Imaginas Marvel #MEAs2016 #MEAs2k16

031 - Peter Quill

Te encontrabas en el bar Marte, donde personas de cualquier planeta se reunían, bailaban y bebían la mejor bebida del planeta Tierra: Cerveza. Los pocos terrestres que había en el bar no tomaban mucha cerveza, ya que decían que había mejores bebidas.

Tú provenías del planeta Urano, donde todos sois azules. Tenías el pelo azul oscuro, largo y liso. Tus ojos eran de color marrones, aunque normalmente solían ser azules. Llevabas un vestido blanco corto que se ataba al cuello y dejaba ver un poco la espalda. Llevabas unos tacones aguja, también de color blancos.

¿Y el objetivo?

Peter Quill, más conocido como Star Lord.

Peter se encontraba en una mesa hablando con un mapache animadamente. Te acercaste a la barra, y apoyaste un codo. Podías ver por el rabillo del ojo a Peter. Veías que su cerveza estaba a punto de acabarse así que le faltaba poco para acercarse a la barra y pedir otra.

El camarero se acercó a ti y sin preguntarte nada te dio una cerveza. Hiciste una mueca ya que no te gustaba nada la cerveza. Volviste a llamar al camarero que estaba en la barra para cambiar la bebida. Alguien se colocó a tu lado y también llamó al camarero. Pero fue en vano ya que a ninguno de los dos le hizo caso.

-    Este bar cada vez va a peor - te quejaste mientras bajabas la mano. Cansada ya de levantar la mano.

-    Y que lo digas - dijo el hombre. Abriste los ojos desorbitadamente. Conocías esa voz. Él era Peter Quill. Te giraste hacia él ya sin los ojos desorbitados y le sonreíste, dándole la razón. – Hay un bar en esta misma calle. Es nuevo.

Asentiste, esperando que dijera algo más (algo que sonara como una invitación).

-    Si quieres, no sé... ¿Podemos ir allí?

-    ¿Por qué no? – sonreíste triunfante.

Peter le hizo señas al mapache de que se iba y ambos empezasteis a caminar a la salida. No podías evitar dejar de sonreír, porque, Star Lord te había invitado a salir con él.

Este bar tenía luces de neón, era mucho más oscuro que el otro y había menos gente en él. Peter caminó por delante de ti hasta la barra. Se quedó en un sitio libre y tú te colocaste a su izquierda.

-    ¿De dónde eres?

-    Urano. – respondiste rápidamente.

-    Soy Peter - se presentó cuando se dio cuenta de que no se había presentado antes (aunque sabías quién era perfectamente). - ¿Y tú?

-    Loxvef – inventaste rápidamente. ¿Por qué demonios no habías pensado antes en un nombre? Estúpida.

-    Exótico – dijo mientras decía tu nombre. – Nunca te he visto antes por ese bar, y eso que suelo ir a menudo.

-    Algunas veces habré ido. Y si no me habrás visto es porque no te hayas fijado. – dijiste encogiéndote de hombros.

-    Una cara así no se olvida - te guiñó el ojo. Parpadeaste varias veces antes de sonreírle coquetamente.

¿En serio estaba ocurriendo esto? Llevabas una vida para que se fijara en ti y cuando lo hace no sabes qué hacer. ¡Reacciona! Te decías a ti misma.

-

Después de varios chupitos de vodka, bailar en la pista (que cada vez se fue llenando más), miradas coquetas y roces de labios, Peter y tú os acabáis besando. Él te agarró de la nuca, para que no escaparas del beso. Al separaros ves que tiene un poco de pintura azul en la comisura del labio. Con una sonrisa nerviosa pasas el pulgar por la comisura, para que se fuera lo azul.

Había pasado ya bastante tiempo, los pies te dolían y tenías ganas de irte. Peter parecía tener las mismas ganas ya que te agarró de la mano. Y te llevó fuera del local. ¿Cuál fue el problema? Que estaba lloviendo.

Paraste en seco cuando estabas a punto de mojarte. Peter se giró, confundido.

-    ¿Qué ocurre? – preguntó. - ¿Es que te da miedo la lluvia?

-    No. Es que me he alisado el pelo, y no quiero que se rice – inventaste rápidamente.

-    No van a ser ni cinco minutos hasta que entremos en mi coche, así que, ¿qué más da?

-    Sí que importa, ¿vale? – dijiste, tal vez un poco borde.

-    Bueno, pues toma mi chaqueta – dijo, bastante confundido por tu actitud. Se quitó su chaqueta de cuero y te la pasó. Rápidamente te la colocaste por encima de tu cabeza, logrando tapar también tus hombros.

Algo te decía que esto no iba a acabar bien.

Peter te llevó hasta su coche, un Mercedes de color negro (un coche de la tierra). Como todo un caballero, te abrió la puerta y te dejó entrar a tu asiento. El dio media vuelta a coche y también entró. Le pasaste la chaqueta con un "gracias" y él te guiñó un ojo.

Después de que se pusiera su cazadora, os volvisteis a besar, esta vez más necesitados. Peter tenía una mano en tu nuca, acariciando tu cuello. Después colocó la mano en tu cintura mientras te acercaba a su asiento. Os despegasteis del beso, para que ambos pudierais respirar. Peter pasó la mano de tu cintura hasta tu pierna de color azul, sin desconectar su mirada con la tuya. Te mordiste el labio.

A Peter le dio por mirarse la mano que había estado en tu pierna y se asustó: Su mano estaba de color azul.

-    ¿Qué cojones? – preguntó sin dejar de mirar su mano.

Con tu mano derecha, te tapaste la zona de tu muslo que empezaba a dejar de ser de color azul y mostraba cómo era en realidad tu piel; de color carne.

Peter, que vio cómo te tapabas la pierna, te agarró de la muñeca para ver qué estabas escondiendo. Cuando vio la zona con el color carne te miró, con el ceño fruncido y sin comprender.

-    ¿Realmente bebí demasiado? – preguntó.

-    No, no es eso – admitiste después de varios minutos en silencio. – Yo, en realidad, no vengo de Urano. Soy de la Tierra.

-    ¿Y por qué mentiste? – preguntó con el ceño fruncido.

-    Oí un rumor de que no te gustaban las de la Tierra – dijiste mientras te quitabas una lágrima. Te mordiste el labio, nerviosa. – Solo quería conocerte.

-    ¿Y te pintaste todo el cuerpo de azul?

-    Y el pelo, - asentiste.

Peter se quedó mirando un punto fijo, seguramente pensando. Tú te mordías el labio, debatiendo si debías irte o quedarte aquí. Colocaste la mano en la manilla para salir, pero su voz habló:

-    Lo que ocurre con la mayoría de los rumores es que son falsos - habló Peter, por lo que te quedaste sentada y mirándole a la cara. – Cuando lleguemos a mi casa te quitarás toda la pintura, quiero ver a la verdadera Loxvef.

-    Ese tampoco es mi verdadero nombre - sonreíste nerviosa.

Peter bufó, pero después sonrió y arrancó el coche.