Cap 3

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La clase no estuvo realmente tan mal. Me encantaba todo lo relacionado con ciencias medioambientales. El único problema era la compañía. Oía perfectamente las risitas procedentes de los sitios de atrás y los comentarios que soltaban de vez en cuando. La profesora parecía acostumbrada ya que no les prestaba atención, se limitaba a explicar las cosas a los pocos que estábamos atendiendo.  

En cuanto dio por finalizada la clase les hice un gesto a Bianca y a Sarah dándoles a entender que quería salir volando del aula. Captaron el mensaje y se dirigieron hacia la puerta. Yo cogí mi bolso y eché un último vistazo hacia atrás. Todos seguían riéndose aunque ya se iban levantando. Dan estaba de pie hablando con unas chicas cuando se giró. Ni siquiera esperé a ver como me llamaba, alcancé la puerta y salí con Bianca y Sarah. Pasaba de su cara. Apenas habíamos recorrido medio pasillo cuando escuché como alguien justo detrás de mí me llamaba. 

-¡Oye Erika!-decía Dan mientras me cogía del brazo y me hacía pararme.-¿Puedes parar ya con tu estupido intento de ignorarme? 

Me quedé mirandole durante un rato. Bianca y Sarah estaban a mi lado mirando la escena. 

-Déjame que lo piense... eh... no. 

-Joder, en serio, a veces te comportas como una cría.-empezaba a decir. 

-¿Sabes Dan? Me importa una mierda lo que digas. 

Acto seguido se escucharon unas risotadas procedentes de detrás de mi hermano. Sus amigos le daban golpecitos en la espalda y se reían por lo bajo. Me fijé que también estaba el chico que había montado la escena con una de las mapache. Tenía una media sonrisa pintada en la cara mientras me miraba fijamente. 

-Tío, vaya con tu hermanita...-decía uno de los que le daban palmaditas en la espalda. Dan se dio media vuelta dándole una advertencia con la mirada. Después volvió a dirigirse a mí.

-¿Te tengo que recordar quien es el mayor de aquí? 

-¿Hablamos física o mentalmente? -solté. 

Dan abrió los ojos de par en par. 

-Dios tío, ¡esa ha sido buena! -gritó otro de sus amigos. 

-Cierra la bocaza Marc.-dijo Dan lentamente. Le había cabreado, punto para mí. 

-Hermanito, hermanito. Esto no te pasaría si no te hubieras olvidado de lo que te pedí. 

-Muy mal hermanito... ¿De qué te Olvidaste?-preguntó medio riéndose Marc. Dan se giró y le miró como si se le fuera a tirar encima. 

-Ya hablamos de eso Erika y te pedí perdón.-comentó sin darse la vuelta. 

-Pobrecito Erika. Perdónale.-dijo Bianca detrás de mí.

-¡Acabáis de escuchar que me dejó tirada el otro día!-me quejé mirando atónita a Bianca.

-Lo sabemos...-respondió ella mirando a Sarah.-... pero a lo mejor Dan puede hacer algo para compensarte.

-Sí claro, lo que me faltaba.-murmuró éste.

-Dan, le debes una. Y bien grande.-añadió Sarah.

Bufó, pero no volvió a quejarse. Sonreí. Algo era algo, al menos podría vengarme de él algún día.

-¿No nos vas a presentar a tu hermanita?-preguntó el chico al que había visto con la mapache.

-¿Después del numerito que habéis visto seguís queriendo conocerla?-preguntó con su característico tono sarcástico.

-¿Bromeas? Más aún si cabe.-soltó el tal Marc acercándose a mí con una sonrisita pintada en su cara. ¿Realmente había caído tan bajo mi hermano como para juntarse con estos? Miré a Bianca y a Sarah pidiéndoles ayuda con la mirada. Ellas se miraron entre si y me sonrieron.

-Bueno Erika, nos vemos en la clase. Recuerda que el receso es de solo diez minutos.-canturreó Sarah mientras se despedía con la mano. Las mato.

-Así que te llamas Erika.-decía Marc. Se acercó demasiado para mi gusto así que me eché hacia atrás.-Yo soy Marc. Uno de los mejores amigos de tu hermano.

-Con eso me das a entender que sois tal para cual... ¿Realmente te rebajas a su nivel?-murmuré. Más risotadas en respuesta.

-En serio, tu hermana me mata.-seguía diciendo Marc. Puse los ojos en blanco. ¿A alguno le quedaba alguna neurona, o el alcohol ya les había pasado factura? Afortunadamente no había niguna chica del grupo de las mapache. Con esa risa de hiena loca que tenían algunas...

-Si, si, muy bien.-se giró y empezó a decir el nombre de los otros chicos. No había demasiados para mi suerte. Devon, Eddie, Jared... y alguno más. Me estaba empezando a cansar. ¿Realmente quería estar allí? No. Se dio la vuelta y se dispuso a decir el nombre del último chico, pero él le interrumpió.

-Yo soy Brandon.-dijo el chico que había visto en la clase. Tenía el pelo casaño oscuro, casi negro y alborotado. Sus ojos eran de una azul claro brillante y me miraban curiosos.-La verdad es que no os parecéis mucho.-empezó a decir refiriéndose a mi y a Dan.-No me digas que tu hermana es de las típicas empollonas...

¿Perdón? Acto seguido se escuchó algún murmullo y alguna risita. ¿Quién coño se creía que era? Por eso odiaba a los chicos. La mayoría solo se fijaba en lo superficial. Cuanta más silicona y maquillaje llevaran las chicas, mejor. ¿Una chica inteligente? Por favor... ¿para qué? teniendo a la vuelta de la esquina quinientas tías fáciles que se les tiraban a los piés, o más bien a los pantalones. Le miré fijamente.

-Al menos yo no me tiro a lo primero con dos piernas que veo. Existe algo que se llama dignidad, pero veo que algunos no saben ni lo que es.-solté y le dediqué una sonrisita. Brandon abrió mucho los ojos ante el comentario. ¿Acaso pensaba que iba a salir corriendo despavorida ante su comentario? Yo no soy de esas. Me di media vuelta para dejarles con la palabra en la boca, pero escuché perfectamente lo que dijo.

-Tío, tu hermana necesita un polvo urgentemente. Menudos humos tiene...-empezó Brandon. Sin girarme levanté la mano y le saqué el dedo de en medio.

Amor vs odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora