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053 - Wade Wilson

Wade y yo caminamos agarrados de la mano, entramos en la consulta y nos sentamos en el sofá para dos personas. El hombre con un poco de calva, que nos había abierto la puerta, se sentó en la silla en frente de nosotros, con libreta y bolígrafo en mano.

-    Supongo que vosotros seréis el señor Wade Wilson y la señorita Ainhoa Alarcón, ¿me equivoco? – Negamos con la cabeza. – Ahora podéis comentar vuestros problemas.

Wade suspiró, pero no habló. Llevaba el traje puesto, lo cual era una tontería. El hombre, al ver que no hablábamos ninguno de los dos, escribió algo en la libreta.

-    Empezar con contándome a mí el problema – comentó el hombre para iniciar la conversación. - ¿Cuál es el problema?

-    Ainhoa quiere que sea romántico – se quejó Wade. El hombre le miró en blanco, propio de cualquier psicólogo. – Y me es difícil, ¿sabe? No soy una persona romántica, ni hago cenas románticas, ni regalo flores románticas, ni bombones en una caja con forma de corazón, yo no soy así.

-    Y yo siempre le digo que en el fondo, es un romántico.

-    ¿Y por qué cree eso? – intervino el psicólogo.

-    Tiene razón, él no hace ni cenas, ni regala flores ni bombones pero es dulce y dedicado. Puede que él no se dé cuenta pero, esas pequeñas cosas que hace son propias de alguien romántico.

Wade bufó.

-    ¿Qué cosas hace?

-    En primer lugar, siempre me trae el desayuno a la cama-

-    Solo los fines de semana – te interrumpió Wade.

-    Cuando queda la última chimichanga, suele dejármela a mí-

-    Solo lo hago porque no tengo más hambre – se cruzó de brazos Wade.

-    Y, tiene ese brillo en la mirada que te dice que está realmente enamorado-

-    Eso es porque me echo vaselina en los ojos, por eso brillan – se excusó.

-    Cuando vamos a la feria consigue en el puesto de tiro el peluche que yo quiero y no el que él quería-

-    Todavía sigo pensando que la pirañaconda* era un mejor peluche – te cortó, mirando hacia otro lado.

-    Y él realmente ama agarrarme la mano. Y no hace falta que se lo pida yo. Incluso cuando no estamos paseando-

-    Eso es porque suelo tropezar y caer al suelo – se inventó. Después me agarró la mano como impulso.

-    Así que sí, sé que Wade es un romántico empedernido.

Wade bufó de nuevo. El psicólogo, cuyo nombre no sabías, se quedó meditando hasta que habló.

-    Wade, deberías aceptar la realidad tal y como es.

Wade bufó, derrotado.

Más tarde, al salir de la consulta con las manos unidas, Wade habló:

-    Y ahora un buen polvo – sonrió detrás de la máscara.

Al ver que no dije nada, volvió a hablar.

-    Perdón, ahora haremos el amor – habló delicadamente y me acercó a él. Sonreí satisfecha.

*Pirañaconda es una mezcla entre una piraña y una anaconda. Han hecho una película de eso.