Después de los acontecimientos de Washington DC, toda HYDRA quedó destapada. Todos los trapos sucios que tenía fueron sacados a la luz. Después de la muerte de Pierce, y que la mayoría de los científicos huyeran como cobardes, quedaste tú sola.
Poco sabías realmente del mundo entero, pero reconocías dónde estabas encerrada. Estabas en tu celda encerrada. El soldado número diecisiete había vuelto a hacer unas de sus misiones. ¿Y tú? Seguías encerrada, sin hacer nada realmente. Ni podías huir, ni recibías órdenes.
Pero todo cambió al día siguiente: más de una docena de agentes con trajes negros aparecieron en la sala. En menos de un minuto quedaste esposada en el suelo. Te metieron en una furgoneta y te llevaron a un gran edificio. Sin quitarte las esposas, te metieron en una celda que era igualita a la de antes. Aunque tal vez era más limpia.
Un hombre negro con un parche en el ojo, entró en tu celda dos días después.
Tú estabas sentada en el suelo cuando aquel hombre apareció. Al oír ruido, levantaste la cabeza para mirarle con atención.
- Será mejor que me acompañe – dijo con voz seria. Te levantaste del suelo y caminaste fuera de la celda.
Afuera, había seis guardias esperándote. Se te hacía raro ya que no pensabas huir. Estabas sola, HYDRA había desaparecido y estabas perdida.
Caminasteis por un interminable pasillo hasta que te obligaron a entrar por una puerta. Esa sala era una sala de interrogación. Tú te sentaste en una silla y el hombre del parche se sentó en frente tuya. Deslizó por la mesa una carpeta hasta ti. En esa carpeta, estaba tu nombre y tu número.
- Conocida como la sombra del Soldado de Invierno. Ann, te llamas. Provienes de Rusia – habló con voz clara. – Sabes hablar más de treinta idiomas y has causado la muerte de más de un centenar de personas. Si el Soldado era una leyenda, tú eres un mito. Y os hemos encontrado a los dos. Genial, ¿no cree?
- ¿Qué quiere? – le preguntaste. No sabías a dónde quería llegar con toda esa palabrería.
- Abra la carpeta, y vaya a la página número diez – te ordenó.
Con dificultad, conseguiste llegar a la página diez. Ahí estaba tu biografía. Tu fecha de nacimiento, juventud, rastros, algunos acontecimientos pero... Tú no recordabas nada.
- Esa no soy yo – dijiste con la voz estrangulada. – Yo no nací en el 1960. Tan solo tengo 24 años.
- ¿En qué fecha exacta naciste? – te preguntó. - ¿Cómo se llamaban tus padres? ¿Tenías hermanos? ¿Recuerdas la escuela a la que ibas? ¿Sabes acaso dónde naciste? ¿Y por qué tu brazo derecho es de metal? ¿Sabes qué es en realidad HYDRA?
- ¡Basta! – gritaste empujando la mesa de metal. Lograste levantarla y tirar a aquel hombre al suelo con ella.
Ye habías levantado de tu silla y respirabas agitadamente. Tu cabeza palpitaba porque no sabías absolutamente nada. Estabas en blanco. No tenías respuesta para ninguna de sus preguntas.
Inmediatamente entraros cuatro guardias, con sus armas apuntándote. El hombre con el parche consiguió levantarse por sí solo. Se quitó el polvo de su abrigo negro y largo de cuero y te sonrió.
- Ya que has causado la muerte de más de un centenar de personas, serás tratada como una civil más. Tendrás tu juicio dentro de tres días.
Te volvieron a llevar a tu celda y te encerraron allí de nuevo.
-
Estabas sentada en el suelo. El suelo era mil veces mejor que aquella camilla. No sabías si habían pasado ya esos tres días. Ya sabías el veredicto que ibas a tener en el juicio. No te acordabas de aquellos centenares de personas que habías matado. Sí, sabías que habías matado a algunas personas pero no sabías que el número de personas asesinadas superaran la centena. Tu condena sería pasar toda la vida en la cárcel, a no ser que donde quiera que estuvieras fuera legal la pena de muerte.
ESTÁS LEYENDO
Imaginas Marvel #MEAs2016 #MEAs2k16
FanfictionOne-Shots de los increíbles personajes de Marvel. #MEAs2016 #MEAs2k16 Comienzo: Semana Santa del 2016. Final: 19-08-16