Capítulo 58. Adiós, Piscis

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Acuario's pov:

— Lo mate y ni siquiera me arrepiento por haberlo hecho...

Negué con la cabeza intentando convencerme que esto solo era un sueño y que ya era hora de despertarme.

Pellizque mi brazo.

El dolor estaba ahí, el maldito dolor estaba ahí y solo me confirmaba que todo era real, que Tauro estaba ahí y me estaba diciendo que había asesinado a un ser humano sin piedad, sin una sola gota de clemencia...

— Hace una semana me enteré de que su hermano me estaba buscando y bueno... ¡No se como mierda le hizo, pero me encontró! Me encontró y prácticamente ahora me esta obligando a vender drogas para no matarme sin ningún provecho...

— Basta, por favor. — Pedí sintiendo como la muralla que había creado todo este tiempo se derrumbaba y cada pedazo de mi vida se caía con ella.

¿Por qué me ocultó esto?

¿Por qué no fue sincero conmigo desde un principio?

Quizá, tan solo quizá lo había comprendido y ayudado a buscar una salida a sus problemas.

— Vete, Tauro.

— Pero, peque, yo...

— ¡Vete!. — Le ordené, alejándome bruscamente de la palma de su que mano que trato de alcanzarme.

Mi cuerpo anhelaba ese contacto, ese toque que provocaba mil sensaciones en mi, pero él era un vil mentiroso y yo los odiaba con el alma. Los odiaba desde que mi...

— Vete, ahora... ¡Me estas haciendo recordar cosas que no quiero, vete!. — Casi supliqué llorando a mares.

— ¡Bien! pero que quede claro maldita sea que no me rendiré así de fácil, no ahora...

Y ahora más que nunca esa frase me caló los huesos, había una maldita promesa en su voz y sabia que él la iba a cumplir tarde o temprano...

Valentina's pov:

Unos gritos me despertaron.

Moví cuidadosamente a Libra, quien a penas sintió mi contacto abrió los ojos confuso.

— ¿Qué pasa, Vale?. — Me preguntó reincorporándose del sofá.

— No lo sé, solo me desperté y oí a Tauro y Acuario gritando, pero fue más Acuario la que le gritaba cosas feas a él. Tengo miedo, puedo asegurar que ella estaba sollozando… — Y antes de que finalizará, fui interrumpida por el escandaloso ruido de un cristal rompiéndose.

— ¡¿Qué carajos?!.

Libra se puso de pie cohibido y comenzó a subir las escaleras corriendo, obviamente conmigo de entrometida siguiéndolo.

Se detuvó justo enfrente de la habitación de Acuario, que se encontraba con la puerta entreabierta y se escuchaban ecos de gritos y sollozos que provenían de ahí.

— ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Aléjate!. — Oí decir a Acuario.

Y al igual que Libra me preocupe demasiado y casi casi irrumpimos en la habitación.

Lo que ví a continuación casi me dejó helada y en shock.

Acuario estaba tirada a mitad de su habitación ahora destrozada, sus labios temblaban al igual que sus manos y piernas, su rostro era un dilema; apenas se podía ver por los mares de lágrimas que salían de sus ojos.

Tauro solo permanecía a su lado de cuclillas, intentando consolarla, cosa que parecía no funcionar de ningún modo.

— Aléjate de ella, Filegran. — Sentencié en un susurró.

¡No te enamores de Acuario! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora