Mi corazón se fue con él.

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Narra Alai:

No sé cuanto tiempo pasé llorando, hace mucho que mi mente volvió a divagar en los recuerdos de mi vida. Se escuchan gritos, me incorporo despacio, no me volvieron a atar lo cuál le agradezco a Kevin. El volumen de los gritos aumenta pero no puedo escuchar que dicen. 

Más ruidos, son... son disparos. No sé con exactitud cuántos pero fueron aproximadamente unos diez o quince disparos seguidos de más gritos. ¿La policía? ¿Pablo vino por mi? La puerta se abre estrepitosa chocando con la pared de ladrillo y un muchacho castaño entra sosteniéndose el brazo, la sangre le corre entre los dedos, en su otra mano sostiene una pistola. 

- ¡Vamos! - me dice señalando la puerta con la cabeza, cuando habla reconozco su voz, es Kevin. 

- ¿Qué pasó? - le pregunto temblando. 

- No podía dejar que te maten, vamos antes de que lleguen los otros. - ¿Quiénes son los otros? 

Me toma del brazo y me conduce escaleras arriba, un tipo moreno aparece delante de nosotros y Kevin le dispara, el sujeto da un chillido y cae con un sonido sordo al piso. Salimos del sótano y observo el caos a nuestro alrededor, hay hombres en el suelo y creo que están... creo que están muertos o inconscientes algo así. 

Otro sujeto corre hacia nosotros levantando su arma, dispara contra nosotros y Kevin me empuja, la bala pasa rozándonos las cabezas, otro disparo, esta vez proveniente del arma del chico a mi lado, e impacta en el pecho del hombre que nos acaba de disparar. 

Cuando llegamos a la puerta se escucha el chirrido de neumáticos frente a la casa. Kevin se asoma por una ventana pequeña. 

- ¡Mierda! - me dice nervioso - Perdoname Alai, perdoname... solo quería ayudar.

Está llorando y yo también, lo abrazo. - De todas formas me iba a morir - le digo tratando de controlar mi llanto. A pesar de las cosas horribles que él hizo trató de ayudarme a escapar y eso le va a costar la vida. Una persona puede cometer muchos errores, lo importante es reaccionar a tiempo y tratar de corregirlos. 

Las puertas del vehículo se cierran y los sujetos se acercan a la casa - Es el Tuerto - me dice y me paralizo. Por primera vez le voy a conocer la cara al causante de tanto dolor y seguramente es lo último que voy a ver. 

- Gracias Kevin - le digo y él sonríe fugazmente. 

- No alcanzó - su tono es un hilo de voz. 

- No importa - le tomo la mano. Los dos vamos a morir y al menos así podemos sentirnos un poco más acompañados. 

Más vehículos se estacionan frente al lugar, se escuchan gritos y los disparos vuelven a comenzar. 

- ¡Alto! ¡Policía! - mi corazón da un vuelvo. ¡Pablo me encontró!. 

- Pablo - me susurra Kevin y vuelve a sonreír. - Ese chico te ama. 

- Y yo lo amo a él - le digo llorando, esta vez con lágrimas de felicidad. 

- ¡Bajá el arma, estás rodeado! - Grita mi chico de los ojos celestes y no me contengo. Salgo de la casa corriendo.

- ¡Amor! - grito con todas mis fuerzas. 

- ¡Alai! - Pablo me mira a los ojos y una sonrisa se dibuja en su rostro. 

Narra Pablo:

- Estamos llegando - le digo a Gonzalo. Está temblando y lo entiendo, en mi primer operativo yo también temblaba de los pies a la cabeza. Señalo una casa a unas dos cuadras de distancia - Es ahí. 

Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora