Nueva actitud

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¡Ya sé! Todos quieren saber a quien vi al despertar. 

Quisiera decirles que fue a Leo a quien ví , y confieso que muy, muy en mi interior lo deseaba, lo deseaba secretamente, pero no fue así, quien estaba a mi lado era Adam. Ese chico del cementerio, aquel por el que tenía sentimientos confusos. Una historia inconclusa, una historia a medias, sin terminar.

Estaba en cuidados intensivos, confinada a un cuarto de hospital para mí sola, creo que eso era más bien por que los doctores no sabían que podía haberme sucedido. Lo único que sabía era que Adam y Aura estaban ahí. ¡Claro! Eran algo así como fantasmas. Podían pasar sin permiso de nadie. Y la verdad agradecí no haber despertado sola. Agradecí que pudieran estar ahí conmigo.

Adam me había contado que llevaba tres semanas sin despertar, sin estar consciente del todo. Los doctores creían que era una toxina o alguna reacción alérgica.

¡Por supuesto que una alergia te deja tres semanas inconsciente!... delirando. En realidad era claro que no tenían ni idea de lo que me pasaba. 

Los médicos solo se enfocaron en tratar de controlar mi fiebre que inexplicablemente no cedía. Y en medio de la desesperación incluso había mandado a hacerme una transfusión de sangre, sin ningún efecto. Para mediados de la segunda semana me habían mandado a terapia intensiva y confinado, sin tener ni una sola idea acerca de lo que me pasaba.

Al despertar mis visitas eran pocas, y pasaban de uno en uno... Mi madre, mi padre, mi hermana. Incluso Amelia pasó a verme, con reservas. Yo podía entenderla, no le agradaban los hospitales como a mí, y a ella menos, seguramente recordaba a su hermano.

Pero cuando entró, fui testigo de una escena tan conmovedora, que sin más empecé a llorar. ¿Cómo podía explicarle por qué lloraba? 

Pero esa escena... Adam detrás de ella, sólo observando a su pequeña hermana, casi me parte el corazón, y Adam también le había afectado, hacía tanto que no la tenía de cerca. Quería correr a abrazar a Adam y decirle a Amelia que su hermano estaba ahí mismo. 

Pero Adam me miró de una forma en la que entendí que no quería que ocurriera. Así que me callé. Amelia quedó desconcertada, por verme llorar.

—No llores Ángela, ya estas aqui de nuevo.—  Dijo mientras apretaba mi mano. Y casi se echa a llorar en mis brazos.

—Es sólo que pensaba en tu hermano.—  Le confesé, disfrazando la verdad. — Siento que sigue cerca, que de alguna manera me ha cuidado, y sobre todo está pendiente de ti.—  Continúe.

Adam  sonrió, aunque sus ojos estaban llorosos y rojos. ¿Como no podía sentir algo por él? De repente me sentí culpable por desear que estuviera Leo, ahí. Digo...¡En qué diablos pensaba! ¿Aquel chico mayor que yo? Que además es tío de mi ex, o no ex. Esa parte aún no la aclaraba con Adam. Es decir... Había muerto pero era mi novio cuando pasó, y eso no se en que lo convertía. No era como un... Hasta que la muerte los separe... Aunque de hecho había sido un... hasta que la muerte nos separó.

Ser novios y que nuestra historia finalizará así, no incluía esa cláusula ¿o si?

Amelia me sacó de mis pensamientos. Trató de cambiar el tema.

—Todos nos preocupamos por ti, incluso a Leo casi le da un ataque de histeria, él insistía en que revisaran tu mano derecha, que tenías un gran moretón ahí.— 

— ¿Leo dijo eso?—  Así que lo que había visto no era tan desvarío después de todo. 

  — Todos pensamos que era el susto que le diste, cuando te encontró, y prácticamente te desmayaste en sus brazos... Ambos nos asustamos, y te llevamos al puesto de servicios médicos, no nos dejaron ir contigo, fuimos tras la ambulancia.

Cuando la muerte se enamoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora