La sorpresa.

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Narra Gonzalo:

Ya pasaron más de dos meses desde la muerte de Pablo, se siente su ausencia. Alai como siempre tiene altas y bajas en sus estados de ánimo, de todas formas no la dejamos sola. 

Suena el timbre, hoy le pedí a Meli que venga más temprano porque tengo una reunión. Necesito encontrar un nuevo socio para el estudio porque hay muchos casos y solo no puedo. El bufet Anchorena estaba formado por cinco abogados cuando empecé a trabajar, el papá de Mariano, Mariano y tres abogados más. Dos de ellos se abrieron cuando empezaron a llegar las amenazas, el papá de Mariano se jubiló después de enterarse que su hijo era el tipo que nosotros perseguíamos y el último de los abogados que quedaba ahora es juez, lo que me dejó completamente solo. Juan, el papá de Mariano me permitió seguir usando su apellido como nombre del bufet ya que me quiere como un hijo y el estudio es conocido así. 

- Hola Gon - me saluda Meli sonriendo. 

- Hola, pasá y ponete cómoda. Voy a despertar a Alai. 

- ¿Está caliente el café? - me pregunta caminando hacia la cocina. 

- No, lo preparé hace bastante ya... poné la cafetera de nuevo así desayuna Alai de paso. 

Entro a la habitación y acaricio su mejilla - Princesa, arriba. Ya llegó Meli y te está preparando el desayuno. 

Se sienta en la cama y Frutilla le lame la cara - Hola Fruti - le dice ella. 

Voy a la cocina y busco algo para comer, sirvo los bizcochos en la mesa y charlo con Melina hasta que Alai llega. 

La observo, se toma de la puerta cuando está entrando a la cocina y yo me levanto de un salto - ¿Estás bien? - le pregunto preocupado. 

- Si, creo que me levanté muy rápido y me mareé. 

Da un par de pasos más y vuelve a tambalearse, me acerco a ella rápido y llego justo a tiempo porque se desvanece en mis brazos. 

- ¡Alai! - grita Meli corriendo hacia nosotros. 

Levanto a Alai y la recuesto en el sillón, está pálida. - Trae alcohol, está en el botiquín del baño - le digo a Melina y ella se apura a buscarlo. 

Humedezco un algodón con alcohol y lo paso suavemente frente a la nariz de Alai hasta que ella empieza a despertar, frunce la nariz y se toma la cabeza. 

- ¿Estás bien amiga? - le pregunta Meli preocupada. 

- Me duele la cabeza y tengo el estómago revuelto... - dice ella tratando de sentarse y otra vez se marea. 

- Vamos a la clínica - le digo con un gesto de preocupación - Meli, haceme otro favor, mientras vamos tenés que llamar a un par de números que te voy a indicar y avisar que la reunión se posterga, que yo les aviso para cuando. 

Ella asiente y me abre la puerta mientras cargo a Alai, Frutilla nos sigue con la cola entre las patas - Está bien nena, ya venimos - le digo a la perra como si pudiera entenderme. 

Llegamos a la clínica y un médico nos hace pasar a su consultorio, no quiero dejar sola a Alai así que entro con ella. 

- Muy bien - dice el médico - ¿Qué le anda pasando a la señorita? 

- Se desmayó - respondo yo. 

- ¿Tu nombre? - le pregunta a ella. 

- Alai - responde en un susurro y vuelve a tomarse la cabeza, froto su espalda preocupado. 

- Bueno Alai, ¿estás comiendo bien? 

Ella me mira - Si, creo que sí. 

El doctor me mira a mi - Si, hace las cuatro comidas. 

Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora