Capítulo 23

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La mejor manera que tiene un brujo de entrenarse en el arte de la guerra es luchando. Estamos muy de acuerdo con que los brujos guerreros participen en torneos y competiciones, buscando alcanzar la cima. Y si no lo logran, seguir entrenando para medrar y llegar algún día a ser los más hábiles.

5º Tratado: Tratado sobre la adecuada educación y entrenamiento del brujo.

Allan Moore, brujo guerrero; y Théodule Morandé, brujo de la sabiduría.




-Este sitio me da muy mala espina -le susurró Gabe a Liz.

-Eso es porque el Depósito se encuentra bajo tierra y te da miedo la oscuridad -Se burló la bruja, a lo que Orión, que estaba posado en su antebrazo soltó un chasquido para regañarla.

Los tres se encontraban haciendo cola en una de las amplias cuevas del Depósito, sede de los brujos absorbedores. La entrada de esta sede era una cueva perdida en medio de un bosque, y toda la serie de cavidades que se habían formado de forma natural habían sido utilizadas por los brujos absorbedores para construir su sede. El sitio realmente era un poco escalofriante; iluminado únicamente por la luz que generaba la gran cantidad de energía blanquecina almacenada en piscinas por toda la sala, con las estalactitas, estalagmitas y diversas construcciones naturales que generaban extrañas sombras, el aura que gobernaba el lugar era de todo menos agradable.

-Recuérdame por qué estamos aquí -susurró de nuevo Gabe.

-De verdad que eres imposible -gruñó Liz-. Estamos aquí porque es el primer día del festival del solsticio de invierno, porque tenemos que recoger tres orbes de energía para ello, y porque así aprovechamos y realizas la visita del Depósito.

Al final, la noticia que Liz trajo hacía tres días a su casa había resultado ser real y todos los clanes habían comenzado los preparativos para celebrar el festival del solsticio de invierno. Este festival era una celebración que tenían los brujos para honrar la noche más larga del año, una noche mágica y especial para ellos en la que sus poderes aumentaban debido a que la luna brillaba durante más tiempo que cualquier otro día del año. Para ello, durante nueve días antes de la noche del solsticio, cada clan preparaba una serie de actos especiales, y el resto de clanes estaba invitado a acudir. La noche del solsticio, se hacía un gran baile en la Catedral al cual acudían todos los clanes a la vez, y finalmente esa noche, cuando la luna estaba en lo más alto se hacía una invocación en la que cada brujo ofrecía un orbe de energía, motivo por el cual Liz y Gabe habían ido al Depósito. La celebración de los brujos absorbedores era regalar un orbe de energía a cada brujo, para que pudieran participar en la invocación.

Los brujos Absorbedores poseían una magia especial que les permitía absorber y almacenar más energía de la que cualquier otro brujo podía. Eran los encargados de proteger y manejar las reservas de energía de toda la sociedad bruja y de buscar y controlar las fuentes de energía naturales que se encontraban a lo largo y ancho de todo el mundo. Y por eso, los brujos de todos los clanes hacían cola en su sede para recoger los orbes de energía.

Si bien no era una tarea demasiado agradable: los brujos absorbedores eran por naturaleza egoístas y desagradables; eso hacía que realizasen tan bien su trabajo. Por eso, que miles de brujos acudieran allí, a pedir energía reduciendo sus reservas, no les hacía ninguna gracia. Lo mínimo que podías llevarte era una mirada asqueada cuando te entregaban el orbe de energía.

Las Dos Brujas: HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora