Capítulo 40. ¡Vamos Delfines!

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¡Oh Dios! ¡Oh Dios! ¡Me voy a morir!

Entrecerré los ojos y voltee a ver hacia Tauro... ¡Este chico si que no era de confiar!.

— Ten, Gracias. — Dije devolviendole su móvil.

— Ah si, de nada. — Me quitó el móvil de las manos y volvió a enfocar su vista al partido.

— ¡Hey Acuario! ¡Ya vamos a empezar las porras!. — Dijo Aries moviendo mi hombro.

Asentí y voltee a ver a Valentina que se encontraba hasta tras, le mostré tres dedos indicándole cuando empezaríamos.

— Una... Dos... Tres...

— ¡¡VAMOS DELFINES!! ¡¡NOSOTROS LES DAMOS NUESTRO APOYO Y UN POLLO PARA LA VICTORIA!! ¡¡Y UNAS PATADAS EN DICIEMBRE POR SI PIERDEN!!.... — Empezamos a corear todos.

Los chicos de las otras tribunas, solo nos quedaron mirando con los ojos abiertos y luego comenzaron a reír a carcajadas... Idiotas.

Al terminar todos gritamos y aplaudimos.

— ¡Oye! ¡Oye! ¡Libra va a notar un touchdown! ¡Mira! ¡Mira!… ¡SIIIIIII!. — Apenas me pude mantener sentada por los gritos y movimientos de Tauro.

Y si, Libra anotó un touchdown dando una victoria segura para los Delfines... Eso creo...

¡Dios! ¡No entiendo nada de eso!

— ¿Ya ganaron?. — Pregunté esbozando una sonrisa.

— ¿Enserio, Acuario?. — Tauro me respondió con otra pregunta, sarcástica más que nada. — Todavía hacen falta tres cuartos, recién esta iniciando.

— ¡Aaaaaa!. — Deje caer mis hombros y la cabeza, por lo que recibí una mirada amenazadora de parte del tipo que estaba en el asiento trasero.

— ¿Creí que te gustaba ver el fútbol americano?. — Dejó de ver el partido y me miró atentamente.

— Oie si, pero por la TV... Viéndolo en vivo... Se me hace más... Más... ¿Como decirlo?. — Busque la palabra más adecuada. — Más aburrido.

— ¡Oh Dios mio!. — Se toco el pecho ofendido. — Eres... Eres el diablo.

— ¡Aggg!. — Gruñí. — Necesito aire fresco, en un momento regreso.

Me levanté -por lo que recibí muchos abucheos- y baje las tribunas para ir a la parte trasera del instituto.

— ¡Por fin!. — Dije cuando llegué a mi destino.

La mayoría del lugar estaba oscuro, solo la luz de algunas lámparas me permitían ver mi camino. Todo estaba en completo silencio, hasta que oí las pisadas de alguien que se acercaba.

— ¿Hola?. — Dijo la otra persona... ¿Acaso esa es la voz de Gus?.

— ¿Gus?.

— ¿Acuario?.

— ¿Que haces aquí?.

— ¿Tú que haces aquí?. — Los dos comenzamos a reír a carcajadas.

— Sinceramente, creo que el fútbol americano ya se me hizo un poco aburrido. — Hizo un resuello y se toco el pecho. — Fui sincera contigo, prefiero verlo por TV.

— Que mala. — Entre cerré los ojos por segunda vez en el día. — ¿Qué ocurre?.

— ¿Y tú que haces aquí?.

— ¿Yo?. — Asentí. — ¿Aquí?.

— ¡Si!. — Lo reprendí.

— Nada. — Lo mire feo.

¡No te enamores de Acuario! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora