Nunca me van a robar el amor.

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Narra Alai:

Ya perdí la cuenta de la cantidad de días que pasé encerrada. Estoy en una habitación sin ventanas, húmeda y con olor a moho, creo que es un sótano. Solo hay un colchón en el  piso. Un hombre me viene a dar de agua y comida cada tanto, no me habla y cuando yo lo hago no me responde. 

El primer día que llegué trataron de abusar de mi pero ese tal Tuerto se los impidió así que solo me golpearon y me dejaron sola. No pude verle la cara a ninguno de ellos, cuando me quitaron la venda que tenía en los ojos estaban encapuchados. 

Ya no me quedan lágrimas para llorar, no me quedan fuerzas. A veces creo que me trajeron acá para que muera pero luego, cuando me dan de comer, siento que solo quieren que sufra. Pienso en Pablo y en Gonza todo el tiempo, deben estar desesperados buscándome, solo espero que no se expongan al peligro por mi. 

Pablo no debe poder dormir por las noches, me acuerdo el invierno en que sus padres murieron. Se quedó encerrado en su casa sin salir durante semanas y no quería ver a nadie, su tía fue llorando a la casa de mis padres en busca de ayuda así que yo me ofrecí a ir. Él no quería verme ni hablarme, así que solo me senté a su lado durante horas hasta que finalmente se arrojó sobre mis brazos y lloró, lloró todo lo que no había llorado desde que se enteró de su muerte. Solo lo abracé y luego comencé a cantarle una de esas canciones de cuna que me cantaban a mí, creo que el día en que Gonzalo tarareaba para que yo me tranquilice en realidad estaba pensando en Pablo y por eso recuperé la calma, claro que de eso me doy cuenta ahora. 

Mi vida pasa delante de mis ojos como si no la hubiera vivido yo, como si la hubiera vivido otro y yo estuviera viendo su película. Es extraño, me siento ajena a todo lo que un día fui. Mi primer día en el jardín, el mismo día que conocí a Pablo solo es una imagen intermitente de sus ojos celestes y de lo mucho que yo quería su color de ojos; las visitas a casa de mi abuela, sus meriendas y sus cuentos, solo son fragmentos de una infancia en la que alguien fue feliz pero no estoy segura de haber sido yo; lo único que permanece claro en mi mente es la sensación de los brazos de Pablo rodeándome, el perfume de su cuerpo, sus besos y como queman en mi piel, la sonrisa de Gonzalo, su tono de voz cuando me llama "princesa" y el amor que siento por ellos. 

Escucho un trueno y me estremezco, no me gustan las tormentas y estoy muy lejos del abrazo de mis padres, cuando ellos murieron fueron los abrazos de Pablo los que me abrigaban cuando llovía y cuando él también se fue, los auriculares y la música. Ahora solo puedo escuchar el sonido de la lluvia y creer que después de la tormenta va a salir el sol. ¿Realmente va a salir el sol? 

La puerta se abre y ya no me esfuerzo en moverme, al principio trataba de escapar pero con el paso de los días, las semanas quizás, dejé de intentarlo. También dejé de moverme y de esforzarme por no perder la cordura.

- Acá está tu comida - me dice la misma voz de siempre. O al menos creo que es la misma voz, la verdad es que eso no me importa tampoco. 

- No quiero comer - mi voz suena ronca y seca. 

- Tenés que comer. Te vas a morir de hambre. 

- Me voy a morir de todas formas. - sé que me van a matar, lo que no entiendo es porque prolongan de esta manera mi agonía. Quizás para que Pablo y Gonza sufran. 

- Si el jefe dice que comas vas a comer - me agarra del brazo con fuerza y trata de meterme la comida en la boca por la fuerza, escupo y me retuerzo. De mi garganta escapan sonidos ahogados y las lágrimas que pensé que me habían abandonado regresan. 

Me abofetea haciéndome caer al piso, llevo las rodillas a mi pecho y me sostengo las piernas con los brazos ahogando mis sollozos, el sujeto me patea y sale de la habitación lanzando insultos. 

¿Por qué simplemente no puedo morirme y ya? ¿Por qué no me matan? Pablo y Gonza van a sufrir de todas formas y solo espero que aunque yo ya no esté, puedan atrapar a este monstruo para que no vuelva a lastimar a nadie más. 

Mis sollozos se ahogan poco a poco, las lágrimas aún corren por mis mejillas pero ya puedo respirar. De pronto me encuentro tarareando una canción.

Detrás de las paredes que ayer te han levantado te ruego que respires todavía.

Si pudiera pedir un deseo, por cursi que eso parezca, pediría ver a Pablo una vez más, pediría sentir sus brazos abrazarme, ver sus ojos de cielo y perderme en ellos una vez más, como tantas otras. 

Apoyo mis espaldas y espero que me abraces atravesando el muro de mis días.

Si me preguntaran cuál es el recuerdo más feliz que tengo creo que les diría que es mi primer beso, aún recuerdo las extrañas mariposas que volaban en mi estómago, yo no sabía que esas mariposas realmente existían. Recuerdo que me temblaba todo el cuerpo y que Pablo me tomaba de las manos con fuerza porque él también estaba temblando.

 Y rasguña las piedras, y rasguña las piedras. Y rasguña las piedras hasta mí.   

Sería lindo volver a llevarles una rosa blanca a mis padres, espero que Pablo lo siga haciendo cada año y que no sufra por mi, yo voy a estar cuidándolo donde quiera que esté. 

Apenas perceptibles, escucho tus palabras ,se acercan las bandas de rock and roll y sacuden un poco, las paredes gastadas y siento las preguntas de tu voz.   

Siempre me gustó cantar aunque nunca lo hice demasiado bien. Pablo decía que le gustaba mi voz pero creo que a él le gustaba todo de mi y a mi me gustaba todo de él. Me gustaba cantar mientras tocaba su guitarra, pasamos noches enteras disfrutando de la música. 

 Y rasguña las piedras, y rasguña las piedras. Y rasguña las piedras hasta mí. Y si estoy cansado de gritarte es que sólo quiero despertarte.   

Quiero decirle que lo amo una vez más ¿Cómo podría no amarlo si está en cada uno de los recuerdos de mi vida? Cuando era chiquita mi abuela me decía que Dios puso un ángel en la tierra para cada uno de nosotros y hoy estoy segura que mi ángel es él. Cuando yo no esté más ¿Podré ser su ángel también? Espero que si porque quiero abrazarlo cada noche aunque él no sepa que estoy ahí. Me imagino como serán sus hijos, seguramente van a tener sus ojos y solo espero que alguien se enamore de ellos como yo lo hice de él.

Y por fin veo tus ojos que lloran desde el fondo y empiezo a amarte con toda mi piel. Y escarbo hasta abrazarte y me sangran las manos pero qué libres vamos a crecer. 

Gonzalo dijo que se iba a alejar cuando todo ésto termine, pero Pablo lo va a necesitar ahí. Espero que piense en mí y sepa que quiero que lo acompañe, que quiero que lo cuide como yo lo cuidaría. Gonzalo es especial, su linda sonrisa hizo que me enamorara por primera vez, aunque creo que estuve enamorada toda mi vida de mi mejor amigo sin saberlo, de todas formas le agradezco cada uno de los instantes que me regaló. Los dos tienen que ser felices, los dos tienen que unirse para superar el dolor, son las personas más hermosas que conocí y estoy muy agradecida de que caminaran conmigo. Gonza es más racional, Pablo es impulsivo y creo que se complementan perfectamente. Si, definitivamente Gonza es el indicado para cuidarlo por mí. 

Y rasguña las piedras, y rasguña las piedras. Y rasguña las piedras hasta mí. Y rasguña las piedras, y rasguña las piedras. Y rasguña las piedras hasta mí.  

Termino la canción en un susurro imperceptible, mis lágrimas dejaron de caer, quizás me abandonaron otra vez y solo me quedan el silencio y el dolor. Me robaron la libertad, me robaron los abrazos que tanto bien me hacían, me robaron los besos de buenos días y los "te amo" antes de dormir, me alejaron de los cálidos rayos del sol sobre mi piel, me alejaron del café con leche y las medialunas, me quitaron las sonrisas de Gonzalo, me quitaron las caricias de Pablo, me quitaron todo lo que un día soñé ser, pero nunca me van a poder robar los recuerdos, nunca me van a alejar de sus pensamientos y nunca pero nunca, me van a quitar el amor de Pablo. 


Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora