La tía Dolly y Alex habían seguido a la loba, temerosas de lo que pudiera hacer, y llegaron justo a tiempo para ver como volvía a convertirse en Liz y caía en los brazos de Gabe. Orión había seguido a las dos Lionheart y se había encontrado con la situación, aunque hacía rato que había notado un cambio espectacular en la energía de Liz, y supo que algo había ocurrido. No tardaron en trasladarla a algún pasillo cercano a los salones que se habían convertido rápidamente en improvisados hospitales de campaña, con todos los heridos tendidos en el suelo. Los sanadores que estaban ilesos, o que tenían heridas poco graves, se habían puesto ya manos a la obra, recorriendo sin parar los corredores, intentando atender a cuantos más brujos pudieran.
La escena parecía una broma de mal gusto: los brujos vestidos con sus mejores galas, contrastaban de forma macabra con la sangre y los heridos que dominaban el pasillo. Dejaron a Liz en el primer sitio libre que vieron, y tuvieron que esperar bastante rato hasta que un sanador la visitó. Luego el tratamiento era sencillo, el sanador restauró sus niveles de energía rápidamente, y se marchó diciendo que despertaría en poco tiempo. Y así fue, Liz se despertó parpadeando confusa, preguntándose dónde estaba, cuando se topó con la cara de su hermana a escasos centímetros de la suya.
-¡Estás despierta! -sollozó su hermana lanzándose sobre ella en un abrazo imposible de deshacer.
Liz por un momento se preguntó a qué venía tanto dramatismo, y entonces recordó, la explosión, los zaahros, las decenas de muertos...
-¡Los zaahros! ¡Tía Dolly! ¡Gabe! ¡Orión! -empezó a gritar, agitándose, sintiendo como el miedo por haber perdido alguno de ellos la devoraba.
-Mi señora, -dijo Orión- estamos todos aquí, estamos bien.
Alex por fin se apartó y pudo ver con sus propios ojos que estaban allí. La tía Dolly con la cara surcada de preocupación y tristeza, Galileo encaramado en su hombro con el rostro más serio que jamás le había visto. Gabe con los ojos aún abiertos como platos a causa del miedo. Orión, posado en su regazo, sólo tenía ojos para ella. Luxen estaba detrás de su ama, también con los ojos teñidos de preocupación.
De repente, sin que nadie dijera nada, todos se fundieron en un abrazo familiar, dejando que el miedo y la preocupación se liberara después de tanto terror. Cuando se separaron, Liz fue la primera en hablar.
-Tía Dolly, ¿qué ha pasado? -La mujer, que ahora parecía haber perdido toda su fuerza soltó un suspiro antes de contestar.
-Los zaahros han conseguido entrar en la Catedral, atacando los salones. Ha... ha habido muchos muertos. Es lo único que puedo decir hasta ahora. Lord Ayrton ya ha comenzado la investigación, porque no sabemos ni cómo ni desde dónde han entrado. No sabemos nada, esto es una locura...
-¿No debería reunirse el consejo? -preguntó Alex.
-Hemos acordado quedar dentro de una hora, para que Lord Ayrton pueda conseguir nueva información y poder comprobar que nuestras familias están bien. También somos personas.
-Lo sé, tía Dolly. Estoy tan contenta de que estemos todos bien -Tía y sobrina volvieron a abrazarse. En ese momento, Gabe aprovechó para deslizar su mano debajo de la de Liz y agarrársela. Liz en seguida notó el contacto y giró la cabeza para mirar al muchacho. Su cara ahora era de puro agotamiento. Liz deslizó su otra mano por el brazo de Gabe hasta que ellos terminaron abrazándose también.
-Cuando te vi salir, a enfrentarte a todos ellos... Creo que no he pasado más miedo en mi vida. Bueno, sí, cuando Axel casi te mata. -susurró Gabe.
ESTÁS LEYENDO
Las Dos Brujas: Hermanas
Fantasy¿Qué pasaría si descubrieras un secreto oculto durante milenios?, que de repente tuvieras que vivir con unos completos desconocidos los cuales ni siquiera son humanos (aunque lo parezcan), que toda tu vida cambiara por estar en el sitio equivocado e...