Cap 27

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De camino al aparcamiento no hubo ni un solo segundo en el que Brandon me soltara. Cada vez que trataba de apartarle de mi lado o desasirme de su agarre el corría detrás mío para volver a alcanzarme mientras nos reíamos a pleno pulmón. No conocía esta parte de Brandon. A decir verdad, hasta hacia bien poco solo me había mostrado su lado más gilipollas y desagradable.

Cuando alcanzamos las puertas que daban al aparcamiento noté como unos brazos e deslizaban por mis piernas y me giraban. Un segundo después me encontraba en el aire, apoyada en el hombro de Brandon, mientras este me sujetaba por las piernas. Me había cargado sobre su hombro. Él seguía riéndose y yo puse los ojos en blanco, pero no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi rostro. Empecé a golpearle la espalda para que me bajara, pero seguía haciendo caso omiso, mientras caminaba por medio del aparcamiento. Vi como algunos alumnos se quedaban mirando la escena, sonrientes y soltando algunas risotadas. Noté como mi cara empezaba a tomar un color rojo, menudo espectáculo teníamos que estar dando.

-Brandon, bajame ahora mismo.-le dije por enésima vez mientras llevaba en esta ocasión mis manos hacia mi falda, que debía de haberse subido y a saber que vistas tenían los de delante.-¡Seguro que se me está viendo todo!

-Tranquila.-dijo mientras notaba como una de sus manos se posaba sobre mi falda, a escasos centímetros por debajo de mi trasero.-Así nadie verá nada... Esas vistas solo me están permitidas a mi.-añadió. El calor invadió mis mejillas de nuevo. No necesitaba verle para saber que en ese preciso momento estaba sonriendo. Volví a asestar un buen golpe contra su espalda.

-¡Eh!-se quejó mientras aminoraba el paso.- Encima que te llevo en brazos... ¿No deberías estar más agradecida?-el tono divertido no abandonaba su voz. Segurísimo que se lo estaba pasando en grande con todo esto. Sabía que tampoco era cuestión de montar un numerito por esto, lo único que me molestaba era ser el centro de atención. Y en ese momento, definitivamente, lo era. Puede que ya no hubiera demasiados chicos por el aparcamiento, pero sí los suficientes para que me sintiera incómoda, y más aun en aquella situación o posión... como se le quiera llamar.

-No es por nada, pero yo no llamaría a esto "llevar en brazos"-añadí mientras volvía a poner los ojos en blanco. Al fin se paró y sentí que se inclinaba para dejarme en el suelo. Cuando mis piés lo tocaron rápidamente me acomodé la falda y pasé los dedos entre mis mechones de pelo, tratando de que volvieran a su posición, algo casi imposible.

-¿Prefieres que te lleve como una princesa?-alcé la vista y vi que se cruzaba de brazos mientras me dedicaba una media sonrisa. Entrecerré los ojos.

-No... Tienes razón, después de todo tú no eres ningún principe. Te quedaste en el estadío de sapo.-en esta ocasión fui yo la que le sonreí a él. Brandon alzó las cejas, tratando de mostrarse ofendido ante mi comentario.

-Creo que alguien quiere que la vuelva a cargar sobre mi hombro...-nada más decirlo se acercó a mí y me cogió por la cintura.

-¡No, no, no!-empecé a reirme mientras trataba de uir de él, pero sus brazos se habían enroscado en torno a mi cintura y pegó mi espalda contra su pecho.

-Si soy un sapo supongo que necesito un beso de mi princesa para convertirme en principe.-susurró contra mi oído, poniéndome la piel de gallina.

-¿Quién ha dicho que soy tu princesa?-pregunté mientras trataba de calmarme. ¿Desde cuando su cercanía me alteraba de esa forma?

-¿Y quién ha dicho que no lo eres?-respondió con otra pregunta mientras la punta de su nariz rozaba mi cuello, lo que me hizo sonreír aun más.

-Por favor... Tanto flirteo me va a sentar mal.-escuché como decía una voz a escasos metros de nosotros. No necesitaba girarme para saber quien era. Dan se acercaba a nosotros con una amplia sonrisa.

Amor vs odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora