Bucky Barnes

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Campo de fuerza.

-    Steve – le llamaste por el intercomunicador. – Él está aquí.

Después bajaste la mano y miraste a quién tenías en frente: El Soldado de Invierno.

Para poder salvar de la masacre que se iba a realizar (a manos de HYDRA) en todo el mundo. Sam, Steve y tú os subiríais a los helitransportes (que eran tres) para poder cambiar la placa.

Los tres contabais que el Soldado de Invierno iba a estar en uno de los tres helitransportes. Tuviste la mala suerte de que estuvieras en el mismo que él.

El Soldado de Invierno estaba impasible, en el medio de la pasarela. Las órdenes de Steve habían sido claras: Steve sería quién se enfrentara a él. Así que deberías esperar a que Steve fuera a tu helitransporte. Pero tú no podías esperar tanto, las millones de vidas que se perderían con solo uno de los helitransportes no podían esperar.

-    Tengo que hacer esto – le hablaste. – No puedo permitir que más personas mueran.

El hombre ni parpadeó. Parecía que ni te escuchaba. Diste un paso y enseguida reaccionó. Sacó la pistola y empezó a dispararte. Levantaste las manos y el campo de fuerza os separó a ti y a él. El Soldado de Invierno, al ver que las balas no te afectaban, guardó el arma y se acercó a ti. El campo de fuerza le impidió acercarse más. Como no veía lo que le impedía avanzar, empezó a golpear el campo de fuerza.

Con la mano, empujaste el campo de fuerza hacia sus pies, haciendo que se cayera (quedando bocabajo). Corriste hacia él, te impulsaste sobre su espalda para poder saltar. Corriste por la pasarela. El sonido de unos disparos rebotando contra las barandillas y el suelo a tu lado te hizo parar. Te diste media vuelta para crear otro campo de fuerza.

-    Por favor, debes entenderlo – le hablaste. – Va a morir gente.

El hombre se acercó hasta el campo de fuerza y empezó a golpearlo, de nuevo.

Suspiraste mientras caminabas de espaldas, hacia donde debías cambiar la placa. Uno de los problemas de tus poderes era que fácilmente te podías cansar. Y hoy no fue la excepción.

Tu campo de fuerza tembló varias veces antes de desaparecer. El Soldado de Invierno, al ver que la barrera desapareció, se acercó a ti con grandes pasos. Cogió uno de los cuchillos del pantalón y lo levantó amenazante contra ti.

El primer puñetazo lo lanzaste tú, él lo consiguió parar con su brazo metálico y con el otro intentó clavarte el cuchillo. Te echaste hacia atrás a tiempo. Si no, el cuchillo te hubiera rajado el abdomen.

En ese momento te diste cuenta de que el Soldado de Invierno no iba a reaccionar. No iba ni a pensar en sus consecuencias, tan solo iba a acabar su misión, que era acabar con vosotros.

El Soldado de Invierno se acercó a ti y te lanzó una patada en el abdomen, haciendo que cayeras al suelo. El soldado de invierno se acercó a ti, rodaste por la pasarela y su puño metálico acabó en el suelo. Te levantaste rápidamente y colocaste la muñeca en tu boca.

-    Steve, necesito tu ayuda – dijiste. – Y la necesito ya-

Una bala te atravesó el muslo izquierdo y eso te hizo caer al suelo. Te giraste y con la mano conseguiste quitarle el arma de la mano. Con la otra mano te tapaste la herida. El Soldado de Invierno se acercó hasta ti y te agarró del cuello con su brazo metálico.

-    Sam ya me está llevando allí. Espéranos, Francisca – oíste la voz de Steve en tu oído.

Habías intentado varias veces quitarle el brazo, pero te fue imposible.

Algo cayó sobre su espalda, que hizo voltearse. Tomaste la oportunidad para darle patadas repetidamente hasta que se separó de ti. El Soldado de Invierno se levantó y se giró, para recibir otro golpe. Miraste detrás de él y viste que era Steve.

Inmediatamente Steve y Bucky se pusieron a pelear mientras que tú te levantaste, apoyándote sobre la barandilla.

-    ¡Treinta segundos! – dijo la agente Hill.

Te acercaste cojeando (lo más rápido que podías con una pierna sangrante) hasta donde debías cambiar la placa. La cambiaste e inmediatamente avisaste a María:

-    María, ¡ya!

-    Vale, chicos tenéis que salir de allí.

-    Yo no pienso irme – oíste hablar a Steve. – Todavía no.

-    Sam, necesito que vengas a por mí – le dijiste mientras te alejabas del centro de la nave y cojeabas por la pasarela.

Por debajo de la pasarela, estaban Steve y el Soldado de Invierno, peleando. El Soldado de Invierno te miró por un segundo, pero después continuó peleando con Steve.

Sam llegó volando hasta aterrizar a tu lado.

-    ¿Nos vamos ya? – te preguntó, y tú asentiste.

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