Cap 25

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En cuanto cerré la puerta me giré, lentamente. Brandon seguía allí, mirándome con esa media sonrisa que tantas emociones distintas me hacía sentir. Aunque mis ojos le tenían en frente, mi cabeza no terminaba de procesarlo. 

-¿Nos vamos yendo?-preguntó mientras hacía ademán de echarse a andar. Asentí con la cabeza y me dispuse a seguirle.

-¿Te puedo hacer una pregunta?-Brandon se giró hacia mí al decir esto. Alzó una ceja y las comisuras de sus labios se elevaron levemente.

-Vaya... Esto es nuevo. ¿Desde cuando Erika Sanz pide permiso para decir algo?-seguía mirándome divertido.-Creía que eras de las que suelta lo que piensa sí o sí.

Sabía que estaba tratando de picarme y hacerme enfadar, y lo estaba consiguiendo.

-Sabes perfectamente que puedo hacer que se te borre esa sonrisa de un plumazo.-esta vez era yo la que le dedicaba una gran sonrisa mientras le alcanzaba en la acera.

-No me cabe la menor duda.-dijo mientras se inclinó hacia mí.-¿Y bien?-volví a mirarle de arriba abajo un tanto confusa. Sabía perfectamente lo que había pasado el otro día. Era consciente. Y era precisamente por eso por lo que estaba de los nervios tratando de figurarme como le iba a enfrentar en el instituto. Brandon se había ganado todas las papeletas de chico-en-el-que-no-confiar-jamás desde el momento en el que le conocí en uno de los pasillos. Sin embargo, todo lo que había dicho el otro día... Los sentimientos que habían empezado a abrirse camino...

-¿Qué haces aquí?-esperé a su respuesta sin moverme del sitio. Sabía que me arriesgaba a llegar tarde, lo cual no era propio de mí, pero necesitaba tenerle frente a frente.

-Creia que eso era evidente...-volvió a alzar una ceja y a dedicarme su media sonrisa.-A recogerte.

Entorné los ojos ante su respuesta.

-No me digas...

Brandon se dobló sobre sí mismo y se echó a reír. Alcé las cejas sorprendida. ¿Que Brandon se echara a reir? No, no me lo esperaba. ¿Que me gustaba como sonaba su risa? Sí, para que mentir, y a decir verdad, esa afirmación me asustaba demasiado. ¿Cómo podía albergar estos sentimientos tan... intensos por alguien? Me daba incluso miedo a admitirlo. ¿O tal vez era miedo a equivocarme? Traté de cambiar la cara de sorpresa por una de mala leche, pero no era capaz. No me salía. Cada vez que trataba de fruncir el ceño, para que viera que me estaba empezando a tocar las narices, era incapaz de hacerlo. Su risa era contagiosa.

Brandon volvió a incorporarse. Debió de presenciar mi debate interno reflejado en mi cara, ya que sacudió la cabeza y sonrió.

-Me gusta demasiado hacerte enfadar. Es un gran problema, aunque es parte de tu encanto.-dijo mientras se acercaba a mí y colocaba sus manos en mis mejillas, haciendo que le mirara. Pasó su pulgar por el punto que quedaba entre mis cejas para que dejara de fruncirlas.-¿pasa algo porque quiera venir a recogerte para ir al instituto?

-Bueno... Teniendo en cuenta que sueles llegar tarde prácticamente siempre. Creo que es normal que me resulte raro.-solté, y antes de desviar la vista le vi poner los ojos en blanco. Mientras tanto yo trataba de disimular una sonrisa.

No estaba acostumbrada a estas cosas. Siempre solía cerrarme en banda en estas situaciones. Después de todo, hasta hacia bien poco me había interesado bien poco el amor y los sentimientos que producía en mi. Noté como mis mejillas empezaban a calentarse, y no por el tacto de Brandon. Sabía que me estaba poniendo roja como un tomate, así que desvié la conversación mientras me separaba de él.

-Bueno... A este paso llegaremos tarde.-me dispuse a empezar a caminar, pero Brandon se me adelantó.

-No lo creo. Es más, seguro que llegamos con tiempo de sobra.-y sin decir más se dirigió hacia un coche aparcado en la acera, a pocos metros de donde nos encontrábamos. Abrí mucho los ojos ante el descibrimiento. Así que había venido en coche... Bueno, al menos así de seguro no llegaríamos tarde. Y no pasaría frío. Aunque se me había raro montar en el coche de Brandon. La última vez que lo vi iba montado con Estela... Traté de deshacerme de esos pensamientos y le seguí.

Amor vs odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora