Narra Nicolás:
Alai está muy nerviosa, desde que se subió al auto no para de moverse en el asiento, como si no encontrara ninguna posición cómoda. Nunca la vi así. La llevo al bar de siempre y pedimos unos tragos.
- ¿Qué querés tomar? - le pregunto.
- Tequila.
Abro los ojos sorprendido. - ¿Tequila?
- Créeme que lo necesito... y creo que vos también lo vas a necesitar. - Me está preocupando.
Le hago caso, ya no puedo seguir esperando, necesito que me explique. Nos sirven los tragos y Alai se bebe el suyo -Otro por favor - le pide al barman.
- Nena, despacio ¿si?
Como suele hacer ella no me obedece y después del cuarto trago decide empezar a hablar. - Nico, yo te quiero. - Ya está borracha - Vos sos muy importante para mí...
- Yo también te quiero Alai, pero no entiendo a dónde querés llegar. - Creo que sé a donde se dirige pero quiero que me lo diga ella misma.
Se sirve otro vaso y lo baja en cuestión de segundos - Si que el tequila ayuda...
- Estás más cerca de emborracharte que de decirme que pasó - estoy empezando a perder la paciencia.
- Juro que es el último - y ahí se fue el ¿Séptimo, octavo?
La tomo de la mano y la obligo a mirarme - Basta, decime la verdad ahora y por favor, conservá un poquito de conciencia para cuando me lo digas. - es más una súplica que cualquier otra cosa.
Sus ojos se empañan de lágrimas - El martes salí tarde de la facu, ya era de noche y me pareció una buena idea irme caminando a casa... - la dejo hablar sin interrumpirla, solo le acaricio la mano. - Un tipo me empezó a seguir, después me golpeo y luego... bueno, quería abusar de mi.
Siento mi sangre arder - ¿Te tocó?
- No Nico, no llegó a hacerlo...
Acaricio su mejilla suavemente y beso su frente con dulzura, quiero abrazarla pero su brazo se apoya en mi pecho alejándome de ella - Para Nico... no llegó a hacerlo porque apareció Gonzalo.
Trato de acomodar mis emociones. Gonzalo la salvó, genial Alai está bien y eso me alivia; Gonzalo la salvó, la puta madre ese tenía que ser yo no él. Siento celos y bronca por imaginarme a Alai cerca de él; y siento tranquilidad al saber que alguien apareció en el momento exacto para ayudarla.
- Lo importante es que estás bien - Es hora de dejar mis celos de lado.
- Si, la verdad es que la pasé muy mal. Cuando me desperté tuve un ataque de nervios, ayer no quería quedarme sola, tenía mucho miedo...
- ¿Y por qué no me llamaste? - Maldición yo podía cuidarla.
- Estuve... - su voz es un susurro - estuve con Gonzalo...
No respondo por varios minutos, esta vez soy yo quien toma un trago tras otro de tequila. Ella, como siempre, tenía razón. Lo iba a necesitar.
- Te llevo a tu casa. - es todo lo que consigo decirle.
- Para Nico, decime algo...
- ¿Qué querés que te diga?
- No sé ¡ALGO!
Suspiro - te llevo a tu casa.
La dejo en su edificio y me aseguro que entre, cuando la pierdo de vista dejó de contener mis emociones. Golpeo el volante del auto con furia mientras lanzo insultos al aire, luego cruzo mis brazos sobre él y apoyo mi cabeza dejando a las lágrimas salir. Odio llorar, pero ¿qué otra cosa puedo hacer? ella lo ama, puedo verlo en sus ojos cuando menciona su nombre, la forma en que pronuncia cada una de las letras, como se le ilumina la cara.
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Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.
Romantizm"A veces me pregunto si alguna vez le rompí el corazón a alguien, si alguna vez fui capaz de estrujarlo con cada una de mis palabras hasta reducirlo a un montón de vidrios rotos. A veces me pregunto si alguien arrojó cosas maldiciendo mi nombre, si...