En ese preciso momento no entendía nada. Mi cabeza trataba de procesar la situación, pero tener a Brandon tan cerca me estaba poniendo nerviosa.
Se acercó aun más con esa media sonrisa todavía en su cara. Mi reacción automática fue echarme hacia atrás y a punto estuve de caerme de la mesa. En ese instante Brandon se incorporó y se alejó riéndose. Noté como me ponía poco a poco roja como un tomate.
-¿Un consejo? Cómprate un bosque y pierdete en él.- le solté mientras cerraba los puños a ambos lados de mi cuerpo, todavía apoyados sobre la mesa.
-Vaya... En esta semana jamas había visto a la serena y segura de si misma Erika Sanz ponerse nerviosa... Hasta ahora.-comentó mientras se daba media vuelta para mirarme divertido.-¿Acaso estabas esperando otra cosa? ¿Que te besara... tal vez?
Noté como la sangre subía a mis mejillas, de vergüenza y de rabia. ¿Que me besara? Antes iba de cabeza a un manicomio, gracias. Me bajé de la mesa y recogí mi bolso, no sin antes dirigirle una mirada de asco.
-Mira, yo no creo en esos cuentos en los que besas a un sapo y se convierte en príncipe, así que mejor me ahorro el esfuerzo contigo.-y sin más me dirigí a la puerta de la clase, viendo por el rabillo del ojo como su sonrisa se había borrado, siendo sustituida por una mueca de desdén.
No pensaba quedarme ahí dentro ni un minuto más. Iría al despacho del director y le diría que supuestamente cuando iba a empezar el castigo y de si haría el favor de castigarme en una clase a parte, sola, sin gilipollas que estuvieran tocándome la moral.
Encontré al señor Smith en su despacho. En cuanto le comenté que ningún profesor había aparecido por ahí se puso en contacto con el de Filosofía y me mandó de vuelta a la clase. Al menos no perdería más tiempo, pero tendría que estar en la misma clase que esos dos.
Cuando llegué el profesor les estaba diciéndo que se sentaran. No se cómo ni cuando, supongo que cuando yo me fui, Estela volvió a aparecer. Me senté en uno de los sitios sin dirigirles una sola mirada. Sólo llevaba una semana aquí y ya habían sido capaces de amargarme la existencia. En lo único que podía pensar era que esta semana pasara lo más rápido posible y, así, con un poco de suerte, no volvería a verles las caras en una temporada, quitando claramente las clases en las que coincidíamos.
No me pasaron inadvertidos los múltiples intentos de Estela de mantener una conversación con Brandon, aprovechando que el pobre profesor estaba más sordo que una tapia. Pero Brandon no parecía prestarle atención, ni a ella ni a nadie. Pobre, le debía haber tocado la fibra sensible, más bien su orgullo. Eso es lo que le pasa por meterse conmigo.
Sí. Podía ser una niña estudiosa, empollona o como le quieras decir. A mí no me ofendía, si quería estudiar era simplemente por eso... porque quería. Sí a los ojos de muchos parecía una santurrona, genial. Que pensaran lo que les diera la gana. Prefería eso a acabar como muchos otros... Podía ser muy inocente en muchos aspectos, pero también sabía defenderme yo sola.
Cuando terminamos la hora de castigo, recogí mis cosas y salí pitando. Menudo asco de día.
Antes de salir a la luz del día me pasé por la biblioteca a dejar unos libros, dando el tiempo suficiente a que Brandon y Estela desaparecieran y no tuviera que volver a verles, al menos por ese día.
Al salir fui en dirección al aparcamiento, ya que tenía que atravesarlo en dirección a mi casa. Me fijé que aun quedaban unos pocos coches, seguramente la mayoría de los profesores. Qué ganas tenía de sacarme el carnet y no depender de mi hermano o del transporte público.
Me pareció ver algo de movimiento a mi derecha. Giré la cabeza y ví que había dos personas pegadas a un de los coches del aparcamiento. Un deportivo negro. A decir verdad, cada vez veía peor de lejos, y el hecho de que apenas me ponía mis gafas en clase no ayudaba. Aun así me pareció ver las figuras de Brandon y Estela.

ESTÁS LEYENDO
Amor vs odio ©
HumorEstoy harta de las típicas historias de chica conoce a chico de sus sueños, bla bla bla, y son felices y comieron perdices. Permitidme que vomite... Llamadme bicho raro o como os dé la gana, pero yo no creo en esas historias, ni en los finales felic...