Imaginas Marvel #MEAs2016 #MEAs2k16

049 - Loki

Sonó la puerta y fuiste corriendo a abrirla. Loki estaba detrás de ella. Le diste un beso y le dejaste pasar.

Loki dejó el cetro donde guardabas los paraguas, se acercó a ti, te plantó un beso esta vez él a ti y os sentasteis ambos en el sofá a ver la televisión. Así llevabais una media hora, Loki se había enganchado a Big Ban Theory pero tú te aburrías ya que era un episodio repetidísimo. Le propusiste ir a hacer unas palomitas y te ofreciste a levantarte y hacerlas tú. Al volver con el bol de palomitas recién hechas y ahí fue cuando te acordaste del cetro. Volviste a entrar a la cocina a dejar el bol de las palomitas (no sin antes haber cogido un puñado) y lentamente te acercaste al paragüero. Lo cogiste y lo blandiste como si fuera tuyo.

Te encantaba el cetro de Loki, era lo que más te gustaba de él (en realidad es otra cosita). Querías saber manejarlo como él pero él no te enseñaba así que te dedicaste entre ayer y hoy por la mañana a verte Star Wars para aprender algo.

-    Niuuuuuu. – empezaste a imitar los sonidos que hacían las espadas.

-    Para ya. – dijo Loki sin parar de mirar la habitación.

-    Psssss, psssss.

-    Te dije que pararas ya, - Loki te miró mal. Paraste de moverlo en el aire para acercarte a él. Volviste a coger el cetro con las dos manos y repetiste el "Niuuuuuu" en su cara.

-    Por favor, - masculló.

Viste que la punta del cetro era de color azul, con curiosidad levantaste la mano para tocar la punta azul.

-    ¡No! – gritó Loki. Pegaste un bote, sin tocar la cosa azul y le miraste a la cara. – No hagas eso. Es peligroso.

-    ¿Qué me puede pasar? – le preguntaste.

-    Se puede romper – dijo Loki. Bufaste sin creer lo que había dicho. Él seguía sentado y tú le miraste con el ceño fruncido, esperando que lo arreglara.

Como no lo arregló, lo que hiciste, fue ignorarle y continuaste con su cetro en la mano. Lo blandiste como si fuera tuyo.

-    Niuuuuuu. – hiciste el sonido que hacía.

Loki te miraba desde el sofá. Tenía el ceño fruncido y cada segundo aumentaba su enfado; pero a ti te daba igual. Continuaste haciendo el tonto con su cetro.