Esto es una auténtica mierda. Eso es lo único que pensaba mientras recorría uno de los tantos pasillos del aeropuerto de Londres en busca del lugar donde aparecerían las maletas. Cuando lo encontré me abrí paso entre las personas que esperaban por su equipaje para ponerme de las primeras. Quería coger mi maleta y salir del aeropuerto cuanto antes. Odiaba los aviones, así que os podéis imaginar que bien lo había pasado durante el despegue y el aterrizaje, y a eso había que añadir que había estado esperando tres horas en el aeropuerto de Madrid para coger el vuelo. Abrí mi bolso para coger el móvil. Ninguna llamada perdida. Vaya, ya veía como la gente se preocupaba por mí. Me apoyé contra una columna y me crucé de brazos. Bueno, al menos ya había llegado. Mis padres habían decidido mandarme a estudiar ese año a Inglaterra, mi último año de instituto. Siempre había querido estudiar en el extranjero, así que estaba encantada, lo malo es que me tendría que quedar con mi hermano, Daniel, o como le llamaban todos, Dan. Era un año mayor que yo y ya llevaba en Inglaterra un año. Al principio había estado en una residencia de alumnos, pero en cuanto cumplió los 18 cogió una casa y se hizo independiente, pero digamos que no le había ido muy bien. Ya fuera por el cambio de aires o de costumbres o lo que fuera, había repetido curso, así que íbamos a estar en el mismo instituto. A parte de por mi insistencia en estudiar fuera, mis padres también me habían mandado a echar un ojo a mi hermano. No les había sentado nada bien que repitiera curso y querían que le vigilara. Desde siempre yo había sido la centrada y estudiosa de los dos. Irónico, ¿verdad? La hermana pequeña teniendo que vigilar al hermano mayor, pero sinceramente a mí me daba igual lo que hiciera o dejase de hacer, no tenía intención de ser su jodida niñera. Yo con tal de que me dejara tranquila, era feliz.
Bueno, total, que iba a vivir en la casa de mi hermano e iría a su mismo instituto. Miré mi móvil. Pasaban de las siete. En cuanto cogiera la maleta saldría disparada a la estación de autobuses y cogería el que me habían dicho mis padres, que supuestamente me dejaría cerca de la casa de Dan. Luego él se pasaría en coche a por mí.
Ya estaba empezando a ponerme nerviosa. Veía maletas y más maletas pasar por delante de mis narices, pero ni rastro de la mía. Ese era el momento en el aparecía una vocecita en mi cabeza que me decía "no volverás a ver tu maleta, seguro que a estar alturas estará por Alaska..." Genial. Pero para alivio mío la vi aparecer al fondo. Me eché el bolso a un lado y cogí el maletón. Apenas podía moverme con tanto peso. Fui dirección a la salida. Era la primera vez que estaba en Londres. No se veía mucho todavía, pero ya tendría tiempo de hacer visitas. Además, el cielo estaba cubierto por una masa de nubes grises que tenían muy mala pinta. Iba a cruzar la calle cuando un coche pasó volando a mi lado. Nota mental, aquí todo es al revés, así que los coches van en dirección contraria, ten cuidado no vayas a acabar besando el asfalto.
Al segundo intento logré llegar a la parada del bus. Tenía que darme prisa, no sabía cuánto tardaría en dejarme el bus en mi parada y había quedado con Dan a las 8 allí. Era domingo, así que no había demasiado tráfico, pero seguía habiendo bastantes coches para mi gusto. El autobús no tardó en llegar. Le pedí al conductor que me avisara cuando llegáramos a la parada en la que me tenía que bajar, dándole la indicación de la calle, y me senté al fondo. Aunque el cielo avisaba que empezaría a llover en cualquier momento, la gente paseaba por las calles tan tranquila. Sinceramente, todo era distinto a mi barrio en Madrid, incluso más bonito. Al cabo de una media hora el conductor me avisó de que la próxima era mi parada. Cogí mi maleta y bajé. No hacía demasiado frío para ser Octubre. Sí, me habia cambiado de instituto un mes después de que hubieran empezado las clases por problemas de papeleo. Me senté en el banco de la parada y miré el móvil. Las ocho menos diez. Bueno, pasaría esos diez minutos mirando las nubes, los pájaros o las menciones no recibidas y que nunca recibiría en twitter. Desde hacía una semana que no tenía noticias de mis amigas. La verdad es que no me sorprendía demasiado. Estaban en esa época en la que te interesan más unos buenos abdominales y un buen rollo de una noche. Desde hacía unos meses, todo por lo que se interesaban giraba en torno a chicos. Una semana quedaban con unos, en el siguiente fin de semana con otros y así hasta completar una larga lista. A ellas les gustaba llamarlo "tener donde elegir". A mí me gustaba llamarlo "hacer el gilipollas" sinceramente. Yo no soy de esas que se arrastran detrás de un tío. Viendo lo que he visto no tengo ningún interés en tener una relación con alguien que seguramente se está liando con otras a mis espaldas y decir "te amo" a alguien que posiblemente el próximo día te da la patada. Afortunadamente no todas eran así, siempre está la excepción a la regla y, aunque eran pocas, algunas me entendían. Entendían mi aversión hacia las relaciones, lo cual no implicaba que ellas estuvieran totalmente de acuerdo conmigo, pero con que me comprendieran era bastante.
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Amor vs odio ©
HumorEstoy harta de las típicas historias de chica conoce a chico de sus sueños, bla bla bla, y son felices y comieron perdices. Permitidme que vomite... Llamadme bicho raro o como os dé la gana, pero yo no creo en esas historias, ni en los finales felic...