Capítulo 7

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Los brujos que poseen algunos tonos azules en su fuego vital son mejores luchadores, más hábiles y preparados para la batalla. Cuanto más azul, mejor luchan. Por tanto, se dice que el fuego azul otorgaba el instinto de protección, la impulsividad de la ira, la fidelidad del soldado, el arte de la batalla y el don del guerrero.

1er Tratado: Los Orígenes.

Desconocido.




Las tres brujas esperaban delante de la puerta. La tía Dolly estaba preocupada, quería saber lo que ocurría tras esa madera, pero sin embargo no se atrevía a abrirla. Alex susurraba que no deberían estar ahí, que ya abrirían la puerta en otro momento. Liz resoplaba indignada ante la cobardía de sus familiares, ya había intentado abrir la puerta de sopetón un par de veces, pero su tía y su hermana se lo habían impedido. Los animales esperaban a que sus dueñas tomaran una decisión. Se encontraban en un punto muerto.

−No podemos tirarnos aquí todo el día, en menos de una hora tengo entrenamiento −susurró Liz. Luego se regañó a sí misma por seguirle el juego a su familia, no tenía ninguna razón para susurrar, y menos la que las mantenía a las tres expectantes en esa puerta.

−Lleva cerrada desde anoche, y no he oído nada. Sabéis que tengo el sueño muy ligero, y me entero de todo lo que ocurre en esta casa.

−A lo mejor aún sigue enfadado...

−Eso es lo más seguro, Alex −replicó Liz cansina− No le pusiste su identificación a la puerta, ¿verdad, tía?

−No, no me dio tiempo.

−¿Pues a qué esperamos para abrirla? –era la cuarta vez que lo proponía− esta no deja de ser nuestra casa, y aquí hay unas normas que respetar.

−No podemos violar su privacidad Elizabeth −intentó razonar su tía.

−Pues no podemos quedarnos aquí todo el día. Si el niñato ese quiere hacerse el cabezota y no salir, pues que se muera ahí de hambre.

−¡Liz! –regañó su hermana− Se un poco más comprensible con el pobre Gabe, bastante sufrió ayer como para que sigas molestando −entonces las jóvenes brujas se enzarzaron en una discusión típica de hermanas. Su tía se metió intentando calmar la situación, pero acabó discutiendo también con sus sobrinas.

La puerta ante la que se encontraban no era otra que la 83B, la habitación de Gabe. Y no es que éste no quisiera salir poseído por un terrible enfado ante las situaciones que había vivido, o que se hubiera hecho un ovillo en una esquina y llorase desconsolado por la pérdida de su familia. Gabe simplemente estaba durmiendo, porque las brujas habían acudido preocupadas a ver si se despertaba a la indecente hora de las siete de la mañana. Hay que añadir que el horario brujo empieza mucho más temprano que el humano. En cuanto sale el sol, la mayoría de brujos están despiertos y activos, y los que queden, en las dos horas siguientes despertarán y comenzarán sus tareas.

Pero Gabe era humano, y además un adolescente. Así que, en cuanto le dejabas sin despertador, perfectamente podía quedarse durmiendo hasta las doce de la mañana, y esa era la intención de su subconsciente, hasta que unas voces amortiguadas le despertaron. Se sintió confuso durante unos instantes, ¿dónde estaba? Entonces recordó todo el día anterior: las hermanas, el Consejo, su familia... Y deseó terriblemente no haber despertado y que todo hubiera sido un sueño, mejor dicho, una pesadilla.

Las Dos Brujas: HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora