043 - Steve Rogers

8.7K 495 36
                                    

ATENCIÓN: Steve Rogers de los Años 40.

Te levantaste a las siete y media de la mañana; como siempre solías hacerlo. Te pusiste la bata y las zapatillas y saliste a la cocina a prepararte un café.

Querías despejarte lo más pronto posible (como las otras mañanas). Desde que el país entró en guerra, muchas mujeres habían tenido que unirse al mundo del trabajo. Trabajas en una fábrica. Y aunque tenías que sustituir a los hombres que se marcharon a la guerra, tu tarea era coser los lacitos de los zapatos (básicamente era lo que hacías en tu casa; coser). Este mundo nunca evolucionará.

Tu novio, Steve Rogers, había sido aceptado en el ejército. Te alegraste por él (ya que era lo que más había querido) pero también te preocupó. Si ya en Brooklyn le daban palizas (cosa que te dolía y no podías hacer nada para resolverlo), no querías imaginar lo que ocurriría en el campo de batalla.

Steve te había escrito una carta diciendo que el ejército le había aceptado y que inmediatamente se iba para allá. Primero pasaría por el campamento para poder aprender lo básico y después sería mandado a Alemania.

Se fue hace dos semanas y cada día que pasó, a las ocho aparecía un hombre con una rosa. El cartero te sonreía y te entregaba la rosa. Esa rosa era tu garantía de que Steve seguía vivo (ya si fuera en malas o buenas condiciones).

Después de tomarte el café subiste a arriba a cambiarte de ropa (te colocaste la ropa del trabajo) y volviste a bajar a esperar al cartero a que viniera con esa rosa.

El timbre no tardó en sonar y te levantaste emocionada. Ya tenías una docena de rosas es un jarrón en medio del salón y querías tener muchas más.

Abriste la puerta para encontrarte a un cartero diferente al de los otros días. Te entregó unos cuantos sobres (que la mayoría serían facturas) y nada más.

-    Perdone, ¿no se le ha olvidado algo? – le preguntaste mirando sus manos vacías.

-    No señorita. – dijo. - ¿Esperaba algo más?

-    El antiguo cartero solía entregarme una rosa a diario.

-    Disculpe entonces, - se disculpó. – Puede que a mí se me haya olvidado recogerla pero no recuerdo haber visto una rosa en la oficina de correos.

Después de esa amena conversación, él se fue.

Fuiste a tu trabajo bastante preocupada. Las ocho horas que trabajaste seguidas estabas perdida y en otro mundo. Tu conciencia intentaba calmarte y tranquilizarte. Seguramente fue un fallo del nuevo cartero y no sea nada malo. Te decías a ti misma que a la mañana siguiente, cuando el cartero viniera, te encontrarías con dos rosas.

Pero no recibiste ninguna rosa.

Steve no volvería.

Me pasaba para decir que he eliminado la mini historia de Steve porque he creado una nueva novela de Mini Historias de Marvel. La subiré allí y ya estoy escribiendo más Mini Historias así que estar al loro ;)

Imaginas Marvel #MEAs2016 #MEAs2k16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora