Había pocos recuerdos con Nahek, pocos para los que yo quería con él. Para lo que necesitaba vivir con él, para lo que quería vivir con él. Con mi ángel oscuro.
Pero había uno en especial que recordaba con gran emoción. Uno de esos días no escapamos me llevó a esas famosas auroras boreales. Supongo que tener el poder de querer ir a dónde se te diera la gana, tenía sus ventajas.
Recuerdo lo gélido de aquel lugar, sentía el frío atravesándome e instalándose en mi interior. Estaba tiritando hasta que sentí a Nahek abrazándome, yo me refugié en él, y poco a poco el frío fue derrotado por el calor que emanaba del cuerpo de mi ángel.
—¿En dónde estamos pregunté?— Con curiosidad, ahora me alejé de él para voltear a ver a mí alrededor. Pero Nahek me detuvo, no dejó que mirara, me sujeto del mentón y me obligó a mirarlo a los ojos, esos ojos grisáceos que me enloquecían.
— Según un mapa hecho por los humanos podría decir que es el norte de Noruega.— Dijo con tranquilidad
— ¿Noruega? ¿Estás loco? ¡Eso es miles de kilómetros a distancia! Nahek estas loco.—Le dije como un susurro, mientras besaba sus labios.
— Quería que las vieras a todo color, en vivo. Quería que tuvieras una idea de lo maravillosa que eres a mis ojos Adara.— Dijo mientras acariciaba mi cuello y no pude evitar suspirar. Mi corazón latía tan rápido cómo si fuera a salirse de mi pecho, y el mismo tratara de ponerse en manos de Nahek, de aquel ser que estaba frente a mí.
— ¿Por qué eres así Nahek? Eres tan perfecto y ni te das cuenta de ello y eso te hace aún más especial.— Ahora comprendía lo que me había dicho alguna vez Adam. Mi ángel guardián.
— ¿Así que soy especial?— Me contestaba mientras sonreía de manera pícara.
— Lo eres mi ángel, vaya que lo eres. Que te ame te hace especial. ¿No te es suficiente?— Le dije para molestarlo.
— Cuando aún podía leer tu mente, había algo que querías hacer con toda el alma. Y eso era ver las auroras boreales. Querías ser parte de esa magia, así es como lo describías. — Me contestó. Mientras yo no podía creer que estuviera ahí con él. Siempre se me había hecho algo demasiado romántico, un beso, presenciar esa magia junto aquel al que amaba.
Volteé y admiré todos esos colores que salían de alguna parte de este mundo, era cómo si fuera otro planeta, otro lugar. Todos esos colores bellos y tonalidades, que tomaban vida. No importaba el frío ni el halo de mi respiración que emitía al respirar.
— Esto es increíble Nahek, esto... Estar aquí contigo.— Fue lo poco que pude decir, no tenía palabras. Tenía tantas ganas de llorar de emoción. Y a la vez miedo, tenía miedo de sentir tanto amor por él.
Nahek me abrazó una vez más por detrás. Mientras ambos veíamos todos esos colores, incluso algunos que no pensé que podrían existir.
— Es magia Nahek.— Dije en medio del silencio.
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Cuando la muerte se enamore
FantasiaLIBRO 1 ¿Qué es lo que pasaría, si la muerte te perdonara la vida? ¿Si aquel ser extraño al que muchos le temen, pudiera ¿De verdad aquel ser es tan cruel y despiadado? O sólo es un ente que vaga solo en las penumbras, un ser odiado por muchos y...