"¿Por qué he de acostarme debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual."
Lilith (Personaje mitológico y bíblico
Apenas estaba saliendo de la confusión de haber visto a Leo, casi podía jurar que había estado aquí. Cuando varios gritos se empezaron a escuchar dentro del hospital.
Nahek y yo nos miramos por un instante como diciendo <<¿Ahora que?>> Solo pedíamos un momento tranquilidad.
Mi primer pensamiento fue <<Leo>> Uno de mis guardianes estaba vulnerable. Leo estaba ahí, y era la única explicación que encontraba para que hubiera tanto alboroto. Aunque no podía imaginar que era lo que sucedía.
Nahek y yo corrimos rápidamente hacia el hospital. Toda la gente trataba de salir corriendo de ese edificio de paredes blancas y olor a sanitizante. Nos abrimos paso entre la gente que venía contra nosotros.
Subimos las escaleras lo más rápido posible. Solo para toparnos con figuras grisáceas que parecían tener una mala recepción de señal. Como si hubiera estática en esta. Ahora comprendíamos por que todos salían huyendo. Nahek y yo nos volvimos a mirar confundidos. Se supone que eso no debería de pasar. Pero al estar el señor de los muertos en forma humana en este plano, cambiaba muchas cosas. Habíamos alterado el equilibrio y al parecer el caos iba a empezar.
Mi corazón latía rápidamente. Algo lo estrujaba, sentía esa sensación en el corazón, como si un peso lo aplastará súbitamente. Era eso que llamamos presentimiento.
Miré a Nahek de nuevo, el se había parado en seco.
— Adara necesito ir a ver que pasa, necesito regresar a esos seres a donde pertenecen— Me dijo con preocupación, consternado. Sabía que era su trabajo, su deber.
— Ve, yo iré a ver Amelia...— No me dejó terminar, el sólo asintió.
Antes de eso corrí a abrazarlo, tuve esa necesidad de hacerle saber que estaba con él. Que sentía lo que estaba ocurriendo.
En cuanto el desapareció, yo seguí corriendo hacia el cuarto donde estaba Leo, por un pasillo largo que ahora me daba escalofríos.
Estaba extrañamente silencioso y frío. La temperatura estaba helada. Eso me aterró. Era el presagio de que algo sucedería. Esa sensación hizo que temblara por unos segundos. Sentí ese frío recorriendo mi espina dorsal. Y me sacudí para tratar de alejar esa sensación.
— ¿Amelia?— Dije casi al llegar. Antes de dar vuelta hacía el pequeño pasillo donde se encontraba la entrada a la habitación de mi guardián terrenal.
Al dar la vuelta pude darme cuenta de que Amelia estaba suspendida en el aire. Al igual que dos mujeres y un hombre. Quizás eran los padres de Amelia o los padres de Leo. No reconocía a las tras tres personas.
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Cuando la muerte se enamore
FantasyLIBRO 1 ¿Qué es lo que pasaría, si la muerte te perdonara la vida? ¿Si aquel ser extraño al que muchos le temen, pudiera ¿De verdad aquel ser es tan cruel y despiadado? O sólo es un ente que vaga solo en las penumbras, un ser odiado por muchos y...