Capitulo 5

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Adrian seguía buscando a Marinette pero no la encontraba. Encontró a sus padres y les saludó educadamente pero no pudo ocultar su preocupación.

- Hola Adrian. - le saludó la madre de Marinette.

- Buenas tardes. ¿No habreis visto a Marinette? - preguntó Adrian.

- Pues no, no la hemos visto. - dijo el padre.

Entonces escucharon una explosión que hizo que los parisinos miraran al cielo.

Se vio pasar a una chica que llevaba una pelota de tenis transformada en una bomba que tiró contra una floristería donde una adolescente que trabajaba ahí quedó atrapada en los escombros.

- Oh dios mio. - la madre de Marinette intentó ayudar pero los primeros agentes de policia que aparecieron la hicieron retroceder.

- Adrian ponte a salvo. - le advirtió el padre.

Adrian se quedó mirando arriba mientras evacuaba el lugar. Esa chica... la miró fijamente y al darse cuenta de quien era se apartó de su vista. Era Marinette.

Entró en una tienda donde el dependiente se marchó antes de que Adrian entrara.

- Entonces... ¿Esa era Marinette? Da miedo. - dijo Plagg saliendo de la chaqueta de Adrian.

- Todo esto ha sido por mi culpa. Debí decirle algo a Marinette. Tengo que arreglar esto como sea. ¡Plagg garras fuera! - Adrian se transformó en Catnoir y se marchó a buscar a Marinette. Seguramente le estaría buscando... bueno a Adrian en realidad, pero debía detenerla. Esperó poder ver pronto a Ladybug.

Corrió a cuatro patas saltando de tejado en tejado guiándose por su instinto animal. Llegó hasta un parque cercano a la Torre Eiffel. Encontró a Marinette cogiendo unos palos de árboles que estaban en el suelo y éstas se convirtieron en pequeñas lanzas de acero. Las tiró contra varios vehículos que volcaron fuera de la carretera.

Catnoir bajó del tejado y se posó cerca de ella a su espalda. Uso su bastón para tocarle el hombro y llamar su atención. La chica se volteó y le miró con fastidio y odio. A Catnoir no le hizo gracia. Esto iba en serio.

- ¿No te dijo tu mamá que no jugaras con cosas puntiagudas? - bromeó Catnoir.

- No. Lo que me enseñó mi madre es no hablar con desconocidos, asi que marchate. - Marinette cogió dos pelotitas de su bolso de fiesta blanco que llevaba colgado en el hombro y se las tiró a Catnoir haciendo que éstas explotaran.

Catnoir las esquivó sin problemas pero no se esperaba que las pelotitas bomba botaran una y otra vez contra los árboles del parque. Los árboles cayeron y por poco aplastaron a Catnoir. Intentó alejar las bombas con su bastón de acero pero explotaron y tiraron a Catnoir rodando por el suelo.

Catnoir sintió que un pie le aplastaba el torax. Miró a la chica que le estaba acorralando y en sus ojos fantasmales de color negro azabache sólo encontraba odio y mucha furia.

- Catnoir. El gatito negro de la mala suerte. Que hirónico. Los gatos negros son los que dan mala suerte.

- Eso suena un poco racista ¿no? Racismo gatuno.

- No es importante para mí. Lo único que quiero es vengarme y hacerle sentir a la gente el dolor y el sufrimiento por el rechazo.

- Tú no eres así Marinette. No tienes por qué hacer esto. No dejes que ese Lepidoptero te convierta en algo que no eres en realidad.

- ¡CIERRA LA BOCA, GATO ESTUPIDO!

Marinette sacó de su bolsito unas pequeñas flores que agitó por su cara. El olor era demasiado desagradable pero no podía taparse con las manos al tenerlas atrapadas por Marinette. Tosió varias veces y sintió un leve mareo. Tiró a Marinette lejos usando sus piernas. Saltó varias veces hacia atrás dando volteretas y se quedó ocultó en las hojas de los árboles. Se limpió la cara pero esa desagradable sensación no desaparecía.

Las Aventuras De Ladybug Y Catnoir: Una Historia De Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora