Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.

Hasta que la muerte los separe.

Narra Alai:

Hoy como cada año es un día particularmente especial para mi, se cumple un aniversario más de casados de mis padres y también un año más de su muerte. Pero yo no festejo el día en que su cuerpo dejó de abrazarme, no festejo el día en que volaron para cuidarme desde el cielo. Yo festejo su aniversario de casados, un año más de su amor, un año más del día en que eligieron unirse para siempre. Como cada 23 de julio elijo las mejores rosas blancas y uso el sweter que me tejió mamá. Su amor era mágico, se conocieron en la universidad, ambos estudiaban psicología  y desde que se vieron fue amor. Solo necesitaron mirarse a los ojos para saber que habían conocido a la persona con quien compartir el resto de su vida. Así lo hicieron, después de siete años de novios se casaron un 23 de julio, formaron una hermosa familia y abandonaron juntos el mundo, también un 23 de julio mientras celebraban felices y unidos, como toda su vida. "Hasta que la muerte los separe", nunca antes mejor dicho.  

Camino rumbo al cementerio, hace frío y me abrazo con fuerza sintiéndome un poco más cerca de ellos. Los extraño tanto. Desde que ellos fallecieron uso el perfume de mi mamá, es dulce pero suave, justo como ella. De mi papá tengo otras costumbres, mucho de su carácter y un poco más de su obsesión por la lectura. 

No me gustan los cementerios, no me gusta el silencio que recorre los pasillos, no me gustan las placas de metal que lo decoran, pero por sobre todas las cosas no me gusta el dolor que habita en ellos, tan perceptible, tan nostálgico, tan cargado de llanto. Solo vengo una vez al año y aunque las lágrimas me acompañan siempre trato de dejarles una sonrisa antes de partir. Me arrodillo frente a su foto, mamá luce sonriente y feliz en su vestido blanco, papá a su lado besa su mejilla y la toma de la cintura. La foto la elegí yo y por supuesto, es de su albún de casamiento.

Acomodo las flores con cuidado y miles de recuerdos recorren mi mente, sé que esta noche como cada año, voy a soñar con ellos. Yo los visito por las tardes, ellos lo hacen por las noches, siempre juntos. 

Unas manos se apoyan en mis hombros, lo siento agacharse detrás de mi y besar mi hombro. Nunca venimos juntos, pero siempre nos encontramos acá. Creo que necesitamos hacer el camino solos para luego volver juntos, es nuestra manera de demostrarles lo mucho que dejaron en nosotros. 

- Feliz aniversario de casados - susurra Pablo. 

- Feliz aniversario - repito yo. 

Nos quedamos abrazados en silencio, no necesitamos nada más. Extiende su mano para unir sus rosas blancas a las mías y yo sonrío. Una lágrima recorre mi mejilla y aprieto la mano de Pablo, él besa mi mejilla y cierro los ojos para disfrutar el contacto de sus labios en mi piel. 

Se acerca la noche y el viento comienza a soplar más fuerte, el frío recorre mi cuerpo y me apego más a Pablo para sentir su calor. Lentamente empezamos el camino de vuelta a casa.

- ¿Te acordás cuando nos escapamos para ir a la fiesta en la playa? - me dice Pablo iniciando la última parte de la ceremonia de recuerdos. 

- Si, nuestra primer fiesta en la playa - le respondo sonriendo con nostalgia. 

- Estabas celosa de esa nena rubia que me seguía por todos lados... 

- No estaba celosa - me defiendo. 

- Si lo estabas, le dijiste que eras mi novia... - le encanta pelearme y en estos momentos se lo agradezco. 

- Me estaba adelantando al futuro bobito - le saco la lengua. 

- Era linda la rubia ¿Cómo será ahora? - me dice riendo y yo golpeo su pecho. 

- Seguramente se le cayeron las tetas - protesto y él ríe a carcajadas.