056 - Bruce Banner >>

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Desde que eras una niña pequeña habías padecido lo que tus padres y el resto del mundo había llamado una "enfermedad". Perfectamente podría ser un gen mutante pero nadie sabía porque te ocurría eso. Por extraño que parezca, eras capaz de mimetizar sustancias. Cada cosa que tocabas, fuera el material que fuera, tú adquirías su color y textura.

Para todo el mundo que te rodeaba eras un monstruo. Demasiados científicos experimentaron contigo y cuando fuiste mayor de edad, desapareciste. Viajaste de tu ciudad natal hasta Calcuta, en la India. Te fue fácil aprender el idioma y sus costumbres. Vivías en un piso de pocos metros cuadrados abandonado y realizabas pequeños trabajos para sobrevivir.

No solías salir mucho por el día, preferías salir por la noche, donde la oscuridad reinaba y nadie veía cuál era el color de tu piel. Ahora mismo, el color de tu piel era marrón oscuro (debido a la chaqueta que llevabas puesta) y también tenías tonos azules (debido a los vaqueros). Hacía mucho tiempo que no veías el verdadero color de tu piel. El proceso para cambiar de tipo de piel era largo y lento.

Esta noche te paseaste por el sector más viejo de la ciudad, donde una enfermedad estaba acabando con la vida de varias personas. Tú nunca habías enfermado, por lo que no te daba miedo pasear por esas calles. Llevabas la capucha de la chaqueta subida, tapándote la cara completamente.

Caminabas con la mirada en el suelo, hasta que te chocaste con alguien. Y eso te hizo mirar hacia arriba. El hombre con el que te habías chocado tenía el pelo oscuro, peinado hacia un lado. Llevaba un traje marrón y una camisa naranja. Tenía colgado en uno de los brazos una mochila de color marrón.

-    Perdone - se disculpó el hombre mirándote a la cara. Cuando te diste cuenta del fallo, agachaste rápidamente la cabeza de nuevo. Pero todo fue en vano, el había visto el color de tu piel.

Te encogiste de hombros para hacerle saber que no fue nada y empezaste a caminar de nuevo; pero con más prisa. El hombre te agarró del brazo antes de que pudieras escaparte.

-    ¿Se encuentra bien? – te preguntó. Y tú asentiste, queriendo que te soltara el brazo.

El hombre, reticente, te soltó el brazo lentamente.

Te alejaste de él rápidamente. Caminaste por la abarrotada calle, rezando a todos los dioses existentes, para que nadie más te hubiera visto la cara. Chocaste con más gente por el camino, que te insultó en bengalí, pero no te importó. Solo querías desaparecer de las calles y llegar a tu casa.

Te metiste por un callejón bastante estrecho y lleno de cajas con frutas para poder llegar a tu casa. Era el único camino por el que podías entrar a tu casa. Subiste unas escaleras bastante mal hechas y que tenían pinta de que se iban a hundir. Abriste la ventana sucia y polvorienta y te metiste por ahí para llegar a tu casa. La puerta estaba truncada y no había forma de abrirla. Te sentaste en el colchón que era tu cama con las manos enterradas en la cara. Respiraste varias veces para poder calmarte.

El ruido de unas pisadas te hizo levantar la mirada. A escasos pasos de la ventana por la que acababas de entrar se encontraba el hombre con el que chocaste minutos atrás. Te echaste hacia atrás, hasta que tu espalda quedó apoyada de la mugrienta pared.

-    ¿Qué quieres? – le preguntaste.

El hombre permaneció callado. Pero se acercó varios pasos. Parecía realmente fascinado por los colores que tenían tu cara (marrón de la chaqueta y un poco del color de tu pelo). El hombre se acercó hasta quedar al lado del colchón y se sentó en él, en frente de ti. Apoyaste la cara en la pared, sin saber las intenciones de aquel hombre. Parecía una persona amable, pero las apariencias siempre podían engañar.

-    Deja de mirarme, - dijiste, quitándote las lágrimas de la cara. ¿Desde cuándo habías empezado a llorar? –

Soy un monstruo.

El hombre no te escuchó, y colocó la mano n tu mejilla, quitando algunas lagrimillas. Poco a poco tu piel cambió, volviendo a ser como antes. Después, sin dejar de tocarte la mejilla, el hombre susurró:

-    Aquí el monstruo soy yo.

Cada media hora publicaré un OS.

Indicaré el final de la maratón con un <<.

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