Capítulo 26. Venganza y ¿Qué es Esto?

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— Toma. — Le entregue su cerveza a Gus.

— Gracias. — La destapó con sus dientes y la bebió por completo.

— Wow. — Abrí los ojos como platos. — ¿Como puedes hacer eso?.

— Práctica. — Nos reímos.

Después de una media hora, los chicos subieron y las chicas se pusieron a bailar con uno que otro chavo que les hablaba.

— Creo que ya es hora de irnos. — Susurré en el oído de Virgo.

— Claro, solo dejame avisarles. — Después de eso se agarro la boca con dos dedos y silbo demasiado fuerte que la mayoría volteó a vernos.

— Lo siento. — Me disculpe con todos.

Los chicos llegaron en un milisegundo tras escuchar la señal.

— ¿Qué pasa?. — Leo pregunto preocupado.

Según tenia entendido que esa era señal cuando ocurría algo malo.

— Nada, solo que ya es tarde y es hora de irnos. — Virgo se acercó a una silla y tomó su bolso.

— ¿Enserio?, ya me estaba divirtiendo con un chico, vamos, un rato más. — Capricornio empezó a chillar.

— No, mañana tenemos clases, además tú, tienes un examen en economía. — Dije cruzandome de brazos.

— Vamos Acuario, diviértete, no seas aburridaaaa. — Alargó la a.

— No, la escuela es primero.

— Okey, por malvada no te llevaremos. — Dijo Leo.

— Por Dios, ¿Enserio?. — Asintieron resentidos. — Muy bien, entonces me voy caminando.

— No te preocupes, yo te llevo. — Dijo Tauro riendo.

— No gracias. — Mire hacía otro lado.

— O si quieres yo te llevo. — Escorpio se acercó a mi.

— No hay necesidad, yo la llevo. — Libra se aumento a la lista.

— Genial. — Dije entre dientes.

— Acuario, escoge uno rápido, porque se van a cansar. — Sabia que Virgo hablaba en doble sentido.

— No lose, haber hagan un piedra, papel o tijera, para saber con quien te vas. — Cáncer habló observando a todos.

— ¿Sabes?, creo que deberías irte con Aries, tu nueva conquista. — Piscis volvió a utilizar su tono sarcástico.

— Que no somos nada. — Se defendió.

— A ver ya, mejor me voy caminando. — Dije enojada.

— ¿Enserio?, son las once de la noche, cualquier asesino podría estar allá afuera y... — Géminis calló de inmediato.

— ¿Y que?.

— Nada, nada. — Tomé mi bolso y empecé a caminar rumbo a la salida.

En el camino me tope con Gus, lo abracé y me despedí de él.

— Siento no poderte llevar, pero si dejo la casa sola, cuando regrese solo estará los escombros y los cuerpos. — Rió.

— Sí claro, descuida, para eso tengo dos pies, gracias por invitarme a tu fiesta. — Le bese la mejilla.

— De nada, aunque no deberías de agradecer, no fue una linda fiesta. — Negué.

— Siempre es un placer escuchar estupideces. — Reímos.

¡No te enamores de Acuario! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora