Capitulo 30

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Adrian se levantó con mucho ánimo de la cama. Hoy era sábado y ya pasaron dos días desde Navidad. El chico pasaba sus tiempos libres con Marinette aprovechando que Volpina no sabía su forma civil aunque de todas formas siempre estaba atento. Pero con Ladybug era mas difícil. Los Akumas creados por Volpina volvieron al ataque y eran más fuertes que los Akumas de Lepidoptero. Sin embargo ninguno de los heroes podían descartar que estuviera pensando en una estrategia para derrotarlos y conseguir sus prodigios. Catnoir seguía sin saber lo que Lepidoptero quiso decir la última vez que se encontraron y eso le preocupaba.

En estos momentos sentía que pasara lo que pasara a partir de ahora sería por sus decisiones.

Era cierto que ahora más que nunca, tanto su vida como la de Marinette estaban en juego. Y él tendría que tomar decisiones muy complicadas que cambiarian sus vidas para siempre.

Realmente era una situación crítica pero cuanto más pensaba en eso, más fuerza y valor le daban los recuerdos de esa Navidad, cuando Adrian cenó con la familia Dupain y reía los chistes malos del padre de Marinette, cuando la madre de Marinette le habló del negocio y como funcionaba la caja registradora, cuando él se ofreció a lavar los platos junto a la madre de Marinette, cuando los padres de Marinette aceptaron al pequeño Chatnoir para formar parte de su familia, cuando Marinette y Adrian jugaron a los videojuegos hasta las tantas y se quedaron dormidos el uno apoyado en el otro.

Todos esos recuerdos iluminaron la oscuridad de su corazón y le hacía luchar con más ferocidad contra las adversidades de sus enemigos para proteger su ciudad junto a sus habitantes.

Pero a pesar de todos los problemas, nada le iba a impedir confesar a Marinette su verdadera identidad. Hoy mismo le pediria oficialmente ser su novia y decirle que la amaba pero no como Adrian, sino como Catnoir.

Se transformó después de darle el queso diario de Plagg y se dirigió corriendo y saltando hacia la casa de Marinette como si fuera el viento. Paró en una floristería cercana y la dependienta que conocía al heroe, le dio una rosa roja. El chico la aceptó encantado y se lo agradeció.

Siguió el camino hacia la casa de Marinette y una vez que llegó a un techo de distancia, escuchó las sirenas de los coches policia y gente gritando a lo lejos. Al poco rato vio como su lady salía con su identidad secreta hacia la Torre Eifell que era de donde venía el peligro.

Miró la rosa que sostenía con tristeza pero, decidido, miró la dirección que había tomado su amada y saltó al balcón de su casa para dejar la rosa tendida en una mesita que tenía allí, para luego seguirla hasta su destino.

Al poco rato se encontró con Ladybug subiendo el gran monumento de París y éste, sin pensarlo, la imitó y empezó a escalar como un gato.

Cuando Ladybug y Catnoir llegaron hasta arriba Volpina apareció al poco rato sin ninguna especie de emboscada y eso preocupo a los héroes.

- ¿¡Que has hecho esta vez Volpina!? - Ladybug empezaba a cansarse de los ataques retorcidos de su mayor enemiga.

- Esta vez no hecho nada. Absolutamente nada. - dijo tranquilamente con una gran sonrisa.

Los heroes no dijeron nada y siguieron en guardia contra la supervillana, la cual no estaba siendo controlada por Lepidoptero, según ella, pero podría ser mentira. Ella era así.

- Sólo os hice creer que la policia estaba aquí y que los ciudadanos huían para hablar con vosotros.

Catnoir se puso tenso. ¿Que pretendía hacer?

- Escuchad, sólo quiero vuestros prodigios. Asi que, o me los dais u os los quito.

- Jamás te los daremos Volpina. Pierdes el tiempo. - exclamó Ladybug.

Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora