¿Puedes convertirte en algo que no eres? ¿O sólo has sido siempre la persona en la que terminas siendo, y esa parte estaba oculta de los demás?
Estar en esta situación me hacía replantearme quién era, qué era lo que estaba haciendo con mi vida, que además estaba en pausa. Mi vida se había convertido en un caos, entre la vida y la muerte, me había quedado atrapada en la forma más literal.
Si lo ponía en perspectiva Adam había sido el único que me había enseñado a amar, y que yo había aprendido a amar... En cambio la muerte era un desastre con los sentimientos, con esas extrañas sensaciones para él.
Nosotros los humanos somos conscientes de los sentimientos, aunque nunca los alcanzamos a comprender, son volubles y nos hacen hacer cosas ilógicas, estupideces.
¿En qué estaba pensando la muerte al meterse en este rollo? Quizás mi simple existencia había roto el orden, seguir viviendo cuando no debía hacerlo.
Como ahora estaba tratando de distraer mi mente para no sentir ese pinchazo incómodo en mi corazón, ver a Aura ahí al lado de Adam, una parte de mí quería decirle que se fuera, pero no podía actuar como novia celosa, ni siquiera éramos nada. Éramos algo así como una situación complicada que era mejor ignorar.
—Quisiera ser él... La forma en que lo miras.— Oí la voz de la muerte.
— Nunca podrías ser Adam.— Dije sin pensarlo. Yo y mi gran bocota.
— Lo siento... No quise decir eso, es solo que no me agrada que mi casa se haya convertido en un club de fantasmas.— Le dije.
— No trates de justificarte... Sé lo que piensas.—
— Entonces lo lamento, me disculpo por eso.— Escuché una leve sonrisa, pero de esas amargas, lo había herido y ahora me odiaba por ello.
— No lo hagas... No te odies.— Me respondió
— ¡¿Sabes no te entiendo?! Primero me haces sentir mal por un comentario que dije sin pensar y ahora me pides que no lo haga?!—
Lo último lo dije en voz alta molesta, y todos me voltearon a ver, quería ir a ver como estaba Adam pero necesitaba primero hablar con la muerte...
— Creo que habla de nuevo con Mortis.— Dijo Aura en algo que quería ser un susurro pero no lo fue.
Adam se despertó y me miró. Yo sólo lo miré con cara de culpabilidad. Era mi culpa que estuviera muerto y era mi culpa que ahora estuviera ahí.
Me quedé en silencio unos instantes y luego me fui a encerrar a mi cuarto, ni Leo, ni Aura me preguntaron nada, lo cual agradecí.
Subí las escaleras y azote la puerta sin que me diera cuenta que había quedado entrecerrada.
— ¿Qué quieres de mí? No lo comprendo... Dices amarme y a veces siento que puedo hacerlo, y otras solo creo que eres un egoísta... ¡Y más te vale que no te quedes callado! Por qué.... ¡No puedo con esto!— Dije entre lágrimas y sollozos, al fin estaba siendo sincera.
— ¿Por eso te lo llevaste no?... ¿Por eso lo alejaste de mí?— Le pregunté mientras me dejaba resbalar sobre una de las paredes hasta quedar sentada contra la pared y me acurruque contra mis rodillas.
—Quiero que me enseñes a amarte Adara... Porque no sé hacerlo.
Sólo sé que siento esas ganas de mandarlo muy lejos de ti... Que ni se le ocurra acercarte a ti... Y quisiera que me miraras de esa forma, que te preocupes por mí como lo haces por él... Quiero que me ames y no se como lograrlo. Solo quiero que me ames Adara.—
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Cuando la muerte se enamore
FantasyLIBRO 1 ¿Qué es lo que pasaría, si la muerte te perdonara la vida? ¿Si aquel ser extraño al que muchos le temen, pudiera ¿De verdad aquel ser es tan cruel y despiadado? O sólo es un ente que vaga solo en las penumbras, un ser odiado por muchos y...