Cap 17

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Vale que en ocasiones pecara de desconfiada, pero tratándose de Brandon toda precaución era poca. Que pasaramos de ignorarnos mutuamente durante una semana a esta relación de amabilidad y educación por su parte era un tanto sospechoso. Siempre había sido muy desconfiada en cuanto a chicos y mis razones tenía, pero ¿era posible que Brandon estuviera cambiando? Le miré de nuevo de reojo. No, ni de coña.

-Venía a recordarte que tenemos  un trabajo que hacer.-Brandon estaba cruzado de brazos a mi lado mirándome fijamente. Mierda, el trabajo. Se me había olvidado. Me había metido demasiado en el partido. Miré mi móvil y abrí los ojos como platos. Eran las cinco y media pasadas.

-Chicas yo me tengo que ir yendo.-dije apresuradamente mientras cogía mi bolso. Las demás me miraron con una sonrisa burlona. Entorné los ojos.-Sin comentarios.-murmuré para mí misma. Miré de nuevo a Brandon que me estaba esperando. Me despedí de las demás y de mi hermano y salí pitando.

Desde luego el día no había tenido desperdicio. A veces me preguntaba de donde sacaba tiempo para hacer tantas cosas. Lo que más rabia me daba era que no había podido cambiarme después del partido. Ni siquiera había podido ir a los vestuarios a ducharme. En fin, daba igual. Al menos Brandon había traído el coche así que no perdimos demasiado tiempo de camino a mi casa. Aun así se me hacía raro montarme en aquel coche.

Al llegar le indiqué que pasara dentro de casa. Cuando cerré la puerta me miraba divertido. Alcé una ceja a modo de pregunta.

-He venido a esta casa muchísimas veces y se me sigue haciendo raro verte a tí aquí.

-Vaya... cuanto lo siento.-respondí con todo el sarcasmo que pude mientras me dirigía a la planta de arriba seguida de Brandon. Escuché una risa tras de mí.

-Siempre tan a la defensiva...-murmuró.

Sin decir nada más entré a mi habitación.

-Si te parece bien hacemos aquí el trabajo.-le comenté mientras dejaba mi bolso con todas las cosas encima de la cama.

-¿Me estás invitando a tu habitación?-escuché que murmuraba. Me giré y le encontré mirándome con una media sonrisa apoyado en el marco de la puerta. Entorné los ojos.

-Claro que sí, puedes venir todas las veces que quieras.-añadí con un tono irónico.- Pero no te hagas falsas expectativas.

Sus chistes malos me estaban empezando a poner de los nervios. Para acabar con el tema me senté sobre mi cama y abrí el portátil. Finalmente entró en la habitación y cogiendo la silla de mi escritorio se sentó frente a mí.

-Como no me fio demasiado de tus conocimientos, ¿qué te parece si tú copias y yo te dicto?-miré de reojo a Brandon.

-No sé cómo lo haces pero siempre que abres la boca hieres mis sentimientos.-respondió a la vez que me arrebataba el portatil de mis piernas dedicándome una sonrisa. Suspiré y empecé a buscar entre mis apuntes. Cuanto antes empezáramos antes acabaríamos.

******

-Entonces el fenómeno del Niño y el de la Niña son cosas diferentes, ¿no?-preguntó de nuevo Brandon mientras me miraba extrañado.

-Sí, son fenómenos climáticos diferentes en cierto modo.-a decir verdad me esperaba que supiera muchísimo menos. Era bastante más inteligente de lo que mostraba a los demás.

-Vale, pues ya está. Terminado.-Al decir esto estiró ambos brazos por encima de su cabeza y se aflojó la corbata.

-Al fin.-exclamé aliviada. Miré el reloj de mi mesilla. Ya eran las 9 de la noche y Dan todavía no había aparecido por casa. De seguro se lo estaría pasando genial con las chicas del equipo de voley. Me levanté de la cama y ande unos cuantos pasos para estirar las piernas.

Amor vs odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora