Guerra de celos.

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Narra Alai: 

Le debo tanto a Pabli, realmente si no fuera por él en este momento seguiría tirada en mi cama llorando y comiendo chocolates. Tengo que reconocer que al principio me resistí pero ahora con la música, el alcohol y mis zapatos favoritos la estoy pasando bárbaro. 

Miro a Pablo, está tan sexy con esa camisa negra y ese pantalón blanco. El gimnasio le sienta muy bien, tiene músculos fuertes y se marcan en su camisa, me muerdo el labio y veo que me observa. 

Me acerco suavemente a él bailando, hoy tomé más que en otras oportunidades, quería olvidarme de todo por un rato. Pablo me observa fijamente, sé que le gusta lo que ve. Cuando estábamos en el secundario solíamos jugar a seducirnos cuando salíamos, algunas noches terminábamos a los besos y al otro día fingíamos no acordarnos. Sería lindo volver por un rato a los viejos tiempos. 

Me acerco a su boca y paso mi lengua por mis labios - ¿querés? - le digo mirando sus hermosos ojos celestes. 

- ¿Qué cosa? - me pregunta nervioso y sin apartar su mirada de mis labios, sonrío. 

- Un trago - le digo mientras subo el vaso y lo coloco a la altura de nuestras caras, me apego más al cuerpo de Pablo y siento su excitación recorriéndole el cuerpo, me gusta. Él se aparta nervioso y me deja sola en la pista de baile completamente desconcertada. 

Bebo otro trago enojada, quizás enojada conmigo misma. Que tonta soy, ya no estamos para esos jueguitos de seducción, es obvio. No quiero que piense que me pasan cosas con él ni nada por el estilo. Empiezo a mirar en todas direcciones hasta que encuentro algo interesante. 

- Hola - le digo a Nicolás.

- Alai - me saluda con una gran sonrisa. 

- ¿Me extrañaste? - susurro en su oído y él me abraza por la cintura. 

- Siempre. - intenta besarme y le corro la cara solo para divertirme.

Sigo histeriqueando a Nico cuando entre la gente bailando veo a Pablo con una rubia, ella cruza sus brazos por detrás de su cuello y al instante se están besando. Me quedo boquiabierta mientras veo las manos de Pablo bajando al trasero de la rubia y ella simplemente se ríe. - Eso es una zorra - pienso enojada y dejo de esquivar la boca de Nicolás. 

- Vamos a casa... - le digo a Nico. 

- ¿Estás segura? - me pregunta entre besos. 

- Sí - mentira sólo quiero dejar de pensar en lo que acabo de ver. 

Llegamos a la puerta del edificio - Subamos - le digo mientras lo beso. 

- ¿Acá? - me pregunta Nico confundido. 

Claro, él no sabe que me mude, bueno, que nos mudamos - Sí, ahora vivo acá. 

- Buenas noches, señorita - me saluda uno de los guardias y a Nicolás se le están por salir los ojos. 

- Buenas noches, Pedro - le dedico una sonrisa al guardia. 

- ¿Y Pablo? - me pregunta examinando a Nicolás. No me está preguntando donde está mi amigo, puntualmente me está preguntando si sabe que Nicolás viene conmigo. 

- No pasa nada tranquilo, no se va a enojar - vuelvo a sonreírle a Pedro y tomo de la mano a Nicolás para que subamos. 

- ¿Quién carajo es Pablo y por qué se tendría que preocupar? - pobre Nico, no entiende nada. 

Entramos al departamento y lo arrastro hasta el sofá, lo empujo en él y me subo a sus piernas - Pablo es un amigo que vive conmigo - devoro su boca y él se olvida de las muchas preguntas que quería formularme. Baja el cierre de mi vestido y yo le quito la camisa, continuamos besándonos y nuestras respiraciones se agitaban. Con un rápido movimiento me acuesta en el sofá y se sube sobre mí. 

Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora