039 - Clint Barton

6.9K 525 14
                                    

-    Venga, una serie más, - te ordenó Clint.

-    No puedo más, Clint. – te quejaste, quitándote el sudor de la frente. - ¡Llevo aquí toda la mañana!

-    Tienes que entrenar más si quieres ir a la misión dentro de dos días.

-    ¿No puedo tener un descanso? ¿Uno pequeñito? – suplicaste.

-    Está bien, - suspiró. – Tienes cinco minutos.

-    ¡Bien! – dijiste mientras te sentabas en el suelo. El banco estaba muy lejos.

Clint se rió pero se sentó a tu lado.

-    Solo en la mañana hice de todo: disparé, corrí por un circuito, le pegué a un saco de boxeo. – enumeraste las cosas que hiciste. - ¿No crees que deba descansar hasta mañana?

-    No. – negó. – Cuando más entrenamiento recibas sabes que será mejor.

Te quejaste.

Clint, ignorando tus quejas, te paso una botella de agua y tú rápidamente la abriste y bebiste. Cuando acabaste con la botella, se la pasaste. Él te miró mal, y tú le sonreíste como si no hubieras hecho nada.

-    Te quiero ver calentando. – te castigó. – Vamos a volver a entrenar.

Se levantó y se fue a rellenar la botella de agua. Sin ganas, te levantaste del suelo y empezaste a estirar un poco los músculos adoloridos.

La sala de entrenamiento del cuartel de SHIELD era bastante grande. Casi ocupaba una planta entera, y estaba repleta de máquinas para hacer ejercicio, zonas para disparar, había colchonetas por si querías hacer peleas cuerpo a cuerpo. Y también había, en una esquinita, el rincón sagrado de Clint: el arco y las flechas.

Dejaste de estirar para acercarte a esa zona, y poder mirar con más atención los tipos de flechas que había. Rozaste con las yemas de tus dedos uno de los arcos que había. Era de color negro, y era completamente liso.

-    ¿No te dije que calentaras? – habló Clint a tus espaldas. Te giraste para mirarle. En su mano llevaba la botella rellena de agua.

-    Todavía no he probado el tiro con arco, - le dijiste. Te estaba empezando a entrar curiosidad.

-    Y no lo harás.

-    ¿Por qué?

-    Porque es mío.

-    Eso, - dijiste, dándote cuenta de algo, - es una frase de Stark.

Clint lo pensó por un momento y también se dio cuenta de eso.

-    Igualmente no te lo voy a dejar.

-    Ah vamos, - bufaste y te cruzaste de brazos. - ¿Es que tienes miedo de que sea mejor que tú?

Clint te miró con una ceja alzada.

-    Por supuesto que no eres mejor, - levantó la barbilla, mostrando orgullo.

-    Si no me dejas probar, nunca lo sabrás, - le guiñaste un ojo.

Clint suspiró. Se colocó a tu lado, alargó el brazo para alcanzar el arco negro que antes estabas mirando y cogió unas seis flechas. Te indicó que le siguieras hasta la zona de tiro. Entrasteis en la mini sala.

Clint dejó cinco flechas en una mesa de metal que había en esa sala. Colocó la sexta flecha en el arco y lanzó a la diana sin dejar de mirarte a los ojos. Seguiste con la mirada a donde iba la flecha y acabó en el centro de la diana.

-    ¿Realmente crees que eres mejor que yo? – dijo con burla.

Le quitaste el arco de las manos y cogiste una flecha de la mesa.

-    Enséñame. – le ordenaste.

Clint sonrió.

Se colocó detrás de ti, puso sus manos en tus caderas y te hizo moverte hasta que quedaste en la línea desde donde se debía tirar. Primero colocó tus manos en el arco de la forma correcta, después colocó la flecha para que pudieras lanzar.

-    Lo primero que debes hacer es fijar el objetivo, - habló en voz baja. Su aliento hizo cosquillas en tu oreja, por lo que te estremeciste. - Presta atención.

Dirigiste tu mirada hasta el centro de la diana.

-    Después debes tensar la cuerda; debes echar la mano hacia atrás, - mientras decía eso, iba moviendo tu mano. – Y después sueltas la cuerda.

Después de estar lo suficientemente segura de que ibas bien, soltaste la cuerda. Seguiste con la mirada a la flecha y la flecha quedo clavada a cinco centímetros de la diana.

-    ¿Qué decías? ¿Que eras mejor que yo? – se burló Clint.

-    ¡Has hecho trampas! ¡Me has movido y por eso me he desviado!

-    Sí, claro, - te dio la razón como a los tontos.

-    ¡Déjame volver a intentarlo! – le ordenaste. Él se rio y te fue pasando las flechas mientras disparabas a la diana.

En resumen: Ninguna de las cinco flechas tocó la diana. Todas se clavaban en la pared alrededor de la diana.

Imaginas Marvel #MEAs2016 #MEAs2k16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora