Capitulo 19

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Ya pasaron varios meses desde que Catnoir y Ladybug intentaron detener a Volpina.

No hubo Akumas en todo ese tiempo pero Marinette sentía que algo malo pasaría. Tikki intentaba calmarla en su identidad secreta de superheroína para que pudiera centrarse en su identidad como chica corriente.

Ladybug y Catnoir no se vieron desde entonces y eso extrañaba a la mariquita, ni siquiera fueron a patrullar ni una vez.

Pero en la vida de Marinette las cosas iban mejorando. Sacó un sobresaliente en el examen de literatura que le dio problemas la última vez y en general, sus notas eran muy buenas. Por supuesto, le agradeció a Adrian por haberla ayudado tanto a estudiar. Adrian se recuperó rápidamente de las heridas de su espalda de la última vez que se vieron con Alya y Nino.

Los cuatro amigos pasaban mucho tiempo juntos, charlando y paseando por las calles de París y, sin embargo, siempre veía a Adrian algo distante.

Esa semana de invierno especificamente fue bastante especial. La razón era simple pero emocionante. Era vispera de Navidad.

Marinette tubo que hacer muchos roscones con sus padres en la panadería y muchas bufandas ella misma en su habitación.

Lo que más añoraba era no ver entrar a Catnoir por la ventana.

Desde lo que pasó con Ladybug no lo vio ni como Marinette ni como Ladybug. Lo extrañaba mucho. Sus bromas, sus ronroneos, su tipica sonrisa, sus ojos... lo extrañaba mucho. Añoraba a ese gato fisgón.

De repente, el móvil de Marinette empezó a vibrar. Lo cogió y miró en la pantalla quien la llamaba. Era Alya.

- Hola Marinette. ¿Cómo estás?

- Hola Alya. Muy bien. ¿Y tú?

- Aburridísima. No ha pasado nada sobre Ladybug y Catnoir desde hace meses. - dijo Alya algo fastidiada.

- Ten paciencia Alya. Seguro que pronto entraran en acción. - intentó animarla Marinette.

- Eso espero. Por cierto, gracias por la bufanda que me hiciste y los muñequitos de Ladybug y Catnoir para mis hermanas.

- De nada Alya. ¿Seguro que no eran para tí? - dijo divertida Marinette.

- Muy graciosa Marinette.

Las dos chicas rieron y se desearon feliz navidad.

Mientras, en la casa de los Agreste, Natalie recogía sus cosas y se dirigía a la puerta.

- Bueno, ya es hora de que me vaya, Adrian. - le dijo educadamente al hijo de su jefe.

- De acuerdo Natalie. Pasalo bien con la familia. - le dijo contento Adrian.

Al principio Natalie lo miró como solía hacerlo, de forma inexpresiva pero tranquila, pero luego le mostró una sonrisa más cercana.

- Gracias Adrian. - le dijo la mujer. - Feliz Navidad.

- Igualmente. - se despidió con la mano y Natalie cerró la puerta.

Adrian suspiró. Aunque Natalie pareciera seria y fría al principio no era una mala persona en realidad. Es más, ella siempre intentaba animarlo cuando su padre le explicaba las razones de su ausencia y a entenderlo.

Todos tenían su lado bueno y Adrian siempre miraba el lado bueno de su padre y de las cosas en general. Sabía que su padre no tenía muchos puntos positivos a su favor pero era su padre y lo quería y sabía que las cosas que hacía eran por su bien.

Plagg que había estado oculto dentro del abrigo de Adrian todo ese rato, salió de su escondite y sacó con él un trozo de queso con un lazo rojo como aquel que intentó regalarle por su cumpleaños y acabó comiéndoselo.

Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora