Estiro mi brazo para apagar la alarma. Un nuevo lunes, una nueva mañana y un nuevo día de facultad. Me levanto tomándome mi tiempo, dejo que la lluvia artificial de la ducha se lleve los restos del sueño y con más paciencia de la habitual, me regalo una buena media hora de baño.
Unos jeans negros, una musculosa color salmón y por supuesto unos tacos altos, hoy a juego con mi remera, son completados por un collar de varias cadenas, rimel para realzar el largo de mis pestañas y labial rojo, mi favorito. Como todos los días dejo mi cabello suelto y me observo en el espejo. Si, definitivamente me veo bien y si, soy muy segura de mi misma; mi cabello castaño y ondulado roza mis caderas enmarcando mi rostro anguloso, mis labios son bien definidos y carnosos, es por eso que amo el labial rojo y mis ojos, de un claro color miel resaltan gracias al negro de las pestañas.
No tengo demasiado tiempo para desayunar, compraré un café con leche de camino a la facultad así que cuelgo mi mochila al hombro y salgo del departamento. Cuando quiero guardar la llave en el bolso ésta se cae y me agacho a recogerla, cuando lo hago una mano se encuentra con la mía. Levanto la vista y lo veo, es simplemente perfecto.
-No te vi - digo incorporándome.
-Lo note, parecías apurada - Vuelvo a mirarlo y él sonríe. No puedo evitar clavar mis ojos en su sonrisa, si él es hermoso su sonrisa realmente es de otro planeta. Dos hoyuelos se forman en sus mejillas y me sonrojo. ¡¿Desde cuando me sonrojo?!
-Hola, soy Alai - Mi voz ya recupero la seguridad con la que siempre suelo hablar. - Mucho gusto.
-Soy Gonzalo, aparentemente tu vecino. -Acomoda su cabello con la mano de manera involuntaria.
-¿Cuando te mudaste? - Le regalo la mejor de mis sonrisas.
-Ayer... estoy saliendo ¿Te llevo a alguna parte?
A donde quieras - A la facu si no te molesta - o a tu departamento.
-Te llevo entonces - Vuelve a sonreír y nuevamente no puedo apartar mis ojos de su boca, es tan deseable. Ya me imagino mordiendo sus carnosos labios.
Llegamos a su auto y él se acerca para abrirme la puerta, su cuerpo esta peligrosamente cerca del mio. Puedo sentir su perfume y el aroma a menta que sale de su cuerpo. Me mira fijamente y no aparta la vista de mis labios, creo que no soy la única que desea unos cuantos besos.
-¿Que estudias Alai? - recorrimos casi todo el trayecto en silencio y su voz me trae a la realidad.
-Psicología, estoy cursando el tercer año.
-Es bueno saberlo, quizás necesite una psicóloga en unos cuantos años.
- ¿Que tipo de problemas te llevarían a verme? -Le digo sensualmente mientras lo miro.
-Polleras, definitivamente. -Retruca Gonzalo.
Me rió con su respuesta, además de lindo y sexy es realmente divertido. -No creo que tengas problemas de polleras, no pareces ese tipo de chico.
-Quizás solo quiera verte de nuevo -Definitivamente no pierde el tiempo.
Muero por responderle que no necesita una excusa para volver a verme, pero él detiene el auto frente a la puerta de la facultad y prefiero guardar conversación... para más tarde.
-Chau Gonza, gracias por traerme. -Beso su mejilla y bajo del auto. Pongo especial cuidado en mi movimiento de caderas mientras subo las escaleras.
Narra Gonzalo:
Salgo de mi departamento y escucho una puerta cerrarse a mi lado, volteo y la veo. Su cabello largo cae sensualmente por su espalda, su cuerpo tiene unas curvas realmente deseables. El sonido de su llavero contra el piso me devuelve a la realidad y por inercia me agacho a recogerlo cuando mi mano toma la suya.
El contacto de su piel me hace estremecer, ella me mira a los ojos y una descarga eléctrica recorre cada centímetro de mi piel, mi mirada se detiene en sus labios rojos y ¡maldición! quiero arruinar ese labial. Se incorpora lentamente y lamento la forma en que su pelo cubre sus senos. Es jodidamente hermosa.
-Hola, soy Alai - Tiene la voz de un ángel, conozco a las mujeres como ella y son realmente peligrosas - Mucho gusto.
-Soy Gonzalo, aparentemente tu vecino. - No puedo dejar de sonreír y noto que ella se sonroja.
-¿Cuando te mudaste? - ¿Es mi impresión o ella no deja de mirar mi boca?
-Ayer... estoy saliendo ¿Te llevo a alguna parte? -Gonzalo definitivamente no perdés el tiempo, me sermonea mi consciencia.
- A la facu si no te molesta - ¿A mi cuarto no? Mierda, no puedo involucrarme sentimentalmente con mujeres como ella, pero cuando se trata de sábanas ¿A quién puede lastimar?.
- Te llevo entonces - Le sonrío nuevamente y ella deja ver sus perfectos dientes.
Llegamos a mi auto y me acerco para abrirle la puerta. Quizás me acerqué demasiado, estoy a solo un paso de ella y puedo percibir el aroma dulce que emana su cuerpo. La miro fijamente y no puedo apartar la vista de sus labios, es increíble el esfuerzo que tengo que hacer para no besarla en este mismo instante. Ella sube al auto y yo la imito, tengo que llevarla lo más rápido posible o no voy a poder controlarme mucho tiempo.
-¿Qué estudias Alai? - Rompo el silencio para que los muchos diablillos de mi cabeza desaparezcan.
-Psicología, estoy cursando el tercer año.
-Es bueno saberlo, quizás necesite una psicóloga en unos cuantos años. -Quizás sea cierto.
- ¿Que tipo de problemas te llevarían a verme? -Por primera vez noto sus ojos color miel y sus largas pestañas.
Tus ojos, tu boca, tu cuerpo, las ganas de tenerte sobre mí -Polleras, definitivamente. - Bien, es lo más parecido y presentable que puedo confesarle.
- No creo que tengas problemas de polleras, no pareces ese tipo de chico. - Ella no se imagina la cantidad de problemas que las mujeres como ella me han traído.
- Quizás solo quiera verte de nuevo - Gonzalo basta, gracias a Dios llegamos a la facultad y ella va a alejarse; mi consciencia no quiere callarse hoy.
- Chau Gonza, gracias por traerme. - Besa dulcemente mi mejilla y me contengo para no voltear y comerle la boca. Se baja del auto y sube las escaleras sexy, definitivamente es muy sexy. Sacudo la cabeza para volver a la realidad, acelero y me dirijo hacia el trabajo. Es mi segundo día y la verdad es que no puedo darme el lujo de llegar tarde.
Hoy hace exactamente dos meses que me recibí, y ayer después de 5 largos años de estudiar abogacía, conseguí trabajo en un bufet bastante importante de la ciudad. Tener escritorio propio, una gran ventana y una secretaria, aunque compartida por el resto de los abogados, realmente es lo que siempre soñé.
Me sirvo una taza de café y bebo un sorbo. Alai no sale de mi cabeza, han pasado varias como ella por mi vida y por mi cama, no necesito pensarlo dos veces para saber que la segunda opción es la mejor para no terminar con el corazón roto. Conozco demasiado a las mujeres como ella, seguras de sí mismas hasta el punto de volverse insoportables, caprichosas y jodidamente sexies. Mi última novia era de ese tipo y daría cualquier cosa en este mundo para no volver a enamorarme de una persona así, no de nuevo. Por fuera parecen ángeles pero por dentro son como mil demonios.
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Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.
Romance"A veces me pregunto si alguna vez le rompí el corazón a alguien, si alguna vez fui capaz de estrujarlo con cada una de mis palabras hasta reducirlo a un montón de vidrios rotos. A veces me pregunto si alguien arrojó cosas maldiciendo mi nombre, si...