Narra Alai:
- ¡Despertate, Alai!
Los gritos de Pablo me sobresaltan, me incorporo bastante perdida y miro la hora, las cinco de la mañana. Me levanto como puedo, aun me cuesta abrir los ojos y voy a la sala. Pablo tiene en las manos un maletín y está cargando las armas que hay en él, lo miro nerviosa.
- ¿Qué pasa, Pablo? - le pregunto preocupada.
- Secuestraron a Gonzalo.
Siento algo pesado en el estómago, miro el piso sin terminar de comprender del todo sus palabras. Lo que me acaba de decir no puede ser cierto, Pablo me contó hace unas semanas que las cosas estaban más calmadas, tiene que haber un error.
- No... no puede ser - consigo susurrar.
Pablo me sujeta la cara con ambas manos y se inclina para que sus ojos estén a la altura de los míos - Va a estar todo bien, confía en mi - intenta tranquilizarme pero claramente no lo consigue.
- Pero no entiendo nada, me dijiste que estaban las cosa más calmas y ahora... - mis palabras se pierden por un momento - ¿Cómo puede estar... secuestrado?
Pablo coloca su arma en un extraño cinturón que tiene puesto - Me llamó Mariano, me dijo que estos tipos se lo llevaron y a cambio quieren las pruebas que ellos tienen en el estudio.
- Y se las van a dar ¿o no? - claro que se las tienen que dar, la vida de Gonzalo está en peligro.
Pablo no me responde y no me mira a los ojos - ¡Pablo! La puta madre, ¿Se las van a dar o no? - estoy perdiendo la poca paciencia que me quedaba.
Mi amigo me mira y puedo ver el miedo en sus ojos - Las pruebas las tiene la policía, las entregaron la semana pasada y no, no se las van a dar... justamente porque no las tienen en el estudio y para la policía la investigación es más importante que cualquier cosa.
Siento el mundo derrumbarse a mi alrededor, Gonzalo se comportó como un idiota pero eso no quiere decir que no me importe; al contrario, lo quiero y quiero que esté bien. Me tomo la cara con las manos.
Pablo me abraza - Va a estar todo bien... Yo voy a ir en el grupo de rescate y lo voy a traer de vuelta, confía en mi.
- No. - le digo nerviosa - no quiero que vayas, es peligroso.
La sola idea de imaginarlo a Pablo metiéndose en la boca del lobo me aterra. Puede hacerlo alguien más, no tiene porqué ser él. Sé que sueno egoísta y no hay nada que quiera más en estos momentos que a Gonzalo sano y salvo. Pero que sea mi amigo el que tenga que exponerse al peligro no me gusta.
- Nena, voy a ir - me dice Pablo con seguridad y maldición, tiene esa expresión en el rostro que solo significa una cosa, va a ir y no hay nada que pueda hacer para impedirlo.
- Cuidate por favor - le suplico con lágrimas en los ojos - Si te pasa algo me muero, Pablo.
Se acerca y besa mi frente - No me va a pasar nada, te lo prometo.
Me aferro con fuerza a él, no quiero soltarlo nunca - Ya casi te pierdo una vez, no podría soportarlo - las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.
- Alai, mirame - observo sus ojos celestes, están vidriosos pero siempre me transmiten seguridad - Gonzalo está secuestrado, lo voy a ir a buscar y los dos vamos a estar bien. Te lo juro.
Pablo está listo para irse, me mira antes de salir y me regala una sonrisa. Cierra la puerta y me quedo parada en mitad de la sala con una montaña rusa de emociones luchando en mi interior. Repaso internamente cada una de las cosas que están sucediendo. Gonza secuestrado, lo extraño tanto, daría cualquier cosa por volver a abrazarlo aunque solo sea un ratito. Pablo yendo en el grupo de rescate a buscarlo, es mucho peligro, me aterra la idea de imaginarlo tan expuesto, básicamente, a que lo maten.
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Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.
Romansa"A veces me pregunto si alguna vez le rompí el corazón a alguien, si alguna vez fui capaz de estrujarlo con cada una de mis palabras hasta reducirlo a un montón de vidrios rotos. A veces me pregunto si alguien arrojó cosas maldiciendo mi nombre, si...