló de forma alegre y cariñosa aunque se viera a la legua que no se encontraba bien. Parecía estar enferma. Chat la calmó hablándole con voz suave y tierna y con unas caricias delicadas.

Volvió a oir otro maullido y pensó que era esa gatita pero enseguida comprobó que no era ella sino otro gato. Y aparecieron más.

Los gatos que rodearon a Chatnoir y a la gatita tenían un aspecto desaliñado y sucio. Éstos con intenciones de atacar mostraron sus dientes como signo de amenaza.

- Por favor gatitos. ¿A quien pretendeis asustar? Soy más fuerte que vosotros.

Ante esas imprudentes palabras de Catnoir los gatos que antes estaban mugrientos por la crueldad urbana ahora aumentaron de tamaño y su aspecto se volvió bello y poderoso.

Catnoir se quedó varios segundos enmudecido hasta que pudo articular unas pocas palabras.

- Ahí va. - dijo con los ojos bien abiertos.

- Miau. - maulló la pequeña gatita dándole la razón al enmascarado.

Uno de los imponentes gatos avanzó de un salto hacia la pequeña gatita pero Cat consiguió cogerla y esquivar el ataque del gran felino.

- Esto no puede ser normal. Deben estar demonizados. Pero... ¿Cómo es posible? Si ni siquiera he visto ni un Akuma pasar hacia ellos.

La confusión de Catnoir hizo que el ataque de otro de los gatos le pillara por sorpresa y sin embargo consiguió esquivarlo.

La gatita maullaba asustada temerosa de ser atacada por esos grandes felinos. Maulló débilmente pero con suficiente fuerza para poder espantar al enemigo aun siendo en vano. La determinación de la pequeña criaturita que tenía en brazos hizo que Catnoir mirara a los animales con el ceño fruncido.

- ¿Sabeis mininos? No me gusta la gente que se aprovecha de los débiles o de los que no pueden defenderse por sí sólos. Voy a acabar con esto aqui y ahora. ¡Cataclims!

Acercó su mano destructora hacia la pared que tenía por detras y está se destruyó convirtiendose en escombros de ladrillos y piedras. El desastre consiguió encerrar a los gatos salvajes.

- Bueno pequeña, es hora de irnos. - la gatita miró a Catnoir con los ojos perfectamente redondeados como dos canicas azules. - Has sido muy valiente.

La gatita maulló empezando a lamer los dedos de Catnoir. Éste se sorprendió.

- No sera qué... - acabó pensando en esa posibilidad. - ¿Intentabas protegerme?

La gatita volvió a muallar debilmente pero con alegria hacoéndole comprender a Catnoir que no se equivocaba. Con lo pequeña que era... tan sólo con unos meses de vida y... con una vida llena de soledad... y tener un corazoncito tan bondadoso y gentil...

Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora