Escena extra

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Esta fue una escena que se me ocurrió pero que no terminó de cuadrar en la historia completa, y tuve que desecharla. Pero que me parece lo suficientemente bonita como para publicarla.

El segundo libro empezará a ser publicado... Muy pronto ;)

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Gabe golpeó una serie de veces la puerta, de forma rápida y urgente. Se le notaba angustiado. Miró durante unos segundos hacia el oscuro y largo pasillo donde estaba. La noche ya había vencido al día, aunque apenas eran las nueve. Al ver que no obtenía respuesta por parte de la habitación, volvió a llamar, más fuerte, más desesperado. Cuando dio el último golpe, la puerta se abrió.

Por la rendija que se había abierto se podía distinguir a Liz y a Orión agarrado a su antebrazo, puesto que era su habitación a la que estaba llamando. El trozo de su cara que se podía ver mostraba que estaba enfadada, muy enfadada.

—Estaba durmiendo, más te vale que sea cuestión de vida o muerte. Porque si no, te vas a enterar en los próximos entrenamientos.

—Por favor —Liz cambió su expresión enfadada al notar el tono angustiado de Gabe— Necesito tu ayuda.

La bruja pareció meditar durante un momento y finalmente abrió más la puerta, aunque no la soltó, de forma que se la podía ver al completo. Su atuendo, una camiseta ancha de color blanco con un dibujo abstracto encima y unos pantalones que parecían de chándal, evidenciaban que estaba en pijama corroborando lo que había dicho al abrir la puerta.

—Qué quieres.

El muchacho habló sin apenas pararse a respirar durante unos minutos, y calló abruptamente, esperando el veredicto de la chica. Liz se mantuvo inmóvil, inexpresiva durante unos segundos, observando al humano. Finalmente, sin decir nada asintió con la cabeza, conforme por lo visto con lo que le había dicho Gabe. El muchacho sonrió, aliviado. Creía que no conseguiría convencerla.

—Espera aquí, voy a cambiarme.

Al cabo de unos minutos, Liz volvió a abrir la puerta de su habitación, vestida con una sudadera, unos vaqueros largos y deportivas, y con Orión en su hombro. Con un gesto de la cabeza, indicó a Gabe que le siguiera, además al no hablar el muchacho entendió que no debía hacer ruido. Caminaron todo el pasillo, hasta llegar a la puerta 1B. Antes de cruzar, Orión aleteó un par de veces hasta posarse en una especie de estantería baja que había al principio del pasillo, repleto de cachivaches. Asintió una sola vez con la cabeza a su dueña y permaneció quieto ahí, con sus ambarinos ojos fijos en el pasillo, incluso cuando los dos chicos cruzaron la puerta.

—Orión se queda aquí vigilando, por si les da por cotillear a mi hermana o a mi tía. En cuanto se muevan una de las dos, me avisará. —susurró mientras empezaba a moverse por la habitación. Esta habitación no tenía nada de especial, estaba llena de cajas de cartón, baúles, armarios, trastos viejos y polvo, muchísimo polvo.

Gabe se sintió torpe tras los pasos de la bruja, ella se movía de forma elegante y sin hacer ruido, como un gato de caza, ni siquiera hacía aire al pasar por el cuarto, porque no levantó ni una mota de polvo de su sitio, todo lo contrario de él, que estaba aguantando las ganas de toser para no hacer ruido. Liz siguió andando hasta llegar a un mueble pequeño que estaba pegado a la pared, que antaño debía haber sido muy hermoso, pero ahora estaba allí, con las esquinas cascadas, algunos cajones rotos, y oscurecido por el polvo y la carcoma. Liz hizo levitar el mueble hasta situarlo un par de metros más allá. Al moverlo, la bruja había dejado al descubierto una puerta pequeña, bueno, más bien había que describirla como un boquete en la pared tapado con una reja. Tras un par de intentos, Liz consiguió abrir la puerta, y con un gesto con la mano, indicó a Gabe que tenía que cruzarla. Acabaron en una cavidad en la cual había una escalera de caracol muy muy vieja y llena de telarañas. Liz se detuvo un momento para mediante levitación volver a colocar el mueble en su sitio, aunque no cerró de nuevo la verja. Se dirigieron sin mediar palabras escaleras arriba.

Las Dos Brujas: HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora