Capitulo 11

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Un nuevo día comenzaba en Paris y Marinette y Alya quedaron para desayunar en un Café cerca de su instituto.

Marinette pidió un café con leche y azúcar con un croisant y Alya un capuchino (perdón si lo he escrito mal) con caramelo y un bollito de leche.

- ¿Entonces, Adrian y tú habeis hecho las paces? - le preguntó Alya con tacto.

- Sí e incluso me confesó un secreto muy íntimo. - decía Marinette dando vueltas a su café con la cuchara.

- ¿En serio? ¿Cúal es? - preguntó entusiasmada.

- Es un secreto, Alya. - dijo Marinette sonando algo brusca.

- Tranquila Marinette, sabes de sobra que estoy de broma. - le respondió Alya comprensivamente.

- Lo sé Alya, lo siento, es que últimamente estoy... mosqueada con un tema. - confesó tristemente.

- ¿Qué te pasa? - preguntó Alya curiosa por el extraño comportamiento de su amiga.

- La verdad es que ni yo misma lo sé. - negó con la cabeza. - Es como... si estuvieras en dos mundos diferentes y sintieras cosas diferentes por...

- ¿Personas diferentes? - le sonrió.

- Pues... si pero... no sé, es más complicado que eso.

- Ya veo.

En realidad Marinette se sentía realmente confundida y pérdida por el hecho de sentir algo por Adrian y a la vez por Catnoir.

Ambos la han cuidado y apoyado en sus momentos de debilidad aunque discretamente. Desde que sucedió aquello con Adrian, Marinette procura más que nunca no expresar ni pensar en sus penas o sufrir por pequeños roces. No podía dejar que nada de aquello volviera a pasar. Ella era así. Fuerte por los demás y para ella misma, pero ahora lo forzaba a tal punto que ni siquiera se sentía humana. Era como si el dolor, las penas y el sufrimiento no existieran para ella, pero en realidad la reconcomía por dentro y temía explotar como si fuera una bomba nuclear.

- Oye Alya. ¿No crees que comemos mucho dulce últimamente? - preguntó Marinette mirando su croisant.

- Es posible, pero sé que tus sentidos te piden azúcar a toneladas para no decaer. Se te pasará. Yo estuve a punto de pedirme una tortilla francesa pero me dije "que demonios" y aquí estoy.

Miró a Marinette y le sonrió con sinceridad.

- No te preocupes Marinette. Todo se arreglará.

Marinette sabía que su amiga se refería a algo más que un croisant.

- Por cierto Marinette. ¿No te parece que Nino está un poco raro?

- ¿Raro? No. ¿En qué sentido?

- Es qué... desde lo que pasó con Lady Dark... está detras de mí y no sé por qué.

- Oh vamos Alya, a Nino le gustas. Está claro.

- ¿Qué yo le gusto? Ah... no... bueno...

- ¿Tú le quieres, Alya?

- Bueno... tanto como querer...

Marinette le sonrió de forma pícara.

- Me... me lo tengo que pensar. - dijo sonrojada intentando hacerse la interesante.

Marinette la miró sonriente negando con la cabeza. Ambas amigas tenían que aclarar las ideas de su cabeza.

Las clases terminaron y Marinette se fue a merendar un sandwich vegetal a su casa y se puso a estudiar como loca después de terminar de comer.

Estuvo unas dos horas y media estudiando para el examen hasta que recibió una llamada de Alya.

- Marinette hay problemas.

Que Alya la llamará así de repente y le dijera eso representaba un problema más grave de lo normal.

- ¿Qué pasa Alya? - le preguntó preocupada Marinette.

- Un chico a sido demonizado por un Akuma justo después de que recibiera la solicitud de la universidad y se enterara de que no le habían aceptado. - le explicó rapidamente su mejor amiga.

- ¿Tú estás bien Alya?

- Sí tranquila, me he escondido en el baño pero quiero estar ahí presente para cuando aparezca Ladybug.

- Voy para allá.

- De acuerdo date prisa. Adrian y los demás también están aquí.

Marinette se quedó helada al oir el nombre de Adrian. Le entró pánico y se puso en marcha a toda velocidad.

- Es hora de transformarse. ¡Tikki, puntos fuera!

Mientras, en la biblioteca del instituto, los profesores guiaban a los alumnos hacia lugares protegidos del mismo para estar a salvo del demonizado.

La profesora de la clase de Adrian se encontraba con ellos y con el director manteniendo la calma en los alumnos. La situación era crítica; el demonizado los había dejado encerrados en el instituto y su objetivo llegaba a ser la biblioteca.

- ¡Que mal rollo tio! ¡Esto es muy malo! - dijo Nino algo exaltado.

- Tranquilo Nino, enseguida llegará la caballería. - dijo Adrian. - Espero. - rió nervioso.

- ¡No podemos quedarnos aquí! - gritó Kim indignado.

- Pero si salimos acabaremos achicharrados. - exclamó Max. - Lo más sensato es que nos quedemos aquí a salvo. - dijo más severamente.

- ¿Pero su objetivo no era la biblioteca? - comentó Alix.

- O a por todo el instituto. - exclamó Nathaniel dubitativo.

- ¡NO ESTAMOS A SALVO EN NINGÚN SITIO! - gritó al final un asustado Nino.

- Por favor chicos, mantened la calma. Lo mejor que podemos hacer es esperar a que la policia venga a evacuar la zona. - dijo la profesora intentando calmar a Nino.

- Es lo mismo que pedir ayuda a Catnoir y a Ladybug. - susurró Adrian escondiendose de sus compañeros en una parte de la biblioteca.

- El demonizado esta como una cabra. Está que echa humo por las orejas. - le comentó Plaag a Adrian.

- Es que "es" un chico en llamas. - le recalcó.

- Imaginate lo encendido que estaba cuando le dieron la noticia. Mira que es pesado diciendo "que es injusto", "que no lo merece", "que siempre se ha esforzado", "que los del instituto le tienen envidia y que por eso le han denegado la entrada a la universidad..."

- Qué sí, qué sí Plaag. Vamos a trabajar. ¡Plaag, garras fuera! - Adrian se convirtió en Catnoir y se puso en marcha.

Catnoir se dirigió a donde estaba el chico de fuego pero se encontró con Chloe y Sabrina.

- ¡Ooh Catnoir estás aquí! Ya era hora.

- Hola Chloe. ¿Donde está el chico en llamas? Voy a darle una lección de matemáticas. - dijo divertido.

- ¡Está fuera, está fuera! - señaló Sabrina a toda velocidad.

- Bien. Vosotros salid cuando os avise.

- ¡Catnoir! - lo animaron Nino y Alya que estaba grabando con su móvil. - Catnoir, - le llamó Alya. Éste se dio la vuelta. - ¿Crees que Ladybug vendrá pronto? ¿Qué técnica utilizareis para derrotar y liberar al Akuma?

- Estoy seguro que está de camino y lo haremos como siempre lo hemos hecho; en equipo. Ahora atentos. Os avisaré cuando podais salir.

- ¡Ánimo Catnoir! - animaron los alumnos.

Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora