Archivo Clasificado

106K 8.9K 2.5K
                                    

¿El amor cambia? ¿Sigues amando a alguien que te ha dejado? ¿Puedes olvidar lo que es amar?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿El amor cambia? ¿Sigues amando a alguien que te ha dejado? ¿Puedes olvidar lo que es amar?

¿El amor realmente existe? ¿Seguirá siendo una constante después de nuestra muerte?

Es decir, muchas veces había leído sobre él en todas las novelas e historias. Y no me refiero al amor en sentido romántico, sino aquel de hermanos, entre padres e hijos, incluso amigos.

El de hermanos lo había experimentado con mi hermana, pero era más parecido al de amigas. Habíamos sido adoptadas y mis padres habían demostrado tenernos cariño, amor. Lo había visto aquel día en el hospital, al ver los ojos llorosos y preocupados de mis padres al verme en la cama del hospital.

En cuanto a los amigos, nunca había tenido uno en realidad. Siempre me había puesto una barrera, aunque anhelaba encontrar a esa amiga inseparable que sabía todo sobre ti.

Pero luego, apareció él. Adam. 

Era un chico normal, pero a diferencia de mí. Él no tenía ningún problema para hacer amigos. Tenía una hermana y unos padres que le querían.

Muchos me notaban por mi extraña apariencia. Es decir... ¿Quien no iba a notar a la niña rara de pelo casi blanco, y ojos grises?

Esa chicaque a primera vista resalta y atrae las miradas de todos, pero casi nunca era a la que escogen para trabajar en equipo, a la que invitaban para las fiestas o pijamadas. Nunca fui esa chica en el colegio.

Podría ser la chica misteriosa, pero no la amiga de alguien, la novia de alguien... Y Adam cambió eso. Adam se ganó mi confianza, mi amistad y luego mi corazón. Y sin que yo pudiera hacer nada o lo esperara, simplemente un día se metió en mi corazón, en mis pensamientos.

En mi mente los recuerdos son difusos, pero había uno en especial que había olvidado. Ese recuerdo era el día en el que Adam se había ganado mi corazón, lo cuál era tan incongruente y estúpido, haber olvidado ese momento. Y sin embargo ahora lo recordaba, lo estaba recordando.

Recuerdo que ese día después de terminar las clases en el Instituto. Adam me esperaba en su moto. No quería decirme a dónde iríamos. Y aunque dudé en ir, quise hacerlo. Quería ser una adolescente normal y escapar un rato con el chico que me gustaba.

Adam tomó la carretera. Recuerdo el aire en mi cara, alborotando el resto de mi pelo, que quedaba suelto debajo del casco.

Mi corazón palpitaba, iba tan cerca de él.  Pero era inevitable, temía caerme en cualquier momento por ello me había aferrado a él, aunque cuando tomaba conciencia de a lo que me aferraba, o más bien a quien me aferraba trataba de aflojar los brazos para reducir el contacto entre nuestros cuerpos. Adam se percataba de ello y aceleraba, haciéndolo a propósito para que yo me aferrara de nuevo a él.

—¡Eso no es justo!—Dije gritando, para que me escuchara a pesar del ruido del motor y el aire golpeándonos con fuerza.

—¡No te escucho!— Contestó de vuelta. Aunque podría jurar que tenía una gran sonrisa dibujada en su rostro, porque sabía perfectamente que hacía.

Cuando la muerte se enamoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora