Narra Pablo:
Me despierto en una cama de hospital y por un par de segundos mi mente está en blanco. Cierro los ojos con fuerza y me concentro tratando de recordar porqué estoy acá. ¡Alai! Se la llevaron, tengo que ir a buscarla.
Arranco la aguja conectada a mi brazo y empieza a sangrar pero no es nada de lo que tenga que preocuparme, bajo de la cama y en cuanto apoyo mis piernas un dolor agudo recorre mi cuerpo. Siento un líquido espeso correr por una de ellas, ¡Mierda! la herida volvió a sangrar.
- ¡Señor! - me regaña una enfermera entrando a la habitación - ¿Qué hace? ¡No se puede levantar!
- Tengo que irme - le digo sin dar demasiadas explicaciones y trato de ponerme mi pantalón que estaba colgado en una silla, todavía manchado con sangre aunque ya está seca.
La enfermera me sujeta por los hombros - No puede moverse, tenemos que inmovilizarle la pierna. Vuelva a acostarse.
- No tengo tiempo, tráiganme el alta voluntaria. Me voy a ir quieran o no - le espeto con poca paciencia.
- Señor, no se puede mover. Por favor, no me obligue a llamar a seguridad.
- ¡Mi novia está secuestrada y quién sabe qué le están haciendo! - le grito enojado - ¡Me voy a buscarla!
- ¡Seguridad! - grita ella saliendo al pasillo.
Gonzalo entra a la habitación preocupado - Pablo ¿Qué estás haciendo? Te operaron, calmate por favor.
Verlo me tranquiliza, es bueno saber que está bien. Lo último que supe de él es que lo habían golpeado y aunque tiene un ojo morado y varias lastimaduras en el rostro al menos no está internado como yo.
- Gonza, vamos a buscar a Alai - le digo con la esperanza de que me ayude.
- Bro, tenés que calmarte. La policía la está buscando...
- ¿Cómo buscaron al Tuerto? No digas boludeces ¡Vamos a buscarla! - ¿Él también se va a poner en mi contra? ¡La puta madre! ¡Alai está en peligro!
Me sujeta por los hombros tratando de sentarme otra vez en la cama - Pablo, estamos todos trabajando para encontrarla, tenés que recuperarte para poder encontrarla.
- Ya estoy bien - le digo con bronca - Gonzalo por favor, no me hagas ésto.
Me mira a los ojos y veo su expresión de dolor - Pablo no me digas eso, yo también estoy mal, yo también estoy sufriendo. Cuando te inmovilicen la pierna te van a dar el alta...
Las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas, sin ningún tipo de permiso. Entierro la cara entre mis manos y dejo que el llanto me ahogue, no puedo hacer nada por ella. Se la llevaron por mi culpa, yo no la cuide y no me lo voy a perdonar nunca. Gonzalo me abraza con fuerza y sé que él también está llorando.
- Va a estar bien - me dice con un hilo de voz.
Escucho pasos entrar en la habitación y miro a la enfermera a la que le grité hace un momento seguida por dos guardias de seguridad. - Perdón - le digo en un susurro.
- Ya está todo bien - les dice Gonzalo - Yo me encargo.
- Bueno, en unas horas viene el médico - dice ella enojada - no más escándalos por favor.
Me vuelvo a recostar en la cama y noto por primera vez lo mucho que la pierna me duele, puedo sentirla latir con fuerza y aún está sangrando.
- Te operaron para sacar la bala, por suerte no te lastimó el hueso - me explica Gonzalo.
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Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.
Romance"A veces me pregunto si alguna vez le rompí el corazón a alguien, si alguna vez fui capaz de estrujarlo con cada una de mis palabras hasta reducirlo a un montón de vidrios rotos. A veces me pregunto si alguien arrojó cosas maldiciendo mi nombre, si...