⚜️ CONSECUENCIAS ⚜️

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― Señorita Soler

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― Señorita Soler. ¿Puede hacernos el favor de seguir explicando?

Dijo el profesor mientras se acercaba al lugar donde me encontraba sentada, había hojas esparcidas por toda la mesa de trabajo. Mi mente estaba divagando mientras miraba el jardín de la universidad a través de los grandes ventanales que había al lado derecho del salón.

Toda la clase me estaba mirando, esperaban una respuesta o que hiciera el ridículo. No sabía que contestar ya que ni siquiera había puesto atención a las clases. A pesar de que estaba por graduarme, lo que ocupaba mi mente era aquel ser extraño que me hablaba en mi mente, y lo que había sucedido en mi cumpleaños. Silencio, era todo lo que inundaba mi mente desde que aquel ser se había alejado de mi mente, había cumplido con irse de mi cabeza.

―Señorita Soler, el hecho de que esté a punto de graduarse no quiere decir que deje de prestar atención a mi clase. Así que deje de papalotear y ponga atención o no se graduará.

Solo asentí, no sabía ni que era lo que me había preguntado. No podía dejar de pensar en ese beso, y en esa soledad que ahora me invadía. Por primera vez era consciente de que no había nadie o algo estaba cerca de mí, no sentía esa presencia que cuidaba de mí. ¿Todo este tiempo había sido aquel ser? Sentí un hueco en el estómago al darme cuenta de esa posibilidad. Que mi ángel de la guarda no fuera más que la misma muerte.

Para mí suerte la clase había terminado, y los últimos momentos de esta, mis compañeros habían visto como el profesor me había regañado. Estaba avergonzada, así que tomé mis cosas y salí corriendo del salón. Iba a cruzar el patio para tomar el autobús de la universidad. Iba tan distraída que un chico en bicicleta casi me atropellaba. Aquel incidente me sacó de mis pensamientos. Mis manos estaban temblorosas, estaba luchando por no gritar como una loca, aunque quería hacerlo, quería comprender que era lo que me estaba pasando.

Tenía esa sensación de estar a punto de saltar de un gran precipicio hacia una muerte segura, pero tampoco es que pudiera dar marcha atrás, no me quedaba más que saltar al vacío y ver qué era lo que había en el fondo.

¿Que era realmente morir? ¿Que se sentiría estar en aquel mundo desconocido? Esas preguntas siempre habían estado en mi mente.

Ahora ten que yo había sido salvada de ese abismo de la muerte, y que se lo debía a aquel ser, le debía mi vida. Sin embargo el costo de haber sido salvada era alto, me atemorizaban las consecuencias. Me atemorizaba ese ser que se había presentado exigiendo de mí algo que ni siquiera podía entender lo que significaba.

Mis pensamientos eran un gran revoltijo, pero también había cosas de mi vida que parecían tener más sentido. Todas esas sombras con las que había crecido parecían tomar forma y tener un significado, ser relevantes de alguna manera. Esos susurros, esa sensación al entrar en algunas casas o lugares. ¿Las has sentido? Como si las paredes y los objetos que ahí se encuentran pudieran susurrarte una historia. Pudieran contarte lo que han visto ocurrir. Amores, desamores, tristezas, odio. Pero el más fuerte siempre era el dolor.

Como si de alguna forma esa energía fuera capaz de decodificarla, de entenderla. De sentirla en carne propia, como si fuera mi propio dolor, mis propias vivencias.

Aún dudaba de mi cordura al recordar aquellas figuras deambulando a nuestro lado. Había querido olvidar, había preferido pensar que era solo la inventiva de una niña pequeña. Había tratado de ocultarlo, de negarlo, pero ahora era imposible. Había sido maldecida a cambio de que mi vida fuera perdonada. O quizás no era así.

—Pero... — Me quedé vacilante ante lo que iba a decir. Y es que lo tenía que decir en voz alta. Tenía que escupir mis pensamientos, eso que se había quedado atorado en mi interior.

— ¿Y si en realidad he muerto?

Aquel ser había sido conciso al decirme que yo poseía una parte de él. Y eso lo hacía vivir. ¿Qué pasaba entonces conmigo? ¿Una parte de mí estaba muerta?

¿Podría ser probable que una pequeña parte o tal vez no tan pequeña estuviera en el inframundo? ¿Pertenecía entonces al mundo de los muertos? Si eso era cierto, probablemente había encontrado una explicación a sentirme fuera de lugar. Tal vez había una parte de mí que no pertenecía al mundo de los vivos. ¿Y si toda yo no pertenecía a este mundo? No hacía daño mientras no era consciente de lo que sucedía conmigo, pero ahora aquel ser me había dicho como lo afectaba yo a él, las cosas cambiaban. La pregunta forzosa sería: ¿en qué forma me afectaba él a mí? Él me hacía estar... ¿medio muerta? La sensación de pánico se adueñó de mí. Mi corazón se aceleró.

— Eso no puede ser. No podría ser cierto. ¡Sé racional! ¡Vives! ¡Respiras! ¡Tu corazón late! He crecido, un ser vivo crece. Al menos eso te enseñan en las clases de biología. ¿De qué manera me afectaba aquel ser?

Eran demasiadas preguntas, tenía una extraña tendencia a dejar que mi imaginación viajara demasiado rápido y pensar en todas las posibilidades, incluso en las más absurdas. Y cada una de las posibilidades en las que pensaba, solo hacían que mi ansiedad creciera.

— ¡No quiero estar sola! ¡No puedo enfrentar esto sola! — Dije apenas en un susurro. Me deslice suavemente hasta llegar al suelo. Me acomode contra la puerta de mi cuarto, el trayecto de la universidad a mi casa se hizo corto, ni siquiera había prestado atención al tiempo. Traté de respirar hondo. Las lágrimas estaban atoradas dentro de mí, querían salir, por más que luchaba contra ellas, estaba llorando a causa de mi enojo, de la confusión en la que estaba sumergida. Sentí un vientecillo rozar mis mejillas mientras tenía mis ojos cerrados.

— No lo estas.

Escuché simplemente estas tres palabras de una voz que me era familiar. Por un momento me sentí aliviada, pensando en encontrar consuelo en aquel ser. Pensé que podría ser él, pero al levantar la vista la silueta que alcancé a distinguir era muy diferente a como lo imaginaba. No podía ser él. Quizás si estaba perdiendo la razón y que el pequeño desliz de la muerte al dejarme vivir, podría suponer que yo pudiera ver parte de un mundo que los humanos no se suponen deben de conocer.

Mientras más me acercaba a él, sentía que pertenecía a algún lugar. Era como si pudiera al fin saber quién era yo.

Había lago en lo que no dejaba de pensar, se supone que hay un balance. ¿Cuál era el precio de haberme dejado vivir? ¿Habíamos transgredido algunas leyes? ¿Iba en contra de Dios? ¿El destino? ¿La vida?

Yo estaba viva, pero al parecer no era del todo humana. Aquel ser que tenía frente a mí tampoco era humano. Más bien parecía un ser alado. ¿Un ángel?

Ahora resulta que ¿veía ángeles?

Miré a aquel lugar de donde parecía venir aquel susurro, pero en un instante despareció, no lo veía más. Sentí que había estado a punto de descubrir algo importante. De pronto ya no estaba más en mi habitación, estaba en otro lugar, y no tenía idea de cómo había llegado ahí.

 De pronto ya no estaba más en mi habitación, estaba en otro lugar, y no tenía idea de cómo había llegado ahí

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Canción: Hurts like hell/Fleurie

Cuando la muerte se enamoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora