Cap 33

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El móvil se me cayó al suelo por tercera vez al tratar de hacer malabares con él mientras esperaba a Brandon en un parque cercano a mi casa. Puse los ojos en blanco y me agaché a recogerlo para después sentarme en un banco y mirar hacia el cielo. Un manto de nubes cubría el sol y el viento soplaba entre las hojas de los árboles. Justo en ese momento escuché las pisadas de alguien que se dirigía en mi dirección. Cuando dirigí la mirada hacia el intruso me alivió comprobar que se trataba de Brandon y no de alguno de los miembros de mi familia. Nada más levantarme del banco unos fuertes brazos me envolvieron.

-¿Imaginando nubes con forma de oveja?-me preguntó al oído mientras le devolvía el abrazo.

-Tus capacidades de deducción dan pena, ¿lo sabías?-contesté tratando de reírme, pero lo único que salió fue una mueca.

-Sabía que me detestabas, pero no hasta ese extremo-dijo refiriéndose a la mueca. Le dediqué una sonrisa cansada y volví a sentarme en el banco, esta vez junto a él. Brandon pareció ponerse serio.

-Erika, ¿qué pasa? Cuando me has pedido por teléfono que viniera lo más rápido posible me has asustado.

Dirigí la mirada hacia él, tratando de mirarle a los ojos, pero parecía que mi subconsciente no estaba por la labor. Parecía como si mis ojos trataran de atravesarle, de mirar más allá de él.

-Yo... He discutido con mi hermano... Y con mis padres. Bueno, la verdad es que no ha sido exactamente una discusión, Dan... mis padres...-trataba de contarle lo que había ocurrido, de liberarme de ese peso y compartirlo con alguien más. Pero las palabras no estaban dispuestas a salir.

-Ey-en ese momento noté como Brandon deslizaba el dorso de su mano por mi mejilla, acariciándome y tratando de calmarme.- Tranquila. Recuerda, una palabra por vez.

No pude evitar que una sonrisa se extendiera por mi rostro. A pesar de las circunstancias Brandon siempre trataba de sacarme una sonrisa, de que no estuviera triste. Pero en ese momento no podía evitarlo. Fue justo cuando me di cuenta de que había empezado a llorar. La risa de hacía unos instantes se transformó en sollozos. Brandon frunció el ceño y me envolvió de nuevos entre sus brazos, acunándome contra su pecho mientras yo me deshacía en más y más lágrimas.


Tras unos largos minutos conseguí calmarme. Se ve que necesitaba desahogarme, y ya lo había hecho. Entonces me dispuse a contarle todo a Brandon. Empecé por los documentos que habían ido desapareciendo, cómo los encontré en la habitación de Dan, la discusión que había tenido con él, cómo él había confirmado mis sospechas y, para el colmo, lo que les había soltado a mis padres antes de salir de casa.

-Erika, tú no tienes la culpa. Ha sido tu padre el que desde un principio había dado por hecho que te encargarías de la empresa... Tú simplemente les has dado tu opinión.-Brandon me miraba a los ojos fijamente mientras me decía esto. Tenía razón, nunca había dicho que me parecía bien hacerme cargo de la empresa. Nunca había hecho falsas promesas. Simplemente les había dicho lo que quería hacer, lo que quería estudiar.

-Lo sé, de eso ya me ocuparé más tarde. La verdad es que lo dije sin pensar. Llevaba bastante tiempo preparando el momento en que les diría que quería estudiar medicina, que no me interesaban las cosas relacionadas con la empresa... Pero con lo de Dan, todo acabó precipitándose.-dije más para mí misma que para Brandon. Entonces me giré hacia él.-Pero lo que ha hecho Dan... ¡Joder! Son nuestros padres... ¡La empresa de la familia! ¿Cómo ha podido hacerlo?

El semblante de Brandon se oscureció unos instantes y entrecerró los ojos, pero luego se recompuso.

-Mira Erika, sé que tú conoces mucho mejor a tu hermano que yo, pero desde que le conozco, si algo tengo por seguro, es que es una gran persona. No me esperaba algo así de él, y entiendo que una traición como esa duele... Pero las personas pueden equivocarse.-Brandon había ido bajando el tono de voz, hasta convertirla casi en un suspiro. Seguía mirándome fijamente y serio, pero finalmente volvió a atraerme hacia sus brazos dedicándome una media sonrisa reconfortante. Envolví mis brazos en torno a su cintura y cerré los ojos, deseando que las últimas horas hubiesen sido una mala pesadilla.

Amor vs odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora